Revista Velvet | De todo un poco: “Soy la hermana de al medio, es decir, ‘el jamón del sándwich'”
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De todo un poco: “Soy la hermana de al medio, es decir, ‘el jamón del sándwich'”

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De todo un poco: “Soy la hermana de al medio, es decir, ‘el jamón del sándwich'”

POR Pilar Martínez | 21 julio 2024

Soy la hermana de al medio, es decir, ‘el jamón del sándwich’. Una ‘especie’ que hoy parece estar en peligro de extinción. Y no exagero, son hechos, de acuerdo con el informe del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que señala que la tasa de fecundidad en el país alcanza un promedio de 1,3 hijos por mujer.

Durante la infancia, en general, no tuve problema con ocupar ese lugar. Las peleas, celos y rivalidades aparecieron en la adolescencia, etapa en que notas diferencias y comparas. Algo que se hizo frecuente cuando hay edades próximas, como fue mi caso.

Mi hermana mayor siempre se portó bien, era estudiosa, responsable, ordenada, súper deportista y entró a estudiar a la Universidad Católica.

El menor nació siete años después que yo y se llevó todos los títulos: el primer hijo, nieto y primo hombre. No era tan estudioso ni bien portado, pero tenía estatus de “único varón” y con eso era imposible competir.

Con mi hermana peleamos por todo, ya fuera el baño, la ropa, el teléfono, la TV, la ventana del auto, etc. ¡Menos mal que nunca nos gustó el mismo hombre! Nos pegamos, nos tiramos el pelo y nos dijimos las cosas más espantosas; incluso, llegué a cuestionarme ser adoptada de tanto que me lo repitió.

Debo hacer la salvedad de que mis papás nunca nos compararon, es más, alababan mis “diferencias”. El problema lo tenía yo porque envidiaba las habilidades de mi hermana y culpaba al menor por destronarme. Me costó años entender que nos querían por igual, que cada uno era distinto y no mejor ni peor que el resto.

¡Cuántas veces desee haber sido hija única! La fantasía de ser la preferida indiscutida, no tener que compartir mis cosas y el cariño de mis papás.

Como eso era sólo un sueño –privada del privilegio de ser la mayor y desplazada de la posición de “menor” que alguna vez ocupé– tuve que encontrar el lugar desde donde destacar. Creo que a ese desafío se debe mi personalidad extrovertida, teatral y también mi humor.

En el camino tuve que aceptar que tenía otros talentos. No me destacaba en el estudio ni en el deporte, mis habilidades y fortalezas eran otras. Los segundos tendemos a esforzarnos más porque hay que alcanzar a un competidor que comenzó antes la carrera y por eso estamos obligados a desarrollar una gran flexibilidad y capacidad de adaptación.

Con la madurez que dan los años pude ver que ser “la del medio” supuso más de una ventaja: somos buenos negociadores, más sociables, autónomos y creativos.

Sí, tenemos fama de conflictivos y rebeldes, pero es porque buscamos la justicia; somos más inconformistas y revolucionarios.

Por supuesto que el orden de nacimiento afecta la vida de los del medio, no porque que seamos los “invisibles” u “olvidados”, como se cree. Todo lo contrario, somos tan significativos que hasta tenemos un día en el que se conmemora a nivel mundial nuestra posición (cada 12 de agosto). Pero, por sobre todo, somos y seremos siempre ¡la mejor parte que tiene un sándwich!

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