Su uso se remonta a tiempos inimaginables, y es que su efecto en nuestra piel es altamente beneficioso. A partir de un arbusto, nace lo que podríamos llamar un elixir para la piel, y que además resulta ser muy versátil.
La Rosa Moschata o Rosa Rubiginosa, es originaria de La Patagonia, y nuestros ancestros lo utilizaban para hidratar la piel, curar heridas y tratar diversas dolencias. Por otro lado, también es nativa de Europa del este, donde se uso era más bien terapéutico.
El aceite de rosa de mosqueta se utiliza para combatir arrugas, estrías, irritación y para conseguir esa luminosidad. Y esto es tan solo una base de todo lo que puede hacer por nuestra piel.
Los expertos aseguran que es precisamente la composición del aceite lo que lo hace tan particular y beneficioso. Es rica en ácidos grasos esenciales, como el omega 3, omega 6 y ácido linoleico, además de vitaminas A, C o E y contiene antioxidantes naturales como el retinol.
Y son precisamente los ácidos grasos esenciales los que están relacionados con sus propiedades que ayudan con la inmunidad, inflamación, acción antiagregante plaquetaria y vasodilatadora y permeabilidad de la barrera epidérmica. Además, tiene una gran capacidad hidratante, reafirmante, reparadora, antioxidante y antiinflamatoria.
Además, evita el envejecimiento de la piel, incentiva la regeneración y la mantienen tersa. ¿Cómo aplicarlo? Directamente sobre la zona afectada o mezclado con tu crema diaria. Y también es ideal para las pieles de las guaguas.