Revista Velvet | Cate Blanchett y el estreno en Venecia que la podría llevar a ganarse un nuevo Oscar
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Cate Blanchett y el estreno en Venecia que la podría llevar a ganarse un nuevo Oscar

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Cate Blanchett y el estreno en Venecia que la podría llevar a ganarse un nuevo Oscar

POR Carlos Loyola Lobo | 01 septiembre 2022

Si en septiembre de 2020, Cate Blanchett presidía el jurado del Festival de Cine de Venecia, dos años después, la actriz vuelve al Lido para competir en una edición que promete estar repleta de grandes películas y nombres estelares. Tár es la esperadísima película de Todd Field, que retoma la dirección 15 años después de triunfar con Little Children. Lydia Tár, el personaje al que Blanchett interpreta, es una directora de orquesta en pleno apogeo profesional, pero también una mujer cuyas sombras quedan acentuadas por el mundo en el que se mueve.

“Todd me llamó por teléfono para decirme “Tengo un guion”. Y en general suelo ser lenta. Tengo mil cosas en las que pensar y tardo dos semanas en leer un guion, pero este lo devoré en 24 horas. Fue muy visceral. Sentí que trataba sobre algo que afectaba a mi cuerpo y a mi espíritu. Aquello, unido al deseo de trabajar con Todd, fue decisivo a la hora de convencerme”, cuenta la actriz al preguntársele cómo fue que decidió embarcarse en este proyecto

Y cabe por añadidura preguntarse cómo es que Cate Blanchett se prepara para interpretar a una directora de orquesta. La actriz ganadora de dos Oscar dice que: “se lo pregunté a una amiga que lo es y me contó que es un poco como ser el centro del escenario: si no tienes la percepción del espacio, si no lo ocupas, el público no te sigue, no sabe dónde mirar ni te toma en serio. Pero seré sincera: por una parte, estaba aterrada como nunca en mi vida. Cuando levanté el brazo para marcar el ritmo lo hice un poco fuera de tiempo. Pero entonces me di cuenta que necesitaba desesperadamente de los músicos en su apoyo, y que de alguna manera la música fluiría. Aprendí los gestos y soy incapaz de expresar lo maravilloso que es sentir cómo fluye la música. ¡Es una experiencia que engancha!”

Lydia, la protagonista, parece vivir en primera persona todas aquellas grandes cuestiones que hoy dividen a la opinión pública. La primera de ellas, la de la edad y el paso del tiempo. Lydia va a cumplir 50 años, un momento especial en la vida de cualquiera. En ese punto, eres consciente de todo lo que ya has hecho y te preguntas cuánto tiempo te queda por delante y qué hacer con él. Estás en la cúspide de tu vida y de tu carrera. Pero ¿qué ocurre al empezar a descender de la montaña? Siempre hablamos del éxito, pero el camino para llegar hasta allí es, sin duda, mucho más fácil que el del descenso, el del fracaso. Ese es el tema que aborda la película.

La cinta también aborda el tema de la cultura de la cancelación, y Blanchett reflexiona sobre este tema en entrevista para Vanity Fair donde dice que: “hacer cine, música, teatro o arte no es un acto político. Lo que puede llegar a serlo es la manera en que se difunde, se digiere y se procesa, pero su elaboración en sí no lo es. En mi opinión, la reflexión que hay que hacer es otra: ¿qué estudiamos? Soy partidaria de estudiar cómo suceden las cosas en un contexto histórico y de plantear preguntas. Por ejemplo: ¿cómo pensaban las mujeres en una época determinada?, ¿y las personas de razas distintas? Ciertas ideas hoy pueden parecer peligrosas, pero borrarlas y no hablar de ellas puede extremar el peligro, porque entonces estaríamos condenados a repetir los mismos errores. Debe haber confrontación y al mismo tiempo debemos combatir los sistemas que perpetúan los abusos y los prejuicios. Solo mediante estas acciones se puede construir progreso”.

“El personaje de Lydia me hizo pensar mucho sobre lo que se permite y se considera aceptable en la búsqueda de la excelencia. En el arte es necesaria cierta brutalidad, porque si quieres destacar debes tener un juez dentro de ti, ser duro contigo mismo, poseer un fuerte sentido crítico de lo que haces. A quién le importa lo que piensen los demás, es a su interior a quien debe rendir cuentas cualquier escritor, actor, músico o pintor, hasta el punto de exigirse siempre más. Pero esta manera de generar excelencia que hemos utilizado durante décadas ya no funciona porque ahora se pide amabilidad”, termina reflexionando.

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