Entre la fragilidad y la fortaleza, comparte el proceso de dejar atrás su relación con Andrea Marocchino, conectarse con ella misma y mostrarles a sus hijos que también del dolor se aprende a amar. Una vez más, la vida la invita a recomenzar, pero esta vez con la certeza de que el amor propio es su punto de partida.
Fotos Simón Pais Stylist Majo Olas Maquillaje y Pelo Victoria Tapia Productora General Carolina Lazo Directora Creativa Macarena Badilla Agradecimiento Viña el Principal.
“Tú me viste cuando estaba mal”, admite Pancha Merino, mientras recorremos la Viña El Principal. No hay artificios en su declaración: lo dice con la verdad de quien no se esconde. Es 3 de septiembre y está lista para los primeros flashes de Simón Pais. La sesión de fotos se realiza en el viñedo de Pirque durante un día soleado pero frío, muy como se muestra la actriz y comunicadora: de buen humor, como siempre, pero también algo nostálgica y distraída. Pareciera que cuando le hablas, te escucha, pero también está pensando mil cosas.
El mood, no obstante, es muy diferente a cuando la vi en el restaurante La Calma para planear esta portada, pocos días después de su quiebre amoroso con Andrea Marocchino. Tras terminar una relación de siete años, durante la conversación varias veces no pudo aguantar las lágrimas, como le pasaría a cualquier persona.
Pero siempre se mostró optimista. De hecho, ya estaba planeado lo que ella bautiza como “protocolo de shock”. “Ante grandes pérdidas, como la muerte de mi papá, la estafa que viví y el quiebre de mi matrimonio de 14 años, primero me permito sentir: llorar, culpar, victimizarme, experimentar rabia… Pero luego, rápidamente, empiezo a accionar para salir de ese estado. Normalmente hago viajes de desarrollo personal. He ido a India, a España, y ahora me voy a Brasil para visitar el templo de los monjes Tupyara”, cuenta.
Ya durante la entrevista, después de su escapada de cuatro días a Brasil, nos encontramos en un café a las 11 de la mañana. Con ropa deportiva, pos gym, me cuenta que eliminó el gluten, el azúcar y el alcohol, y que está realizando muchísimo ejercicio. Luego añade: “Durante el vuelo lloré todo el camino. Río de Janeiro me trae recuerdos muy bonitos en pareja y eso me ayudó a conectarme con la pérdida. El lugar es como un hospital espiritual, una clínica donde trabajan doctores terrenales y espirituales. Se sigue un protocolo con rezos católicos y los monjes Tupyara nos acompañan. Es muy profundo. Te atienden individualmente y con las manos analizan tu cuerpo, detectando bloqueos y dolores sin necesidad de que digas nada. Cerré los ojos y me conecté conmigo misma; fue muy sanador”.
–Te veo mucho mejor.
–Sí. Antes del viaje estaba muy mal. Jamás me esperé algo así. Siempre me he proyectado para estar toda la vida con alguien, y me encontraba en un momento de profunda desolación, pero con la conciencia de que debía recoger mi amor propio y dar un ejemplo a mis hijos. Yo nunca he fallado, nunca he sido infiel en mi vida, pero siempre me he visto obligada a terminar situaciones con el dolor de mi alma. Decir basta y cortar.
–Hace un mes y medio ocurrió el quiebre con tu pareja.
–Sí. Veníamos con una crisis de dos o tres meses, aunque yo pensaba que la íbamos a superar. El 20 de julio él se fue. Dos días antes, el día de su cumpleaños, sentí un cambio energético, de pareja y de sentimientos, pero jamás pensé que el último beso que le daría sería después de apagar las velas de la torta.
La panelista del estelar “Tal Cual” y el empresario habían anunciado su compromiso, pero este nunca se concretó. En agosto, la periodista Cecilia Gutiérrez reveló que la causa de la ruptura fue una supuesta infidelidad de parte del italiano. Además, mostró una fotografía de Marocchino con mujer en un club nocturno.
En “Primer Plano”, Pancha Merino dijo: “Entramos en una sincronía diferente, nos llegó un cambio y listo, y yo voy a fluir en ese cambio. No es primera vez que me pasa, ¿cuántas veces me ha pasado? Varias veces, con varias parejas, incluyendo al padre de mis hijos. Los cambios son dolorosos al principio y estoy viviendo mi duelo, pero voy a salir adelante, lo doy por seguro y esto es para mejor”.
Después pidió continuar con el programa.
–¿La foto provocó el quiebre?
–La Cecilia alguna vez me contó que siempre le llegaban fotos de gente siendo infiel y le pregunté si le había llegado algo de Andrea. Ella hizo una pausa y me contestó que sí. Le pedí por favor, por lealtad y los años que nos conocíamos, que me enviara la foto. Igual le puedo dar el beneficio de la duda porque las fotos son borrosas; puedo también creer en la versión de él porque me jura que es mentira. Eso solo coronó algo que ya estaba sucediendo. Lo que más me dolió no fueron los rumores, sino lo que pasó internamente: lo que se dijo, cómo se manejaron las emociones y las actitudes en privado. Mi gran herida de niñez es el abandono, yo le tengo terror al abandono. Por eso nunca he fallado o sido infiel.
–¿Qué pasó el 20 de julio?
–Yo me enamoré de un hombre y el 20 de julio fue otra persona la que se fue. Ese no era mi Andrea. Y no volvió nunca más, ni para mí ni para mis niños que lo adoraban. A mí me da lo mismo lo que diga la tele. Yo vi la foto de la Ceci y no miré los paneles de farándula, pero me hubiese gustado que después de todo eso, hubiese llegado a mi casa para abrazarme. No hemos vuelto a hablar y creo que ya no. Ya fue. Sí me sorprendió que gente cercana estaba muy feliz con nuestro quiebre. A veces los amigos son los peores enemigos.
–¿Cuál fue tu gran desilusión?
–No hubo algo puntual, simplemente nos fuimos alejando. Él volvió a su círculo íntimo, que son puros cincuentones sin pareja y sin familia. Hombres que frecuentan la noche. Yo nunca tuve nada contra ellos, pero cuando nos alejamos pensé lo siguiente: quién me rodeaba a mí y quién lo rodeaba a él. Me di cuenta de que nuestras seis personas más cercanas dicen mucho sobre quiénes somos.
–Dime con quién andas y te diré quién eres.
–Exacto. Y también comprendí que hay personas que no comparten mis mismos códigos de vida. También sentí que no quería seguir compartiendo en ese ambiente.
–¿Reflexionaste sobre lo que quieres los próximos años?
–Sí, tengo 52 años y necesito cuidar mi físico y mi mente. No sé cuántos días útiles me quedan. No quiero vivir una vida nocturna que nunca me ha gustado. Prefiero mantener un estilo de vida diurno, saludable y equilibrado. Trabajo desde los 21 años y nunca he sido de discoteque, nunca me ha gustado la noche.
–¿Eso generó un problema de estilo de vida con él?
–Al principio todo fue feliz y complementario, aunque yo siempre fui más diurna y él más nocturno, pero el amor todo lo puede. Con los años nuestras vibraciones comenzaron a chocar, aparecieron peleas y desencuentros. Hasta el final pensé que podríamos superar todo, pero sentí que estaban en peligro mi autoestima y amor propio. Una amiga me preguntó qué había sentido la primera vez que me separé y le respondí peligro. Me pasó lo mismo ahora y dije aquí estoy en peligro, no seré feliz. Tuve que tomar una decisión con el dolor de mi alma.
–¿Eres de las personas que no vuelve atrás?
–Uno nunca sabe lo que puede pasar, pero sí sé que no volveré a referirme a él públicamente. Esta es la última vez.
–Con todo lo que has vivido, ¿cómo enfrentas la vida ahora?
–Siempre me hago responsable. Reconozco que mis elecciones me han llevado hasta aquí.
–¿Por qué crees que te han tocado desilusiones fuertes?
–Supongo que tiene que ver con mi historia y con mi necesidad de pareja. Desde chica mi objetivo siempre fue tener una familia, debe ser porque mis papás se separaron. Tuve esa carencia de lo masculino. Siempre he tenido la necesidad de un compañero a mi lado, y por eso siempre me he rearmado después de cada quiebre. ¿Sabes qué me duele?
–Cuéntame.
–Cuando yo tenía 7 años, mi papá estaba sacando las camisas de un mueble y me dijo Panchita, quédate tranquila, yo me voy por un tiempo hasta que todo se calme… Lo mismo me dijo Andrea: Me voy por un tiempo hasta que todo se calme. Pasó un mes y medio y nunca más volvió. Nuevamente se repitió el cuento. Fue (Andrea) a buscar algunas cosas cuando yo no estaba y sería. Nos vimos una vez, antes de lo que salió en la prensa, para hablar con la psicóloga, pero fue una sesión muy fría. Obviamente, mi papá sí volvió, me pasaba a buscar domingo por medio. Igual este tema no es reponsabilidad de él, ¿me entiendes? Es un tema que yo llevo adentro, por eso no lo culpo, al final yo soy la responsable, yo lo elegí a él sabiendo como era.
–¿Qué te gustó de él al comienzo?
–Era alegre, positivo, me adoraba y me miraba con amor infinito. Sobre todo, me prometía estar toda la vida conmigo y eso me daba calma.
–Se comprometieron formalmente.
–Sí, siempre pensamos en casarnos, pero nunca lo concretamos. Creo que él tiene un tema con eso y no quise presionar porque en el fondo me sentía casada. Ya me sentía comprometida emocionalmente, pero después entramos en crisis y me empecé a cuestionar.
–¿Tienes ganas de enamorarte de nuevo?
–Por ahora, no. Quiero sanarme y, cuando llegue el momento, elegir desde la tranquilidad y no desde la herida.
–¿Qué te dicen tus amigas?
–Mis amigas me aconsejan trabajar mis carencias y elegir mejor la próxima vez. Pero no estoy interesada en salir mucho; salgo solo a comer con mis hijos y luego vuelvo a casa porque la gente es muy desubicada y me ha dicho comentarios hirientes.
–¿Cómo manejas los lugares que compartías con él?
–Cambié mi rutina por completo: evito los restaurantes y sitios que solíamos frecuentar. Me obligo a estar fuerte y cuidar de mí misma. Si uno no se obliga, ¿quién lo hace? Me quiero cambiar de casa, no quiero seguir en el mismo lugar.
–¿Y el dolor emocional?
–He llorado mucho, más que nunca, pocas veces he llorado tanto. Lo quería y lo quiero obviamente.
–¿Y tus hijos cómo lo han vivido?
–Han estado tristes, por supuesto, pero ahora buscamos el calor de la familia. Ellos saben que tienen un papá y una mamá, y dejo que su relación con él se desarrolle de forma natural.
–¿Cómo duermes ahora?
–Me quedo dormida, a veces me despierto y lloro, pero ya estoy mejor. Dejé los antidepresivos y solo tomo melatonina por la noche.
–¿Qué aprendiste de todo esto?
–Que la única forma de sanar es permitirse sentir, reconocer nuestras emociones y responsabilizarse de la propia vida. La gratitud también juega un rol importante; estoy agradecida por lo bueno que él aportó a mi vida y a la de mis hijos. Al principio tenía mucha rabia y culpa, pero con el tiempo y todo el trabajo que he hecho, siento agradecimiento. Él llegó en un momento en el que yo estaba muy triste, recién separada, con una pena enorme. Lo había perdido todo, recién estaba volviendo a trabajar. Y él, con su alegría y positivismo, fue una luz. Todos tenemos luces y sombras, pero él fue una excelente persona conmigo y con mis hijos. Eso no lo puedo negar, y siempre lo voy a agradecer. Mis hijos lo quieren mucho y lo echan de menos porque él fue bueno con ellos. Estuvo siete años en sus vidas. Creo que estoy en la era de sanar mis heridas de infancia. No quiero que me persiga más el miedo al abandono. Quiero maternarme a mí misma, dejar de sentir que necesito un hombre al lado. Siempre he salido adelante sola. Trabajo desde chica, nunca dependí económicamente de nadie.
Su gran momento profesional la tiene entusiasmada. “Estoy feliz en Tal Cual, ha sido una experiencia increíble, con mucha sinergia en el equipo. Siempre admiré a Raquel Argandoña, desde chica fue mi referente. También vuelvo a Primer Plano, con un equipo con el que trabajé hace más de 11 años, y estaré de jurado en Cuánto vale el show en octubre”, asegura Pancha Merino.
De regreso a Santiago, después de una larga jornada fotográfica en Viña El Principal, pide que la lleven a Barrio Italia para asistir al cumpleaños de su amiga Berta Lasala. Pero antes de llegar, la actriz y comunicadora se acerca a mí y reflexiona lo siguiente: “Soy una excelente mujer, no porque sea la Pancha Merino ni tenga una trayectoria enorme en los medios de comunicación y en la televisión, sino porque soy una mujer sólida que amó en profundidad, incondicionalmente. Soy tremendamente leal y eso incluye la fidelidad. Amo desde la autonomía, no desde la dependencia, entonces te aseguro que soy muy difícil de olvidar”.
–Claro que sí.
–El sacrificio por otro apaga tu propia luz… y eso nadie te lo agradece, porque nadie te va a amar si tú no te amas. Mis parejas siempre han confiado en mí. Incondicionalidad mal entendida por qué jamás he fallado, pero tengo el coraje y la voluntad de que si no me siento confiada y merecida suelto, porque sé perfectamente quién soy.
–¿Qué es lo que más te desilusiona del quiebre?
–Si hay algo que me desilusiona es ver que tu pareja le pida la opinión a personas ajenas. Yo jamás expongo a mis parejas a la opinión de mis amigos. Nadie tiene el poder de saber lo que solo tú sabes que quieres. Menos un grupo de cincuentones, solteros y buenos para la discoteque. Pedirle la opinión a terceros en torno tu relación de pareja demuestra debilidad e inmadurez.
–¿Y cuál es el propósito ahora?
–En esta crisis, que fue tremendamente dolorosa, me propuse trabajar el merecimiento, como ejemplo para mis hijos, que jamás deben aceptar menos de lo que Nicoletta Valentina quieren. Lo que no se dio en una relación de siete años no se va a dar jamás. Cuando no te aman como quieres que te amen, debes soltar. Al final todos vivimos cambios y pérdidas. Él deber es seguir siendo feliz. Todo lo que he pasado me demuestra que siempre puedo levantarme y renovarme.