Por Marietta Santi Fotos Bárbara San Martín
La reconocida actriz ha tenido que correr los últimos tres meses entre los ensayos de “Cabaret” –desde el 15 de mayo en el Teatro Municipal de Las Condes–, grabaciones televisivas y su rol de mamá. Sobre la relación con su hija, dice: “desordeno todo alrededor para que ella tenga todo ordenado y estable”.
Camaleónica, así puede definirse a la actriz Carmen Zabala (34). Y si bien tiene una carrera incipiente en TV, ha sabido transformarse y sorprender, con cada uno de sus personajes. Se fijó en la retina del público como la rubia y malvada Agustina, en “Verdades ocultas” (Mega), teleserie que se extendió por cinco años. Al terminarla, se sumó a la nocturna “Hijos del desierto” donde interpretó a La Gato, una andrógina joven que forma parte de una banda en el Valparaíso de principios del siglo XX.
De pelo corto, ropa de hombre y modales aniñados, conquistó a la teleaudiencia y, de paso, obtuvo el premio Caleuche a Mejor Actriz de Soporte. Su último cambio lo realizó para encarnar a la punkie Mística, una delincuente de pocas palabras en la serie de Netflix “Baby Bandito”.
Ahora enfrenta otra transformación. Se prepara para debutar en un rol soñado para cualquier actriz: nada menos que la mítica Sally Bowles, en la versión del musical “Cabaret” de la compañía Darshan Teatro.
Enorme desafío que ella reconoce con una sonrisa, pero que se encarga de matizar. “Da nervios, claro, pero me parece tan divertido que eso pesa más de lo que me asusta. Además, confío plenamente en el equipo; es una obra grande, un elefante, donde trabajamos muchas personas. Me entrego al equipo como ellos se entregan conmigo. Una no va sola”, precisa.
Sencilla, con una sonrisa dulce y ojos muy oscuros que enfocan siempre a su interlocutor, abre las puertas de su casa una mañana de abril. Sirve café, acaricia a su perra Greta –una bella pastora alemán– y se dispone a conversar mientras sortea una alergia que la hace estornudar.
Cuando escucha que el director de “Cabaret”, Ramón Gutiérrez, confidenció a Velvet que la escogió por su disposición a jugar, a ir más allá de su zona de confort, amplía su sonrisa y respira profundo.
“La capacidad de juego me permite no asustarme tanto, porque hacer este personaje da miedo, pero si uno cae ahí, ¿qué hacemos? Es un personaje que muchas actrices quisieran hacer. Es muy lúdico, tiene muchísima energía, muchos matices. Sally permite jugar un montón”, asegura.
Así como La Gato fue su consagración en la pantalla chica, “Cabaret” puede serlo en el ámbito teatral, donde ha incursionado poco. Ha sido figura en obras musicales como “Bowie” (2016), “Morir de amor”, “Las Madonnas” (2019) y “Concierto para románticos” (2022).
EN LA SENDA DE LIZA
Hoy, Carmen Zabala vive días agitados. Desde febrero se reparte entre las grabaciones de la teleserie “Te doy la vida”, de Mega, y los ensayos de “Cabaret”, programados todos los días de la semana. Además, está trabajando con un coach vocal para cantar temas como “Money-money”, “Maybe this time” o “Cabaret” desde el 15 de mayo sobre el escenario del Teatro Municipal de Las Condes.
Y aunque no podrá cortarse el pelo por sus compromisos laborales, está más que dispuesta a transformarse en Sally Bowles, una cantante que sobrevive en el Berlín de 1929. La versión que protagonizará Carmen no se inspira en la película homónima, de Liza Minelli, sino que recoge la pieza teatral estrenada en 1966.
–Sally es una mujer liberada, capaz de romper cualquier límite. ¿Cómo la lees desde el ahora?
–Como una mujer vanguardista, que no tenía miedo. No pensaba en las consecuencias de las cosas, sino que iba impulsivamente por la vida, para bien y para mal. Creo que es muy adelantada para su época. No le importa lo que digan de ella. Con una personalidad que seduce a hombres y mujeres, para conseguir lo que ella quiere.
–Hay obras que envejecen bien.
–Esta es una de ellas. Uno la puede poner en distintos temas actuales. Si bien “Cabaret” habla de los judíos y del alza del partido nazi, hoy se puede comparar con lo que está pasando en Palestina. También con el mundo queer. Es una obra que no ha dejado de estar vigente y nunca va a dejar de serlo.
–Estudiaste ballet cuando chica. ¿Ocupas la danza para Sally?
–Estudié ballet como 14 años y después estudié teatro, ahí también recuperé el movimiento. Amo bailar, siempre he bailado. Pero en este montaje, si bien hay mucho baile, Sally está pululando más por la actuación y el canto.
–¿Qué ha sido lo más difícil para ti o te ha dado más trabajo?
–El ensamblaje de la voz y el baile. Cantar y moverse al mismo tiempo.
–¿Tienes algún tipo de pudor con el vestuario cabaretero?
–No, me da lo mismo, soy poco pudorosa. No es que ande en pelotas por la vida, pero no me preocupa mientras sea consecuente con lo que uno está haciendo. Y como se trata de “Cabaret”, hay que vestirse en ese estilo.
MAMÁ AL CIEN
Carmen no habla de su vida privada por respeto a los otros, explica. Pero no la oculta. En Instagram ha compartido momentos con su ex, el actor Gabriel Urzúa, padre de su hija Luisa; y también algunas instantáneas con su pareja actual, el también colega Nicolás Oyarzún.
Señala que no le molesta su creciente popularidad, ya que la gente es muy cariñosa con ella. Sólo cuando estaba embarazada se sintió incómoda: “Creo que andaba más arisca. Normalmente las personas se acercan con mucho respeto a decirte que les gusta mucho tu trabajo y si se pueden sacar una foto contigo. Eso se agradece”, cuenta.
–¿Qué te pasa con las redes sociales? Aparecen muchos posteos que hablan de tu vida privada, ¿cómo te afecta eso?
–La verdad es que no pesco tanto.
–¿Te expones a eso, lo miras?
–No, no lo miro. Si te metes a Instagram, obviamente aparecen cosas. Pero afortunadamente salen a destiempo. Por ejemplo, cuando me separé salió harto tiempo después.
–Varias veces has mencionado que tu carrera la ordenas en torno a tu hija.
–La maternidad es lo más importante para mí. Desordeno todo alrededor para que ella tenga todo ordenado y estable, lo más rutinario posible. Y se logra. Yo me doy las vueltas, ando corriendo, mi mamá me ayuda, el papá de mi hija también. Entre los dos hacemos las telarañas habidas y por haber para que ella tenga su rutina, su orden, porque él también es actor. Pero lo logramos súper bien.
–¿Tu hija sabe que eres actriz?
–Sí, y también que su papá es actor. Sabe de La Gato, sabe del Robin, sabe todo. No ve las teleseries, obviamente, pero sabe, porque cuando uno va por la calle la gente te nombra por los personajes. Ella pregunta quién es, por qué se quieren sacar una foto, entonces le explico. Normalmente, cuando estoy con ella no me saco fotos y la gente entiende. Prefiero pecar de cuidadosa.
–Estamos en un mundo convulsionado, ¿sobreproteges a tu hija o le cuentas las cosas?
–Le cuento. No soy una mamá perfecta, probablemente, y soy una súper buena mamá a la vez. Le cuento cómo es la vida, las cosas que pasan, sobre todo porque ya está en una edad en que empieza a entender. Sé que los niños rellenan en su cabecita lo que no entienden, por eso trato de explicarle lo más fácil y simple posible.
Piensa unos momentos y sigue: “Lo que me he dado cuenta en este proceso, de ensayar una obra y grabar una teleserie, es que he logrado armar una forma para que entienda que yo estoy ahí. Con ella”.
–Estar en pareja con un actor, ¿ayuda en todo lo que estás haciendo?
–Funciona mejor que nunca así, con el corazón contento. Así es como mejor funcionan las cosas.
–Fuiste candidata a Miss Chile, estudiaste diseño, cantas y estudiaste ballet… ¿Cómo e ensambla la Carmen de ahora con todas estas otras facetas?
–Es la vida misma, ¿o no? Una no es una sola cosa, es miles. Lo que finalmente forma a las personas son las distintas cosas que hizo en su vida. Podrían haber sido miles más.