Fotos @ozcar
En sus 10 años como profesional, este defensa argentino y seleccionado sirio ha recorrido el mundo y formado una familia que es su prioridad. Dice que le gustaría hacer carrera en la moda, como David Beckham. “Mi familia es lo que siempre me va guiando sobre lo que realmente importa”, resume quien celebra haber sido campeón de Chile junto a Colo Colo.
El argentino Emiliano Amor, de 29 años, recuerda muy bien el momento en que comprendió la profundidad del fervor de los hinchas de Colo Colo en Chile. Era agosto de 2021, en una definición agónica frente a Deportes Melipilla. En el minuto 97, él convirtió un penal que selló la victoria para el equipo que acababa de comenzar a defender.
“Un señor que se llama Luis se tatuó el festejo de ese gol. Fue un penal importante. Lo celebré levantando los brazos, y él se tatuó esa imagen en su brazo izquierdo. Me impactó mucho que alguien se haga eso por un gol, algo que llevará para toda la vida”, recuerda el defensa central de 1,92 metros de altura, todavía conmovido por la pasión que despierta el 34 veces Campeón de Chile.
–Por algo dicen que Chile es Colo Colo.
–Es impresionante. El cariño que muestran en la cancha o cuando voy al shopping siempre me sorprende. Especialmente me impacta cómo me recibieron a mí y a mi familia. Ojalá en el futuro podamos regresar.
–¿Cómo ha sido tu experiencia viviendo acá?
–Muy linda. Sinceramente, me sentí cómodo desde que llegué. Claro, llegué en pandemia, y todo era distinto, había que cuidarse más. Pero en el club, con la gente que lo rodea, me sentí muy a gusto. Estos tres años y ocho meses en Santiago han sido felices. Es como vivir en Disney, por así decirlo. Sé que si salgo a jugar afuera, mi familia estará tranquila y segura acá. Y el club me quiso desde el primer día; yo también a ellos.
–¿Cómo ha sido formar una familia fuera de tu país?
–Sí, sabíamos que en algún momento nos tocaría irnos, lo habíamos hablado con mi señora. Ella siempre me dijo que se adapta a cualquier lugar, y realmente es así. Como familia, nos adaptamos a cualquier sitio. Y aquí fue más fácil porque es mucho más lindo, más seguro. Lolita tenía seis meses cuando llegamos; creció acá y habla muchas palabras chilenas. Después llegó Vito, y con él nos consolidamos aún más como familia. Son momentos que no olvidaremos. La familia es muy importante. Tuve una lesión en medio de todo esto, y en ellos encontré apoyo.
Emiliano Amor comenzó su carrera profesional en 2014, y en solo una década, su pasaporte ha ganado un perfil diverso. Formado en Vélez Sarsfield, tuvo un breve paso por el Sporting Kansas City de EE.UU. en 2018. Luego, jugó en Aldosivi y San Martín de Tucumán antes de llegar a Colo Colo en 2021. Sin embargo, el paso más sorprendente llegó en 2024, cuando fue convocado por la selección de Siria para disputar las eliminatorias al mundial. Su vínculo con su abuela paterna le permitió obtener la nacionalidad siria y destacar en las fechas FIFA de Medio Oriente.
–¿Cómo equilibras la vida familiar y la vida de futbolista?
–Intento salir poco de casa, sinceramente, aunque mi familia, sobre todo Lolita y Vito, me obligan a llevarlos a lugares de juego. También sé que mi señora pasa mucho tiempo sola, así que trato de acompañarla. Soy más casero, disfruto estar tranquilo en casa. Si tengo unos días libres, prefiero no salir, pero Johanna me empuja a conocer lugares. Disfruto mucho jugar con Lolita y Vito, que ahora interactúa más. Así que, realmente, quien me saca de casa es Johanna.
–¿Un futbolista debe ser solo un referente deportivo o también de estilo de vida?
–Yo creo que debe ser deportivo, pero entiendo que estamos muy expuestos, sobre todo aquí en Colo Colo. Querámoslo o no, enviamos mensajes directos e indirectos. A veces, el mensaje directo es comportarse bien en la cancha, pero también importa cómo uno se comporta fuera de ella: cómo tratas a tu esposa, a tus hijos, eso lo ven muchos chicos que te quieren copiar. Intento ser una persona correcta, educada y respetuosa. Por esa línea me manejo yo.
–¿Cuál es tu cable a tierra?
–Ellos: Loli, Johanna, Vito. Mi familia es la que siempre me guía sobre lo que realmente importa. Claro, perder me duele, pero cuando llego a casa y los recibo con una sonrisa o un abrazo, todo es más fácil. Antes no me pasaba eso; el mal humor lo llevaba Johanna, lamentablemente. Ahora eso ha cambiado mucho con los hijos.
–Eres argentino, país de Maradona. ¿Cuánto influye haber crecido con un ídolo deportivo tan grande con una vida privada tan compleja?
–No vi jugar a Diego, pero lo amo por lo que le dio a los argentinos. Imagínate, no lo vi y digo esto. Trascendió el fútbol, unió generaciones, familias y a todo un país; igual que Messi ahora. No somos referentes, pero enviamos mensajes directos e indirectos.
TRANSMITIR VALORES
La altura de Emiliano Amor se impone no sólo en la cancha, sino también cuando se le ve caminar junto a su mujer Johanna Patané (@jobipatane) o jugar con sus hijos Lolita (4 años) y Vito (9 meses). Su figura y estilo sobrio llaman la atención de marcas como Skechers, que lo han invitado a ser embajador.
–Algunos futbolistas también se han transformado en referentes de moda, de estilo. ¿Hay alguno que admires?
–Bueno, sí. Sabemos que el indicado para mirar si quieres estar en estos dos mundos es Beckham. Es impresionante cómo él llevó su marca, cómo llevó su vida también. Sin duda si quieres mirar el mundo de la moda unido al mundo del fútbol, creo que Beckham es el máximo exponente de los futbolistas.
–¿Te gustaría llevar tu carrera hacia allá?
–Sí, me gustaría. Obviamente no lo tenía pensado. Se fue dando de a poco. Mi señora me fue acomodando algunos factores, como a toda pareja (sonríe). Creo que ella también es clave en eso. Yo soy un poco más tranquilo, dejado en esas cosas. Pero cuando ya empecé con ella, cuando te pones de novio para casarte, empiezas a intentar potenciar a tu pareja. Bueno, Johanna hizo eso conmigo.
–¿Cómo se conocieron?
–La conocí en Mar del Plata, éramos vecinos cuando jugaba allá. Como estaba soltero, mis amigos me habían dicho que había una chica bonita en el edificio, pero yo nunca la vi, pese a que estuve ocho o nueve meses. Yo la seguía en Instagram, le daba likes, le dejaba flores en el edificio… y un día ella me escribe para pedirme una entrada para su tío. Ahí dije: “Ya está, es mi oportunidad”. Ella me aceptaba videollamadas, pero no reunir- nos. Hasta que un día le puse como un ultimátum, diciéndole: “Si no nos vemos, no hablemos más”. Y ese momento creo que fue un clic, nos vimos, la pasamos bien, disfrutamos. Recuerdo que ella llegó a casa, con cosas de cocinar por miedo quizás a que yo la besara o algo más; pero no, yo en eso soy bastante caballero. Yo no quería nada en la primera cita. Sí quería algo serio con ella.
–¿Cuáles son tus sueños para el futuro?
–En lo personal, que mi familia esté bien. Vito está creciendo bien. Quiero que Lolita sea feliz como lo es ahora. Obviamente intento inculcarle a mi hija los mejores valores, a cómo defenderse, a cómo decir que no, a cómo relacionarse. A veces tengo mucho miedo por ella, por cómo está el mundo.
–¿Y a nivel deportivo?
–Estoy jugando en la selección de Siria hasta 2027, faltan dos años. Esa selección está en proceso de crecimiento, con muchas cosas para mejorar. En 2027 tenemos la Copa Asia y me gustaría hacer una buena participación ahí, creo que sería muy importante para mi carrera. Y después, en tema clubes, por ahora tengo una relación con Colo Colo que no sé si va a dar o no la renovación, pero siempre les voy a agradecer estos tres años y 8 meses que he pasado acá. Siempre la gente y los directivos de Colo Colo estuvieron en los mejores momentos, compartiendo conmigo copas, torneos, supercopa, goles, etc. Pero también estuvieron en los malos. Cuando pasé el tema de lesión, que fue una lesión muy grave, estuvieron todos al lado. Entonces, siempre, de por vida tendré esta gratitud.