En los últimos meses, la familia real británica ha tenido considerables bajas dentro de sus líneas. Y esto, ha tenido como consecuencia que otros miembros de la realeza tomen protagonismo, como el príncipe Andrés.
Este fin de semana, se llevó a cabo el servicio conmemorativo del fallecido rey Constantino de Grecia, que se llevó de controversias luego de que el príncipe caído en desgracia liderara a la familia real en el evento social.
El duque de York, de 64 años, sonreía abiertamente mientras caminaba por delante de un grupo que incluía a su hija y a la de Fergie, la princesa Beatriz y a la princesa Ana.
Jack Royston, experto en realeza describió la situación como “ridícula” y “un gran error”, enfatizando la necesidad de supervisión en los compromisos públicos del príncipe Andrés.
“Andrés habrá estado súper feliz”, dijo una fuente cercana. “Puede que no sea un miembro de la realeza que trabaja, pero siempre ha creído que es un miembro válido e importante de la familia real, y nada ha cambiado”.
La decisión del príncipe Andrés de liderar la representación real en el servicio conmemorativo del rey Constantino, según reporta BTimesOnline, ha reavivado los debates sobre su “idoneidad” para deberes públicos.
Su aparición, junto a su exesposa Sarah Ferguson, marca una de sus pocas salidas públicas desde su acuerdo legal hace casi dos años. Críticos, incluidas las víctimas de Epstein y analistas legales, cuestionan la decisión de la realeza.
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Según Daily Mail la aparente firmeza en su lenguaje corporal, fue interpretada por algunos como un intento de recuperar autoridad dentro de la familia. Lo que ha provocado discusiones sobre la dinámica de poder y la percepción publica.