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Lo primero que se supo de Being the Ricardos durante su pre-producción es que el personaje de Lucille Ball sería interpretado por Cate Blanchett. En el momento, el anuncio levantó polémica, donde muchos salieron a decir que el personaje era para Debra Messing, famosa por la serie Will and Grace. Pero nada de eso pasó. Ni Cate ni Debra. El anuncio final, contra todo pronóstico, fue que Nicole Kidman iba a ponerse en la piel de la comediante norteamericana.
La controversia no se hizo esperar. Básicamente la crítica iba dirigida a que Kidman no se parecía a la protagonista de la comedia televisiva I Love Lucy. Pero todo eso se puede corregir con las prótesis y maquillajes que la actriz australiana conoce tan bien desde los tiempos cuando protagonizó Las Horas y le insertaron una nariz falsa para encarnar a Virginia Woolf, rol que le valió su Oscar a Mejor Actriz. Hace pocos años, y con una dosis importante de maquillaje, interpretó a una demacrada y culposa detective en Destroyer. Y en Being the Ricardos estos accesorios se confirman y que terminan siendo solo ganancia para la performance de Nicole Kidman. Y es que, aunque suene políticamente incorrecto decirlo, al parecer la Kidman se desempeña aun mejor con estos elementos adicionales.
Being the Ricardos cuenta una semana en la vida de la dupla matrimonial conformada por Lucille Ball y Desi Arnaz, un actor de origen cubano, ambos provenientes del cine B o de roles secundarios en películas donde otras estrellas se lucían, pero que en I Love Lucy encuentran un éxito de audiencia tal, que lograban paralizar Norteamerica, cada lunes que salía al aire. Son otros tiempos en la industria de la televisión, estamos en plenos años cincuenta. La semana que enfrenta esta pareja está marcada por dos hechos especialmente complejos a nivel íntimo como público. Por un lado, se divulgan por la prensa los amoríos y las noches de juerga de Desi Arnaz, y la ya conocida infidelidad que atenta contra la paz del matrimonio con Lucille. Y por otro lado, sale a la luz un supuesto vínculo de Lucille Ball con el comunismo. Que en esa época de caza de brujas era como recibir el beso de Judas.
Aaron Sorkin es el director y guionista de Being the Ricardos. Sorkin es un conocido y fogueado guionista, especialista en diálogos veloces y punzantes, que hemos podido disfrutar en series como The West Wing o en la oscarizada The Social Network. Y esto es muy interesante de analizar, porque Sorkin viene desde la escuela de los guiones y la televisión, y Being the Ricardos, durante buena parte de su extensión, se detiene en esa elaboración por dentro, en la lectura de guiones, en todo lo que pasa tras cámara. La televisión dentro de la televisión.
Ya lo dijimos, contra todo pronóstico y de manera inesperada, Nicole Kidman brilla como Lucille Ball. Está absolutamente empoderada en su rol y con justa razón logrará meterse en la competencia por el Oscar a Mejor Actriz, de seguro que así será. Su partner, el español Javier Bardem, es otro que sorprende. Resulta encantador verlo tocar otras teclas de su arco dramático. Incluso canta. Y aunque toda la atracción debería estar en el personaje de Kidman, lo que hace Bardem es un buen trabajo de comparsa dejando a ambos personajes en un mismo nivel de importancia.
Ideal para los cultores de memorabilia pop. A los que les gusta conocer detalles de cómo se hace la televisión por dentro. Para los que quieren ver grandes actuaciones y una historia bien contada, original a ratos porque Aaron Sorkin al comienzo y al final, lo hace parecer un documental. Being the Ricardos –llamada así porque Lucille Ball y Desi Arnaz representaban al matrimonio de apellido Ricardo en el programa de televisión– se encuentra desde ayer liberada en la plataforma Amazon Prime Video.
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