Ocurrió durante la Gran Depresión de 1930 y también en medio de la Segunda Guerra Mundial; las ventas de labiales -en especial los de color carmesí- se dispararon. La teoría más difundida para explicar este fenómeno es que, en tiempos difíciles, una boca roja ayuda en la autoestima y sube el ánimo. Hipótesis nada descabellada si tomamos en cuenta que, durante el conflicto internacional, el mismísimo Winston Churchill ordenó el cierre de todas las fábricas de cosméticos, pero permitió la producción de labiales. La explicación era sicológica; el primer ministro británico pensaba que ese detalle serviría para mantener en alto el ánimo de las mujeres que se enlistaban y también de las que se quedaban en sus casas.

No es la única tesis. Leonard Lauder, hijo de Estée Lauder, planteó que las ventas de labiales suben en tiempos difíciles, porque muchas mujeres reorganizan sus gastos y, ante la imposibilidad de comprar zapatos o carteras, por ejemplo, optan por un objeto económico que les otorgue satisfacción, seguridad y confianza y que, al mismo tiempo, se convierta en una pequeña distracción diaria.

Lo curioso es que no era un economista quien se dio cuenta del alza en la venta de los labiales; fue el novelista y ensayista Aldous Huxley, autor de “Un mundo feliz”, y lo planteó en 1937. La teoría no sólo es válida en tiempos de crisis, también han aumentado las ventas en medio de catástrofes. Tras el atentado a las torres gemelas en Nueva York, por ejemplo, la compañía Estée Lauder registró importantes alzas en las ventas de labiales.

Aún es temprano para analizar las cifras económicas en medio de la pandemia del coronavirus, pero todo parece indicar que, una vez más, se confirmará el “fenómeno lipstick”; según el sitio Alibaba, la venta de labiales de algunas marcas se ha multiplicado por 7 durante la pandemia. Un dato no menor considerando que Alibaba es una empresa China, el país donde partió el brote del coronavirus.

Lo más llamativo -y que no ha ocurrido en otras crisis históricas- es que gran parte de las personas hoy usan una mascarilla y, lógicamente, el labial se ve poco. Pero todo podría tener una explicación; en la misma compañía asiática creen que esto se debería a que, como mucha gente se aburre, quizás están mejorando sus destrezas de maquillaje en casa. Como sea, parece ser que los labiales son un medio de escape. No por nada existe el dicho “al mal tiempo, buena cara”.