Revista Velvet | Columna: De todo un poco, la nueva maternidad
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Columna: De todo un poco, la nueva maternidad

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Columna: De todo un poco, la nueva maternidad

POR Pilar Martínez | 18 mayo 2023

El número de hijos que tuvieron nuestras abuelas y bisabuelas es muy diferente. Así, por ejemplo, en 1960 las mujeres en promedio tenían cinco hijos (5,49), hoy la cifra apenas llega a 1,6 hijos.

Hace exactamente 21 años fui mamá por primera vez y, son tantos los cambios, que me parece como que hubiera sido hace un siglo. A los 25 pensaba que a los 40 sería un adulto mayor. En cambio hoy, los 50 son los nuevos 40. Y cada día son más las que deciden ser madres incluso con casi medio siglo de vida.

Desde la incorporación de los métodos anticonceptivos, junto con las mayores posibilidades de desarrollo educacional, laboral y profesional, los nacimientos en nuestro país han presentado una sostenida reducción. A eso se suma el alto costo de tener hijos, el aumento de la participación de la mujer en el mundo laboral y la dificultad que tienen algunas para conciliar su vida familiar con la laboral.

Según las estadísticas del INE, Chile se ubica cada vez más cerca de las naciones que presentan las tasas de natalidad casi estancadas. Tal como las de países de la Unión Europea. El número de hijos que tuvieron nuestras abuelas y bisabuelas es muy diferente al que una mujer en Chile tiene en la actualidad. Así, por ejemplo, en 1960 las mujeres en promedio tenían cinco hijos (5,49), hoy la cifra apenas llega a 1,6 hijos.

A las madres de hoy las veo en RRSS perfectas, regias y flacas, incluso después de parir (¿serán los retoques o los filtros?). Con niños que nacen cada vez más por partos naturales o “respetados”, que duermen en su cuna colecho de corrido toda la noche y felices (sin pataletas). Con sus collares de ámbar para que no le duelan los dientes (adiós al cochayuyo), comiendo productos orgánicos, sin colorantes ni azúcar.

Pareciera que esta generación de guaguas fuera más sana, que no conociera el virus sincicial, el sarampión, los adenoides, el asma y todas las “itis” existentes. Los virus de moda hoy son la influenza y el Covid. Así también el algodón Pima y el lino reemplazó a las bordadoras de Conchalí.

Lo que me da pena hoy es ver a guaguas y niños con un celular o un ipad embobados en vez de jugar o conversar, yo salía llena de juguetes y cuadernos con lápices para que se entretuvieran. La dificultad para adelantar una película o esperar paciente a que dieran el monito animado que querían ver (en una TV compartida además), fue de gran ayuda para cultivar la tolerancia y la paciencia en las generaciones pre internet o TV satelital.

Mi época pre y posparto fueron lejos las menos sentadoras. Ojeras y kilos de más, ojalá hubiera existido photoshop, la crioterapia, la radiofrecuencia y todas las tecnologías que existen hoy. Ni hablar de la ropa maternal antiestética, que agudizaba los síntomas de depresión. Era de la época del extractor de leche manual (que te dejaba con tendinitis), de los monitores sonoros y con interferencias, del aparatoso coche Graco que apenas cabía en la maleta del auto.

Me da vergüenza reconocer que muchas veces en el apuro les di Coca Cola en mamadera y que los desterré lueguito de mi pieza para practicar el famoso método “Duérmete niño”. Tuvimos que soportar horas de llantos que podían terminar en vómitos o con la guagua transpirada, afónica y uno con una angustia y culpa espantosa, ya que además no existía el Rize ni el Ravotril.

Reconozco también que hice turnos de colegio con el auto repleto de niños sin cinturón (recién aparecían los de 3 corridas), hoy eso es impensable y multado.

Mis idas al supermercado eran llena de niños, que querían todo lo que veían. Terminaba con el carro completo, haciendo colas eternas en las cajas y usando bolsas plásticas a destajo.

Debo decir que si hubiera existido Cornershop todo habría sido diferente. Cuánto tiempo y plata hubiera ahorrado comprando las cosas del supermercado, de la farmacia, los regalos, útiles de colegio y mucho más.

Pero así y todo me da añoranza recordar esos años, no cambiaría nada de lo vivido porque de todas esas experiencias hoy tengo 4 niños maravillosos y que adoro.

Ser madre hoy podrá tener muchas diferencias, cosas mejores, peores, pero al fin y al cabo, ser mamá es lo mejor y no cambiaríamos este rol por nada del mundo.

El Día de la Madre no debiese durar sólo 24 horas, hay que celebrarla todos los días.

Felicidades para mí y para todas la que fueron, son y serán mamás.

@pilarmartinezn

Ingeniera comercial y socia de Basyco, oficina de arquitectura, asesoría y gestión inmobiliaria. Desde siempre le ha gustado escri- bir y hoy es parte de Velvet con su columna “De todo un poco”. Título que la representa al 100%, dada su versatilidad. Esperamos que su opinión y mirada sobre distintos temas nos sigan acompañando por mucho tiempo más.

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