Revista Velvet | Ana de Armas (y Brad Pitt) deslumbran en Venecia y “Blonde” despierta pasiones
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Ana de Armas (y Brad Pitt) deslumbran en Venecia y “Blonde” despierta pasiones

Ana de Armas (y Brad Pitt) deslumbran en Venecia y “Blonde” despierta pasiones
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Ana de Armas (y Brad Pitt) deslumbran en Venecia y “Blonde” despierta pasiones

POR Carlos Loyola Lobo | 09 septiembre 2022

Brad Pitt robó este jueves parte del protagonismo a Ana de Armas sobre la alfombra roja del Festival de Venecia, ambos para presentar Blonde, el filme en el que la actriz hispano-cubana interpreta a Marilyn Monroe. Pitt es uno de los productores del filme protagonizado por Ana de Armas, adapta la novela homónima de Joyce Carol Oates, que ficciona la vida de uno de los mayores iconos de la historia del cine.

El actor, con un clásico esmoquin, fue el primero del equipo en llegar al Palazzo del Cinema del Lido y provocó el entusiasmo de los fans, ya que su llegada no estaba anunciada, mientras que una emocionada Ana de Armas fue la última en llegar, con un espectacular vestido rosado, plisado y con un escote en v. Un diseño con el mismo color del mítico vestido que llevaba Marilyn Monroe en el baile de la cinta Gentlemen Prefer Blondes de 1953.

Y, al igual que la actriz, con un impresionante collar de diamantes, porque como decía esa canción del filme de Marilyn, Diamonds Are a Girl’s Best Friend. Tanto Pitt como Ana de Armas se acercaron a los fans para firmar autógrafos y hacerse fotos, un momento en el que el actor se puso una mascarilla. Por la alfombra roja también pasó Julianne Nicholson, que interpreta en el filme a la madre de Marilyn, Adrien Brody (Arthur Miller) y el director de Blonde, Andrew Dominik.

“Hice esta película para impulsarme y porque pensé que era un regalo para mí misma; no la hice para que los demás cambiaran su opinión sobre mí. Pase lo que pase, es la experiencia que me llevo. Cambió mi vida, sea como sea”, dijo la actriz durante la conferencia de prensa en Venecia. Montada como una especie de flashes de su vida, que van y vienen, contraponiendo imágenes a color y en blanco y negro, con distintos anchos de encuadre en la pantalla, Blonde se ve diferente en cada corte de edición. Mientras vemos a Marilyn muy estilizada por la imagen que conocemos de su rostro casi publicitario, pasamos a la imagen de grano y sucia de una cámara analógica o filmada bajo iluminación saturada que quema la imagen. Una manera del director para preguntarse bajo qué mirada escogemos mirar al ícono cinematográfico más grande del siglo XX

Por otra parte, la crítica ha dicho que Blonde es un elaborado proceso de tortura hacia el mítico personaje y Ana de Armas hace lucimiento de un dolor contenido. La película exhibe las agresiones y los abusos que sabemos (o intuimos) que la actriz sufrió durante su vida. Lo cierto es que presenciar todo eso no es nada grato. Desde su matrimonio con el maltratador Joe Di Maggio, pasando por el dramaturgo Arthur Miller, personificado acá por Adrien Brody, y hasta el mismo presidente Kennedy, la película se inmiscuye en la sonrisa perfecta de la actriz para hundirnos en su dolor. A veces la película raya en el sensacionalismo, ha manifestado la prensa especializada, pero no estará libre de debates, sobre la imagen, la exhibición del dolor y la responsabilidad de mostrar todo eso.  

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