Desde que Constanza debutó en la serie “BKN”, su hermana Romina –cuatro años menor– fue su partner tras bambalinas. Su madre siempre alentó este compañerismo. Aunque Coni estudia ingeniera comercial y Romi es psicóloga, hacen publicidad “y todo lo demás” juntas. En esta oportunidad participaron de esta producción para Velvet junto a la marca de cuidado capilar Nuggela & Sulé, que acaba de llegar a Chile desde España.
Cuando nació Romina, Constanza Piccoli tenía cuatro años. “Estaba muy celosa. Mi mamá se tuvo que quedar varios días en la clínica y la Romi también, porque fue prematura. Yo no lograba entender en mi cabeza el que mi mamá no durmiera en la casa, eso para mí era rarísimo. Hice show, porque yo quería dormir en la clínica y no me dejaban. Pero después de eso, no tengo recuerdos de celos”, cuenta la ex integrante de la serie “BKN”, hoy estudiante de ingeniería comercial.
Y Romina dice que, por eso, sus padres dejaron que su hermana le pusiera su segundo nombre: Macarena.
–¿Te gusta el nombre que te puso?
–No me gusta nada la verdad, jaja. Pero me salvé de la “maldición” del segundo nombre de la familia, que es el nombre de mi mamá: Patricia.
En ese momento, Constanza agrega: “Mi hermano se llama Fernando Patricio; yo me llamo Constanza Patricia; entonces a la Romi le tocaba Romina Patricia, pero se salvó”. “No me gusta Macarena”, insiste Romi, “pero es mejor que Patricia”.
Las hermanas Piccoli cuentan que esta complicidad y fuerte compañerismo se lo deben a su madre. “Hasta el día de hoy, para ella es fundamental que nosotras no estemos peleadas. Si eso pasa, mi mamá se muere. Lo hemos estado, pero no hemos pasado tiempo peleadas, nunca. Mi mamá no soportaría esa idea”, dice Coni y recuerda cómo fue su vida familiar cuando ella entró a la televisión a los diez años de edad.
“La única oportunidad de que yo estuviera en la serie, y en cualquier trabajo, era que ella me acompañara a todas partes. Me cuidaban mucho, sobre todo porque era un ambiente de puros adultos. Para mi mamá era súper importante estar siempre presente, entonces la dinámica cambiaba, porque en la semana la Romi se quedaba con nuestra nanita y los fines de semana se quedaba con nuestro papá o me acompañaba a grabar. La Romi en ese tiempo tuvo menos mamá presente en el sentido físico”, comenta.
“Eso a mí”, recuerda Romi, “no me importaba tanto, pero había menos espacio para ir a cosas de mis amigos a esa edad. Por lo mismo yo me relaciono con gente mucho más grande que yo (…) Me agrandé un poco y, a la vez, maduré. Lo siento como un beneficio. Obviamente era entretenido, era algo demasiado diferente, demasiado entretenido. A veces tenía miedo porque era extraño estar en esos sets de grabación, pero lo disfrutaba porque estaba con mi hermana”.
–Coni, ¿te arrepentiste alguna vez de haber entrado al mundo de la TV?
–Mira qué loco, mi mamá me hizo esta pregunta hace una semana atrás. Me dijo: ‘hija, ¿te arrepientes de algo de lo que hiciste respecto a tu trabajo?’. Lo pensé y le dije: ‘no’. Porque en verdad nunca lo pasé mal. Para mí era divertirme, a pesar de que había un contrato. Había pega y horarios y estaba cansada, sí, pero nunca lo pasé mal. Para mí era lo más entretenido del mundo, entonces me desarrollé en eso. Hoy en día estoy aquí por eso. Sería malagradecida si me arrepintiera. No cambiaría absolutamente nada.
SIEMPRE “CRUELTY FREE”
Como hermanas cómplices e influencers, lógicamente comparten entre sí secretos de belleza. Constanza cuenta que cuando descubre algo, lo primero que hace es mandarle un video a Romina y decirle ‘mira esto que encontré’. “Si yo encuentro algo bakán, compro dos y le paso uno, y así”, agrega Romina.
–Y cuando viajan tienen tiendas favoritas como Sephora, por ejemplo.
–Constanza: No tanto, pero sí compramos cosméticos cruelty free.
–Romina: Somos fanáticas de los animales, somos rescatistas, tratamos de cuidarlos a ellos. Es algo que nos une demasiado.
–¿Siempre tratan de tener maquillaje cruelty free?
–Constanza: Para nosotras es una condición; no podría usar ni para el pelo ni para la cara algo que fue testeado en un animal que sufrió para que yo me ponga eso. Para mí no tiene ningún sentido.
–Romina: Es muy retrógrado.
–Constanza: Sí, y además se deberían testear en los seres humanos en vez de los animales, porque por último los seres humanos tienen el raciocinio de decir ‘quiero o no testear esto en mí’. Tienen la voluntad. Para mí eso es maltrato. Y yo voy en contra de cualquier tipo de maltrato.
–Hace cinco años costaba encontrar productos cruelty free, hoy hay más oferta.
–Constanza: Sí, es que hace cinco años no existía la conciencia que hay hoy en día.
–Romina: En verdad hoy en día son pocas las marcas que testean. No es necesario elegirlas.
–Constanza: En los centros de estética yo siempre pregunto y te dicen ‘sí, esto es vegano o esto es cruelty free o no es testeado en animales’, lo que es súper importante. Hay tanta tecnología hoy en día, que no es necesario utilizar animales.
–¿Esa decisión la tomaron en conjunto?
–Romina: Sí, transicionamos más o menos en conjunto. Y dejamos la carne más o menos al mismo tiempo. Yo dejé algunos productos de belleza en la medida de lo posible porque tengo dermatitis y psoriasis: hay marcas que testean y tengo que usarlas por un tema de salud. Pero sí transicionamos justo antes del estallido social.
–Constanza: Dejamos la carne y nos dimos cuenta de que no habíamos averiguado que habían opciones de maquillaje (cruelty free). Nuestro estilo de vida cambió. Si yo tengo algo de cuero en mi closet es porque lo compré hace más de cinco años. Hoy no me compraría ni una chaqueta ni zapatos de cuero. Hay unas imitaciones que son aun mejor que el cuero. Entonces ese estilo de vida me hace sentir como en paz.
EL TESTEO DE NUGGELA & SULÉ
Recientemente las hermanas Piccoli probaron el famoso “Champú Premium” y el Supra Acondicionador de cebolla morada de la marca española Nuggela & Sulé. Y les encantó.
–Constanza: ¡No tiene ningún aroma a cebolla!
–Romina: ¡Es exquisito! Tengo psoriasis y quedé impresionada con el resultado. En general se me inflama el cuero cabelludo después de lavarme el pelo y no me pasó nada, estaba fresquito, me quedó exquisito.
–Constanza: Como que le da peso.
–Romina: La textura es como miel. Lo activas con las manos y no saca mucha espuma.
–Constanza: A mí lo que más me impactó es que el acondicionador se puede echar desde la raíz, no solo desde las puntas. Yo llevo dos lavadas de pelo y perfecto, no sentí el pelo raro o que quedara graso. Súper bien. Me encantó en ese sentido. Y el formato es muy bueno porque también tiene un dispensador con ampollas, es como súper completa la línea.
–Romina: Yo no sabía que la cebolla tenía tantos beneficios. Cuando lo probé por primera vez, decía ‘por favor que no huela, que no huela a cebolla’, porque la cebolla no me gusta. Y nada. Huele súper rico. Muy buen invento.
–¿Qué secreto de belleza darían?
–Constanza: Yo no aguanto lo del último chorro de agua helada en el cuerpo, pero sí me doy el último chorro con agua helada en el pelo. Y recomiendo no usar secador a menos que sea invierno. Creo que queda más brillante sin secador.
–Romina: En mi caso sí uso secador porque la humedad no es buena para mi psoriasis. Recomiendo el skin care, hidratarse con lo que tengas, y sacarse el maquillaje. Por ejemplo, si yo me maquillo en la mañana, a medio- día me hidrato de nuevo porque así me limpio los poros. Si no, se pega todo en tu carita.
–Constanza: De hecho, teniendo un buen skin care, no necesitas base, solo usar un buen corrector de ojeras y una máscara de pestañas, y menos productos a diario.
Tras esta entrevista, Constanza y Romina se fueron de vacaciones al sur junto a sus dos perritos salchicha que parecen clones. Curiosamente no son parientes. Coni tiene a Bambo desde hace ocho años, y Romi vio a Cano hace dos años en una página de adopción y le recordó inmediatamente a Bambo. “Tiene 12 años. Ahora es un abuelito feliz. No sabíamos cómo se iban a llev.ar. Y se aman”, dice Romi mientras Bambo besa con pasión a Cano. “Eso nos hace estar demasiado juntas, porque ellos también tratan de estar juntos. Estamos todo el día juntas, no hay día en que no nos veamos”, concluye.