Cuando Ana de Armas se vio por primera vez vestida de Marilyn Monroe en Blonde, una montaña rusa de emociones se apoderó de ella. “Fue tan real. Una sensación muy intensa. Para mí es difícil no meterme en la historia de lo que le estaba pasando y en la mujer de la historia”, contaba de Armas durante premiere en el Teatro Chino de Hollywood. Lugar donde la propia Marilyn pasaba los fines de semana viendo películas cuando era joven.
Escrita y dirigida por Andrew Dominik, Blonde se basa en la novela homónima de Joyce Carol Oates que fue escrita el año 2000. Y en la que la autora re-imagina la vida interior de Marilyn Monroe desde una complicada infancia como Norma Jeane Mortenson hasta su ascenso en Hollywood y sus relaciones amorosas.
La película, de casi tres horas de duración, y producida por la compañía de Brad Pitt, es el resultado de 12 años de trabajo.
Para transformarse en Marilyn, Ana pasó tres horas cada mañana durante las nueve semanas que duró el rodaje colocándose prótesis bajo la peluca rubia platino hecha a medida. Además, se tuvo que depilar y decolorar las cejas y usaba lentes de contacto azules para tapar el color avellana de sus ojos. También llevaba pestañas postizas colocadas estratégicamente para modificar la forma de sus ojos y que se parecieran más a los de Marilyn.
Se comprobaron minuciosamente uno por uno todos los detalles físicos. Hasta la ubicación exacta del lunar que se pintaba Marilyn casi siempre en la parte inferior de su mejilla izquierda.
“Casi todos los días Ana me guiaba la mano para poner el lunar en el lugar exacto donde lo llevaba Marilyn”, contaba Tina Roesler Kerwin, la jefa de maquillaje de la película. “En una ocasión Marilyn lo movió de lugar y se lo puso cerca de la barbilla. Eso también sale en la película”.
Durante la minuciosa investigación para recrear los looks, Kerwin y su equipo descubrieron que Marilyn se ponía vaselina en la cara como parte de su rutina de maquillaje, especialmente durante las sesiones de fotos. “Marilyn siempre tenía ese hermoso brillo en las fotos. Su secreto era que usaba vaselina, porque era reflectante y devolvía una gran cantidad de luz aportándole mucho brillo”, contaba Kerwin, que también trabajó en la película Top Gun: Maverick.
Se crearon réplicas exactas de los vestidos icónicos de Monroe para Blonde, como el vestido fucsia con el enorme lazo de Gentleman’s prefer Blondes. O la falda tableada a mano, diseñada por William Travilla, para la famosa escena de la rejilla del metro de Nueva York de The Seven Year Itch, el outfit preferido de Ana de Armas.
“Crear el vestido de William Travilla fue lo más difícil. Tenía que ser una copia exacta de la fotografía que tomamos como modelo”, cuenta la diseñadora de vestuario Jennifer Johnson. “Empleamos técnicas tradicionales de tableado y añadimos muchos metros de tela a la falda para que fuera exagerada. Utilizamos casi 50 metros de tejido para hacer la falda, rehacerla, hacer los tableados… y hasta el último minuto no conseguimos el vestido perfecto. Era como si Ana realmente estuviera volando con ese vestido”.
Según Johnson, una de las técnicas de vestuario que utilizaba Marilyn era colocar bolitas dentro de su sujetador para destacar sus pezones. “Decidí no hacerlo porque me parecía muy tonto, pero Marilyn era muy lista y encontraba maneras muy creativas de sacarse el mejor partido”.
Antes de la producción, de Armas pasó casi un año estudiando la característica voz susurrante de Marilyn. Trabajó con un coach e investigó mucho para dar con el tono exacto. “No hacía más que pensar en ella todo el día, desde que llegaba al set de filmación hasta que me iba a casa. Soñé con ella varias veces”, contaba de Armas.
Blonde, que ya está disponible para ser vista en Netflix, se sumerge en la dolorosa infancia de Norma Jeane y en cómo se convirtió en Marilyn Monroe: una mujer frágil en busca del amor. La película fue noticia luego de recibir la clasificación para mayores de 17 años en Estados Unidos y por la forma de contar los acontecimientos traumáticos de la vida de la actriz.
La película cuenta la agresión sexual de la que fue víctima, sus múltiples abortos, la enfermedad mental de su madre y el trío con Charlie Chaplin Jr. y Edward G. Robinson Jr. También describe las relaciones abusivas con dos de sus tres maridos —el jugador de béisbol Joe DiMaggio (Bobby Cannavale) y el dramaturgo Arthur Miller (Adrien Brody)— además de su supuesto romance con el presidente John F. Kennedy.
“Puede que haya personas que piensen que es una película provocativa, pero no es eso lo que pretendo hacer. Intento entrar en las experiencias vitales de otra persona de verdad”, dice Dominik. “Quería hacer algo que llegara al público. Quería describir su trauma infantil y su vida adulta a través de su mirada. Si se mira a Marilyn Monroe de cerca, es la mujer más expuesta del mundo, pero nadie la ve realmente.
El peligro reside en que tiene todo lo que la sociedad refleja como bueno. Es famosa, guapa, tiene un trabajo que cualquiera soñaría, sale con tipos atractivos, es rica y se suicida. Algo va mal y creo que eso es lo más fascinante de su vida. No tiene nada de sentimental. Observar el crudo trauma en la película la humaniza”. Para Brody, el hecho de que la película se centre en el dolor de Marilyn aporta “mucha honestidad y valor” a la forma de mostrar la vida interior y la realidad de alguien tan amado como Marilyn Monroe.
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“Es probablemente una de las estrellas del cine más icónicas y la percepción que se tiene de ella puede parece perfecta, pero cuando entiendes su sufrimiento y su lucha personal, empiezas a apreciarla y a conocerla de verdad”, afirma Brody. “Creo que la película lo consigue. Su historia es desgarradora. Me rompió el corazón ver que una mujer tan adorada no se sintiera realmente querida”.