Entrevistas

Camila Vallejo: “Me preocupa el fascismo”

Camila Vallejo: “Me preocupa el fascismo”
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Camila Vallejo: “Me preocupa el fascismo”

POR Lenka Carvallo | 10 noviembre 2021

Fotos Pablo Fortín

“Fue un proceso de reflexión de más de un año”, sostiene Camila Vallejo (PC) sobre su inesperada decisión de dejar el Parlamento, al que entró en 2014 como parte de la “bancada juvenil”, catapultada luego de su rol en la Fech como una de las líderes del movimiento estudiantil que en 2011 salió a la calle para exigir el fin del lucro y la gratuidad en los establecimientos públicos de educación superior.

Hoy, luego de dos períodos en el Congreso, la geógrafa decidió bajar las revoluciones. “Era suficiente, no me veía 12 años. Pero no voy a abandonar la política; seguiré trabajando por cambiar Chile…”, sostiene la hoy coordinadora en el comando de Gabriel Boric.

“También habrían razones personales…”, explica. “Me titulé como geógrafa e hice toda mi campaña parlamentaria embarazada. Parí en plena carrera hacia al Congreso. Mi hija nació y yo ya era diputada. He vivido mi maternidad ahí. Adela ahora cumplió ocho años… Entonces me gustaría ampliar mis espacios de formación política y también de crianza”.

–Cuando lo justifica desde lo personal, ¿se refiere a tener más hijos?

–No, no es eso. Me gusta que la maternidad sea deseada, planificarlo. No es llegar y tomar esa decisión; tengo trabajo legislativo, distrital, estoy en el comando de Gabriel, y además sigo un magíster de gobierno, políticas públicas y territorio. Tengo que acompañar a mi hija en el colegio y ayudarla con las tareas… ¡Es mucho! Las mujeres no somos súper heroínas; estamos en una sociedad patriarcal que nos exige tener que demostrar todo el tiempo, cuando no tenemos por qué.

“MI APOYO NO PASA POR ESTAR A LA CABEZA DE ALGÚN MINISTERIO”

A sus 33 años, Camila Vallejo mantiene el mismo rostro juvenil, el mismo pelo largo (ahora con algunas canas) y varios tatuajes en los brazos que reflejan su impronta rebelde. Formó parte de una generación de izquierda junto a Karol Cariola (PC), Giorgio Jackson (RD) y Gabriel Boric (CS). Hoy reunidos en Apruebo Dignidad, la coalición electoral que suma al FA y el PC de cara a las elecciones presidenciales y parlamentarias de noviembre.

–Descartó postular a ser senadora…

–Muchos me preguntaron por qué, pero no cumplo la edad: tengo 33 años y se requieren 35. Pero, aunque los hubiese tenido, tampoco habría dado el paso; creo que el Senado tiene que desaparecer y que exista una sola asamblea de representantes populares. Me consta que ahí se frenan todos los proyectos importantes; me pasó con las 40 horas (dice por la reducción de la jornada laboral), el impuesto a los súper ricos, el royalty minero, el fuero paternal, la ley de que sin consentimiento es violación; y la ley por una vida libre de violencia, que lleva más de tres años esperando…

–Parece difícil que pueda parar un poco las revoluciones si llega a ganar Gabriel Boric…

–Esa discusión será para después… Ahora necesito salir de la primera línea. He estado manejando en quinta por lo menos 10 años de mi vida y ya es hora de pasar a cuarta (ríe). Todo ha sido muy rápido, ni siquiera he podido parar a mirar el paisaje. Quiero andar más lento. No tengo un plan calculado, eso es lo rico de este momento. Me gusta esta incertidumbre, el no saber dónde estaré concretamente el 2022…

–Se especula que ya entonces podría ser ministra, incluso como la primera mujer en asumir la cartera de Interior…

–Han mencionado muchos nombres, también el de Daniel Jadue. Hay harta especulación sobre el futuro gabinete, pero insisto en que esa conversación será después. Ahora hay que ganar y luego Gabriel verá cómo quiere armar su gabinete. Mi apoyo no pasa por estar a la cabeza de algún ministerio, aunque estaré dónde consideren que puedo empujar mejor nuestro proyecto transformador.

–Porque hace más de 10 años que se conocen con Boric y Jackson, desde que encabezaron los movimientos estudiantiles de 2011.

–Hay una cercanía muy grande; compartimos códigos, experiencias, hemos tenido encuentros y también desencuentros sobre cómo abordar de mejor manera la lucha estudiantil. Cuando entramos al Congreso, en el PC optamos por pelear la gratuidad y la reforma dentro del gobierno de la Nueva Mayoría y ellos decidieron dar la pelea por fuera. Estábamos en posiciones distintas, pero con el mismo objetivo. Ahora juntamos nuestras experiencias en un proyecto común. Es bonito eso (reflexiona); nos encontramos después de 10 años para unir fuerzas cuando Chile demanda cambios profundos, cuando estamos en pleno proceso constituyente. Poder ahora destrabar los candados, construir un Estado que garantice derechos sociales, es una tremenda oportunidad y no la podemos farrear.

–También hubo desencuentros cuando el PC estuvo en contra de firmar el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución. Hasta hoy muchos en su partido no perdonan a Boric… Hay una fisura.

–No es una fisura, es debate político y eso es bueno; significa que estamos procesando nuestras diferencias. Lo importante es que fuimos por el Apruebo, que nuestra opción ganó y somos férreos defensores del proceso constitucional. A pesar de la diferencia con el quórum de los 2/3 tenemos acuerdo en que, si eso no ocurre, se pueden abrir procesos dirimentes, lo que obviamente a los del rechazo no les gusta para nada. Pero con el mundo de la izquierda, incluyendo al PS, estamos de acuerdo en que sirve para destrabar las diferencias.

Retoma:

–Mentiría si dijera que no hemos tenido discusiones. No somos un pacto homogéneo, pero tenemos un objetivo común: establecer un Estado garante de derechos solidarios, que asegure el acceso al agua, salud, educación, pensiones dignas, un nuevo modelo de desarrollo, una economía verde, un sistema político, económico y social feminista o por lo menos que se plantee la superación del patriarcado. En el camino habrá dificultades y discusiones, pero seremos capaces de resolverlas.

–Le toca estar justo en el medio entre Boric y el ex abanderado de su sector, Daniel Jadue. Es sabido que no se llevan bien… Hace poco el edil dijo: “Si el programa se tuerce un milímetro, seré el primero en salir a cobrarlo…”.

Ríe:

–Los compañeros comunistas somos conocidos por nuestra lealtad a los proyectos de transformación. Creo que Daniel quiso decir eso, aunque quizá se equivocó en la forma. Él está firme con la candidatura de Apruebo Dignidad, y Gabriel a su vez valora que defendamos el programa. No es como pasó en el segundo gobierno de Bachelet, cuando la DC dijo que no había leído su propuesta de gobierno y le hicieron la desconocida… Me da risa, pero ahora es ese partido el que cuestiona la gobernabilidad que pueda proporcionar el PC si es que nuestro pacto llega a La Moneda… Lo que de verdad les preocupa es la fuerza que tengamos para lograr el 100% de la gratuidad educacional, acabar con las AFP, tener una salud sin divisiones de clase…

–¿Entonces el PC tendrá algo así como un rol fiscalizador?

–Yo no usaría esa palabra… Seremos observadores y contribuiremos colectivamente y de manera incesante a que el programa avance. Es un programa ambicioso, porque se requieren cambios de verdad y por lo mismo no va a ser tarea fácil. Se requiere del apoyo social, especialmente de los ciudadanos.

–¿Que ustedes lleguen al gobierno sería un gran jubilazo a quienes venían ejerciendo el poder desde la Concertación en adelante?

–Obviamente, es parte de la dialéctica que exista recambio. Pero tampoco estoy por que se vayan todos los viejos; se requiere de aquellos con juventud acumulada y experiencias que son importantes para el colectivo. Hemos aprendido mucho de las personas que nos pasaron la posta y que continúan siendo muy vitales, como los compañeros y candidatos al Senado Claudia Pascual o Guillermo Teillier. Jamás los jubilaría.

–Pero si Teillier lleva más de 20 años al mando del PC, ¿no debería dar un paso al costado?

–Él ha sido uno de los grandes promotores de la paridad dentro del partido y ha apoyado el que muchas de nosotras hayamos asumido importantes desafíos. No hay partido tradicional en Chile que tenga más mujeres y jóvenes que el PC.

–La noche en la que ganó las primarias, Gabriel Boric llamó a confiar en los jóvenes. Pero tanto desde la campaña de Sichel, de Kast y de Provoste los han apuntado por no tener experiencia…

–Y ellos tienen experiencia, pero robando (sonríe irónica), menos mal que nosotros no.

Agrega:

–Cuando Gabriel llama a confiar, apunta a la contradicción de aquellas personas que dicen estar cansadas de la vieja política, que no quiere votar por los mismos de siempre, pero al momento de hacerse cargo dicen “ah, es que no tiene experiencia”. ¿Vamos a confiar o no en los jóvenes, nos van a pasar la posta sí o no?

–Sebastián Sichel dijo que la única experiencia de Gabriel Boric ha sido en el Congreso. Lo que también podría correr para usted o Giorgio Jackson.

–Nuestra experiencia no se restringe sólo al Parlamento; se basa también en la calle, en la participación en las organizaciones sociales. Minimizar la experiencia política de nuestra generación es seguir sin entender nada, es continuar reproduciendo los mismos códigos y fórmulas de siempre. Precisamente porque durante décadas muchos políticos vivieron únicamente de la experiencia institucional es que se alejaron de la realidad. Y ya sabemos cómo terminó todo eso… Lo importante es avanzar, saltar los torniquetes y correr el cerco de lo posible, tal como hemos venido haciendo los jóvenes desde el 2011, cuando Piñera nos dijo que nada era gratis, que la educación era un bien de consumo. Luego, cuando exigimos una Asamblea Constituyente (en el primer gobierno de Michelle Bachelet), Camilo Escalona nos acusó de estar fumando opio. Nos repitieron como loros un discurso hegemónico. Y cuando entramos al Congreso, la derecha dijo que habíamos abandonado a los estudiantes, pero desde dentro logramos que miles de jóvenes hoy estudien gratuitamente. Hoy los jóvenes lograron el despertar de nuestro país. Gracias a eso hoy estamos en un proceso constituyente, con la posibilidad de tener un gobierno verdaderamente transformador. Valoraría más el aporte que ha hecho nuestra juventud, aunque sin sentirnos como los únicos responsables de la tarea de empujar los cambios.

–El candidato del Partido Republicano, José Antonio Kast, se encuentra segundo en las encuestas y le empieza a morder los talones a Boric. ¿Le inquieta esta polarización?

–Me preocupa el fascismo. Es cuestión de mirar a Latinoamérica con Bolsonaro, a Estados Unidos cuando estuvo Trump, y España con VOX (el partido de ultraderecha). Optar por Kast es retroceder a la época medieval; un candidato que plantea salirse de la ONU, terminar con el Instituto Nacional de Derechos Humanos. Me preocupan los liderazgos que se nutren del odio. Sus seguidores son los más violentos en las RRSS; a mí me agreden todos los días, me insultan, y él alimenta esa jauría. Kast es peligroso para la democracia.

–Como diputada estuvo entre los firmantes que propiciaron la Acusación Constitucional contra Sebastián Piñera. A algunos sectores les preocupa que esto traiga inestabilidad al país…

–¡Por favor! Es una herramienta constitucional que tenemos las parlamentarias y los parlamentarios para establecer responsabilidades políticas. Es como cuando hay que asumir que estás en una relación tóxica: si el Presidente le hace mal al país y él, a la vez, reconoce que no se ha beneficiado en nada por estar en La Moneda, entonces lo más sano es terminar. Lo que él debería hacer es renunciar y, si no, el Congreso tiene que actuar. Es un imperativo ético. Que el presidente esté involucrado en algo como esto deshonra al país completo, daña nuestra institucionalidad; no es solo una cuestión de imagen porque la imagen de Chile ya está dañada.

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