Revista Velvet | Cómo ayudar a los niños a desarrollar el autocontrol
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Cómo ayudar a los niños a desarrollar el autocontrol

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Cómo ayudar a los niños a desarrollar el autocontrol

POR equipo velvet | 30 noviembre 2020

La capacidad de dominar nuestras necesidad y emociones no es algo con lo que se nace, lo aprendemos a lo largo de nuestras vidas. Por lo mismo, es completamente normal que a los más pequeños de la casa el concepto de autocontrol les resulte algo difícil de manejar. Sin embargo, los expertos tienen algunas sugerencias y recomendaciones para trabajarlo en conjunto.

Manejar emociones e impulsos no es algo fácil y el autocontrol requiere de ciertos requisitos. No se puede pretender que un niño de tres años comprenda sus emociones, tome decisiones racionales, sepa cuándo inhibir sus impulsos o se tranquilice sin ayuda de un adulto. Para eso se requiere experiencia y referentes.

El autocontrol es la capacidad de control o dominio sobre uno mismo, por lo tanto, una habilidad que se aprende y, como tal, debe ser incentivada. Si a un adulto le cuesta pasar frente a una vitrina de brownies, hay que imaginar lo que pasa por la mente de un niño. Aprender a inhibir, o bien, a calmar necesidades no es algo fácil. Y muchas veces requiere de resistirse a ciertas tentaciones o impulsos.

No solo los adultos tomamos desiciones en “caliente”, los niños también. Y, según los expertos, la única diferencia, es que los adultos tienen la experiencia que los más pequeños no. Además, diferentes estudios coinciden en que la genética está relacionada con el poder de autocontrol, así como también la inmadurez de la corteza prefrontal, propia de los recién nacidos y niños pequeños. Por lo mismo, es muy importante que desarrollen esa capacidad, ya que está directamente relacionada con su relación con los demás y su vida en general.

Hace tiempo veíamos a Kylie Jenner dejando a su hija Stormi frente a una fuente de dulces. En el video le dice que espera a que ella regrese para sacar uno. El “desafío” a la pequeña se hizo viral, pero en la práctica ese challenge tiene un autor. Se trata del test de la golosina creado por el reconocido psicólogo Walter Mischel en la década de los ’60. Mischel confesó que él tenía problemas de autocontrol, por lo que se dedicó a investigarlo durante su vida.

En su investigación, descubrió que los niños de tres años rara vez aguantan la tentación durante los 20 minutos que el adulto estaba fuera de la sala. Y, a partir de los cuatro o cinco, recién comenzaban a superar la prueba. El resultado era evidente. A menor edad, menor desarrollo de la corteza prefrontal, por lo tanto, mayor probabilidad de dejarse llevar por los impulsos y no por la razón.

¿Cuál es la función de la corteza prefrontal? Está relacionada con la percepción y expresión de emociones, así como a la capacidad de motivación del ser humano, el control o inhibición de las respuestas dadas al medio y la capacidad creativa.

Sin embargo, Mischel no se detuvo solo en aquellos primeros resultados. El experto hizo un seguimiento de estos niños por años y volvió años después, tanto en la adolescencia como de adultos, para ver cómo manejaban su vida. Entonces descubrió que aquellos niños que pasaron el test de la golosina eran más sociables, mostraban mejores resultados académicos y puestos de trabajo, y tenían una mayor capacidad de autocontrol. y regular sus emociones.

Entonces, ¿cómo potenciar el autocontrol?

1. Tras el estudio, aquellos niños que superaron el test, le confesaron a Mischel que pensar fríamente y concentrarse los había ayudado a no caer en la tentación.

2. Usar el “si…entonces”. Explicarles a nuestros hijos la secuencia positiva del hecho. “Si haces la tarea temprano, puedes salir a andar en bicicleta”.

3. Concientizar las consecuencias de lo que hacemos, y que llevar cierto impulso a cabo, puede no tener el efecto que esperaban. Como comerse un chocolate el día que se comienza una dieta. Por el contrario, ser consciente del autocontrol será más satisfactorio.

4. El autocontrol se aprende, no se nace con esa capacidad. Por lo tanto, lo aprendemos de nuestros cercanos. La corteza prefrontal es muy inmadura en guaguas y niños pequeños. Es la paciencia, cariño y perseverancia de los adultos lo que los ayudará a desarrollarla.

 

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