El tiempo que hay que dedicar al ejercicio físico para cuidar la salud mental es el mismo que recomienda la OMS para cuidar la salud. Y es que no hay salud sin salud mental.

Traducido a número, esto es, entre 150 y 300 minutos a la semana de ejercicio moderado. O, entre 75 y 150 minutos de ejercicio intenso. Tiempo que puede ser repartido en dos o tres sesiones semanales, ojalá combinando diferentes disciplinas. Así lo explica la neurocientífica Nazareth Castellanos en su libro Neurociencia del cuerpo, en el que dedica uno de sus capítulos a la relación que hay entre el ejercicio físico y la salud mental. Y cómo la primera tiene la capacidad de promover el bienestar emocional así como la salud física del cerebro.

Cómo afecta el ejercicio a las neuronas

Durante la práctica deportiva se liberan endorfinas que mejoran el estado de bienestar. Pero la neurociencia asegura que el ejercicio va más allá de tratar ciertas alteraciones mentales. Y es que a nivel neuronal favorece la neurogénesis o generación de nuevas neuronas. Por lo tanto, la actividad física favorece los recursos cerebrales de la cognición, potencia la plasticidad, la función vascular y disminuye la inflamación.

Cuánto hacer para reducir la ansiedad

Muchas personas dicen que hay que hacer deporte para liberar estrés, pero ¿cuánto es realmente? La ciencia ha medido que se trata de un 15 y un 25%, explica Castellanos en su libro. Por lo mismo, hay investigaciones que afirman que las personas sedentarias tiene un mayor riesgo de sufrir depresión. Es más, cada vez son mas los centros de salud mental que integran el ejercicio físico como parte de su protocolo.

Cuidar la postura ¿cómo puede influir en la salud mental?

La postura cambia el estado de ánimo, y también la manera en la que se percibe la realidad. Según un estudio de 2014, una buena postura con la espalda recta facilita la memoria. Mientras que una posición encorvada puede hacer que se recuerden menos cosas e, incluso, en un tono negativo.

Castellano dice en su libro que “el cuerpo es una bisagra que nos permite migrar de un estado a otro. Así como el cerebro interpreta la postura para inferir sobre nuestro estado, un cambio de postura puede contribuir a volcar una situación”. Por lo tanto, si se toma consciencia de la postura, estás potenciado emociones positivas. “Darse cuenta de la propia postura a lo largo del día podría convertirse en un aliado de la salud mental, otra herramienta que la mayoría desconoce y que quienes la conocemos no siempre incorporamos”, sostiene Castellanos.