Son sólo 93 minutos. Media hora en que la que uno se queda con el corazón destrozado. Gracias a videos enviados por amigos y familiares de las víctimas, excelentemente editados por Jenny Popplewell, se cuenta, sin alocuciones, la historia detrás de un escalofriante y mediático crimen: el 13 de agosto de 2018 Chris Watts mató a su esposa, Shanann, quien tenía 15 semanas de embarazo. Con el cuerpo frío en su auto, llevó a sus dos hijas pequeñas, Bella y Celeste, de 4 y 3 años respectivamente, a un sitio alejado de casa. En el camino, las niñas sin entender mucho, le preguntaban qué le había pasado a mamá. Chris se bajó del auto, las asfixió y tiró sus cuerpos a un enorme tanque de petróleo. Y a Shannon la enterró en esa propiedad.
Chris Watts está condenado a cinco cadenas perpetuas, sin posibilidad de libertad condicional. Según sus cercanos, tras las rejas supo de la existencia del documental y habría dicho que no lo vería porque, supuestamente, siente vergüenza de lo que hizo.
Una vergüenza que no sólo tiene que ver con la crueldad de sus asesinatos. Como si el dolor que causó no hubiese sido suficiente, en su primera confesión Chris admitió haber matado a su mujer, pero ensució su nombre diciendo que lo hizo porque ella había asesinado antes a las niñas…una tesis que sostuvo hasta que se inició el juicio.
Finalmente, para evitar la posible pena de muerte, Watts admitió la verdad.
El documental parte cuando se sabe que Shanann está desaparecida; un vecino y una amiga desconfiaron inmediatamente de él y grabaron el momento en que Chris llega a su casa y finge ante la policía estar muy preocupado. “Si alguien las tiene, sólo tráiganlas de vuelta, necesito verlas a todas”, dijo horas después en la televisión.
Luego la película relata cómo comenzó la relación amorosa entre Chris y Shannan. Y se muestran imágenes y videos que Shannan subía a sus redes donde aparecía feliz. Si bien, desde que aparece el nombre del documental se sabe cuál será el desenlace, todo el tiempo se pregunta por qué Chris lo hizo. Porque, como todo psicópata, él no aparentaba ser lo que en verdad es…
Más allá de las dudas razonables que surgían en su relato, la policía no tenía pruebas contra él. Hasta que Chris, muy seguro de sí mismo…aceptó someterse a un detector de mentiras. Y ahí ya no hubo vuelta atrás. Otro acierto del documental es mostrar las grabaciones de esos interrogatorios.
Los detalles son conmovedores y, después de ver el documental, es inevitable que nos quede dando vueltas esa imagen en que la pequeña Bella le canta una canción: “Mi papá es un héroe. Me ayuda a crecer y ser fuerte. Eres un héroe de pies a cabezas”. Una imagen que se mezcla amargamente con el momento en que él relata que su hija, segundos antes de morir, le pregunta si le va a hacer lo mismo que a su hermana y le dice “Papi, no”.