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240k de seguidores tiene la cuenta de Instagram holandesa @tussenkunstenquarantaine. Esta enorme fanaticada se explica por su original propuesta en tiempos de encierro; el primer día en que los Países Bajos entraron en cuarentena, propuso a su audiencia recrear en sus casas pinturas históricas, pero sin pinceles ni acuarelas, sino fotografiándose ellos mismos con vestuario y decoración ad hoc. Y, casi con la misma rapidez del coronavirus, la original idea se convirtió en un viral que llegó a países como Francia, España, Estados Unidos e Inglaterra, entre varios otros.
Citando o no a los impulsores del concepto, hoy, en diferentes rincones del mundo, miles de personas practican el más cool de los hobbies pandémicos. Por supuesto que, entre los ‘plagiadores’, están lo que se lo toman muy en serio la labor e intentan replicar de manera idéntica las imágenes; y otros que reinterpretan la obra con detalles divertidos, más rupturistas si se quiere. Y bueno, siempre habrá artistas clásicos y otros vanguardistas…
La idea rememora el Tableau Vivant, expresión artística francesa del siglo XIX, donde las personas se disfrazaban y posaban para imitar una pintura. En el siglo XX, el cine también recibió la influencia del ‘tablero viviente’; el ejemplo más maravilloso es el de Luis Buñuel, quien, en su película “Viridiana” filmó una escena que emula “La última cena”, de Leonardo Da Vinci. Hoy el concepto artístico reaparece de la mano de las redes sociales y se viraliza rápidamente. A cada siglo lo suyo.
