“Las mujeres se están tomando el poder en todas partes, y en América Latina eso está sucediendo muy rápidamente. Esa fuerza es vital para la transformación del planeta”, afirma en esta entrevista exclusiva con Velvet la conocida maestra espiritual y de la expansión de la conciencia, durante un breve paso por Chile para reunirse con mujeres líderes del mundo empresarial. Además, fue la oradora estelar del Fundadoras Business Festival 2025.
Por Juan Cristóbal Villalobos Fotos Bárbara San Martín
“Me encanta la inocencia de los chilenos. Son como niños: juguetones, les gusta intentar cosas nuevas y siempre tienen muchas preguntas. Eso es hermosísimo”, afirma con una sonrisa sutil pero cálida Isha Judd, creadora del Sistema Isha, un método de autosanación y expansión de la conciencia.
Criada en Australia por padres adoptivos, después de una exitosa trayectoria entrenando caballos de carrera y luego como cantante profesional, la vida la obligó a dar un radical vuelco y enfocarse en la búsqueda espiritual. “Hoy, el despertar de la conciencia es algo muy tangible, pero cuando yo empecé era muy raro. La gente me cuestionaba diciendo, ¿qué puede saber ella siendo tan joven?”.
Isha explica que el sistema que creó hace 25 años y que lleva su nombre está pensado para personas modernas con vidas ocupadas. Se basa en la repetición de frases cortas en voz alta o en silencio, con los ojos cerrados o abiertos.
“Esto crea una experiencia de paz interna constante. Tu vida empieza a fluir; logras apreciar lo que te rodea y estar presente en el ahora; no en el futuro ni el pasado, sino que aquí. De esta forma puedes liberarte del miedo, el estrés y de la negatividad, y encuentras un lugar de paz interno. Ya no es necesario llenarte con lo externo. Una vez que tú tienes esa experiencia, todo es mucho más fácil y te sientes completo”, explica.
Durante su visita a Chile, esta reconocida guía espiritual que cuenta con centros de enseñanza del Sistema Isha en Canelones (Uruguay) y en Manzanillo (México), se reunió con destacadas mujeres del mundo de los negocios como Gina Ocqueteau, presidenta del directorio de SQM; Alejandra Mustakis, fundadora de compañías como Stgo Makerspace e iF y líder indiscutida en temas de liderazgo y emprendimiento; Heike Paulmann, presidenta de Cencosud; la directora de empresas Josefina Montenegro, y Magdalena Díaz, exjefa de gabinete del presidente Sebastián Piñera, entre otras. También visitó el Instituto Teletón.
«Las mujeres están tomando el poder y en América Latina eso está sucediendo muy rápido. Cuando tienen posiciones destacadas en el mundo de los negocios, en general mantienen esa característica tan femenina que es poder hacer varias cosas a la vez. Y hacerlas bien. Son nutridoras y flexibles, y están más abiertas a los cambios. No siguen el patrón ‹típicamente masculino› de querer siempre ser los primeros y ganar solo ellos, sino que tienen una mirada más sustentable e inclusiva, y piensan en el futuro de toda la humanidad. No hacen ‹copy paste› de los viejos paradigmas. Por eso la responsabilidad de las mujeres poderosas es empujar el cambio social, y su fuerza es vital para lograrlo», dice.
–¿Los hombres se están quedando atrás?
–Al contrario, están tomando aspectos del liderazgo femenino y ahora son mucho más sensibles. Esto lo veo en los centros donde enseño el Sistema Isha. Antes venían principalmente mujeres, con algún marido resentido al que habían arrastrado a participar. Ahora es casi mitad y mitad. Veo a muchos hombres poderosos que se han dado cuenta de que necesitan algo más profundo que solo el éxito exterior. El COVID ayudó a despertar a muchas personas, ya que la humanidad se dio cuenta de lo frágil que es.
–Pero apenas terminó la pandemia, empezaron las guerras.
–Sí, eso fue muy impactante. Muchos pronosticaban que el despertar de las conciencias tendría un efector multiplicador, sin embargo, hoy en el mundo hay más violencia y crece el poder los liderazgos que dividen.
–Nadie anticipó lo que sucedería en Rusia y en Gaza, y en otros lugares del planeta que no aparecen en las noticias.
—La ironía es que se gasta tanto dinero en protección, cuando tenemos la tecnología para crear una abundancia increíble y terminar con las guerras. Pero a nivel mundial, seguimos teniendo miedo de no tener lo suficiente materialmente, por lo que esa pulsión por el conflicto continúa.
–¿Eres optimista o pesimista frente al futuro del planeta?
–Junto a este auge de la violencia, veo a muchos jóvenes exigiendo sustentabilidad para que el planeta sobreviva, buscando nuevas formas de comunicarse y de relacionarse, y pidiendo más globalización. Jóvenes que impulsan un pensamiento más avanzado, que integre cosas fabulosas como la Inteligencia Artificial. Para ellos, el despertar de la conciencia no es algo extraño. También debemos transformar el sistema educativo, que hoy enseña a competir, pero no a comunicarse; a separar, pero no a incluir.
–¿De dónde viene eso?
–De los padres; ellos tienen que dejar de proyectar sus miedos en sus hijos.
–¿Hay algún tipo de personas a la que el Sistema Isha no le funciona? Tal vez por personalidad, estilo de vida…
–Al contrario, tiene resultados maravillosos en personas difíciles, que han pasado por traumas o por adicciones. Además, soy muy buena con la gente y puedo manejar caracteres complicados. Los seres humanos le tememos al cambio. A la mayoría le encanta ser víctimas, quejarse y sufrir, sin tomar responsabilidades por lo que les pasa. Sin embargo, para quienes sí se comprometen, este es un proceso muy rápido. Yo le he enseñado mi sistema a todo el mundo: desde niños hasta monjas.
–Pareciera que las celebridades son las que conectan especialmente con esto tipo de prácticas. ¿Hay algo de moda también?
–Los artistas son especialmente sensibles y creativos, y los muy exitosos triunfan porque justamente son extremadamente exigentes consigo mismos. También pueden ser muy malcriados, arrogantes y vivir ultra protegidos. Pero, como todos, están llenos de miedos: les aterra perder lo que han logrado, envejecer o dejar de ser famosos.

Según Isha, muchas personas que lo poseen todo continúan sintiéndose insatisfechas. Ahí, dice, surge la pregunta: ¿y ahora qué? Y eso, según ella, les pasa a todos, independiente de si son famosos, millonarios o artistas. Cuando entrega sus enseñanzas, Isha Judd se basa en sus experiencias vitales, para dar más fuerza y cercanía a sus reflexiones.
“Yo también lo tenía todo, pero cuando alcanzaba algo, rápidamente sentía que no era suficiente y empezaba esa carrera conmigo mismo otra vez. Ahora, en cambio, vivo conectada a mi conciencia y todo es muy simple. Yo tengo una vida súper estresante: siempre estoy viajando, doy conferencias, y las cosas a veces me salen mal, pero no siento el estrés porque logré la confianza interna. Eso es lo central”.
LAS CRISIS DE LA MAESTRA
Cuando Isha tenía cuatro años, sus padres le dijeron que era adoptada. Para Isha fue un duro golpe. Se aisló y buscó refugio en los caballos, con los que desde muy niña había sentido un especial conexión. Con el tiempo, ese lazo solo ha ido creciendo, y hoy los considera una fuente de sanación. Cada vez que puede, practica enduro ecuestre, llegando a correr hasta 160 kilómetros diarios. Durante su visita a Chile, fue a montar al club de enduro Establos Al-Shaalan, en Chacabuco.
“Siempre llevo a los practicantes del sistema a cabalgar. Es impresionante ver cómo los caballos cuidan a la gente, especialmente a quienes les da susto subirse a uno. Son tan pacientes y dulces. Son un vehículo maravilloso para experimentar el amor incondicional”.
–¿Qué diferencia al Sistema Isha de otros métodos de desarrollo espiritual? Tus enseñanzas tienen mucho del budismo.
–Lo más hermoso de mi sistema es que funciona muy rápido. Funciona en esta vida. No buscamos ningún Buda ni una divinidad superior. Yo no critico esas creencias, pero lo que la gente espera son resultados. El Sistema Isha entrega una experiencia interna permanente que surge no solo al practicar, sino también cuando estamos en medio de la vorágine diaria. La clave es amarnos a nosotros mismos, pero no desde un lugar arrogante, sino que desde la evolución interna. Solo cuando empiezas a amarte a ti mismo, puedes comenzar a cambiar.
–¿Para el despertar de conciencia siempre hay que pasar por una crisis interna?
–Yo tuve grandes crisis en mi vida y no se las deseo a nadie. Pero las necesitaba para mi crecimiento. Justamente, las crisis vitales son las que te empujar a cambiar, porque si no lo haces, te quedas donde estás y sigues sufriendo.
–¿Cuáles fueron esas crisis que tanto te marcaron?
–Lo más importante que me pasó fue que, en seis meses, perdí a las personas más importantes de mi vida y todo mi dinero. Fue muy duro, pero me di cuenta de que yo era responsable de mi propia existencia, porque toda mi red de apoyo había desaparecido. Me quedé como desnuda, dominada por el estrés, destrozada y bebiendo demasiado.Y tuve que cambiar.
–Tuviste otra crisis importante: una denuncia en contra tuya, en la justicia uruguaya, por manipulación psicológica, ejercicio ilegal de la medicina, lavado de cerebro, instigación al suicidio, reducción a la servidumbre e inducción a la donación de bienes personales. Si bien la justicia desestimó las acusaciones, te sindicaron como la líder de una secta.
–Me había olvidado de todo eso… en el momento sí fue muy fuerte y shockeante. La ironía es que quien lanzó esas acusaciones ya había hecho lo mismo en contra de más de ochenta personas en Argentina. Esa persona lo repitió en Uruguay y lo escucharon, pero todo quedó en nada.
–¿Pero cómo lo enfrentaste tú?
–Me refugié en un profundo silencio. No dije nada públicamente, solo permití que sucediera y que luego se disolviera..