En medio de las preocupantes fotografías que se viralizaron hace un par de semanas y que puso en duda su salud, Cara Delevingne reapareció en París.
La modelo de 30 años, asistió a un evento en la Semana de la Moda de París, estrenando diseños de Cara Loves Karl, su nueva colaboración con Karl Lagerfeld. Y además, presentó un nuevo look que le permitió decir adiós a su clásico rubio.
Con un vestido de chaqueta negro y botas hasta el muslo, el look de Cara destacó por su escote V de alto impacto, sus labios rojos y su cabello cobrizo, mientras posaba ante las cámaras.
Las imágenes que alertaron al mundo sobre la salud de Cara
Fue solo a principios de este mes cuando las imágenes de Delevingne en un aeropuerto con una actitud errática se difundieron, comprobando más tarde que tanto su familia y sus amigos se encontraban muy preocupados por ella, e intentaban intervenir sin esfuerzo.
Su amiga cercana, Margot Robbie, fue vista saliendo de su departamento mientras contenía el llanto. Y su hermana Poppy Delevingne, incluso confesó a Stylist que tras todo lo ocurrido en la vida de la modelo no pensó que «estaría viva a esta edad».
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Si bien su asistencia al Festival Burning Man hace algunas semanas habría desencadenado una baja en su salud mental, que se ha combinado con abuso de sustancias (lo que no ha sido confirmado), ha vuelto a salir a la luz una serie de eventos en su vida que podrían influenciar esta faceta en ella.
La herencia del «gen de la adicción»
Según reveló El País, aunque Delevingne creció en el seno de una familia bien constituida y bastante acomodada, los problemas siempre estuvieron presentes. Sobre todo con la adicción a las drogas y la bipolaridad no diagnosticada de su madre Pandora.
La mujer, ahora de 63 años, luchó durante muchos años contra su adicción a la heroina, y le fue incapaz estar siempre presente para la crianza de sus hijos: Cara, Poppy, Chloe y Rupert, quien sufría discapacidad y falleció a los 22 años, un hecho que marcó profundamente a toda la familia, incluida a Cara.
Según Pandora reveló en su libro de memorias, Shadows on my Wall, la adicción y la depresión que sufrió durante su vida la llevó al borde del suicidio. Y por lo visto, la modelo fue quien más resintió estos problemas en su madre, ya que comenzó con problemas bastante pequeña.
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En su infancia desarrolló problemas alimenticios, y más tarde en su adolescencia con una personalidad introvertida y retraída, comenzó a cuestionar su sexualidad y a sufrir depresión, se autolesionaba, se golpeaba la cabeza y se hacía heridas en brazos y piernas.
«Me odiaba a mi misma. Solo quería desmaterializarme y que alguien me barriera», confesó en una entrevista. Delevingne incluso reveló que cree que heredó de su madre «el gen de la adicción», que ha intentando canalizar trabajando de forma casi compulsiva.