Revista Velvet | Sara Caballero: “Las modelos divas están pasadas de moda”
Entrevistas

Sara Caballero: “Las modelos divas están pasadas de moda”

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Sara Caballero: “Las modelos divas están pasadas de moda”

POR equipo velvet | 04 septiembre 2025

En septiembre cumple 22 años y desliza con total naturalidad que le entusiasma la idea de enamorarse y que, en un futuro no tan lejano, bien podría dedicarse a la actuación o estudiar ciencias económicas. Ahora, como favorita de Chanel, Dior y Schiaparelli, asume que su historia no ha sido un
cuento de hadas. “Por lo mismo, me gustaría que llegaran más chilenas al mundo internacional de la moda. si alguna quiere saber más o tener un buen consejo, ¡aquí estoy yo!”, se compromete.

Por Alfredo López J. Fotos Elite Model Management Chile 

Cuando abre los ojos, mueve las manos y se acomoda el pelo, de inmediato lanza una risa contagiosa. Es ahí cuando aparece en pleno su acento chileno, uno que no se permite dejar de lado. Aunque Sara Caballero Lechner nació en Mallorca, por el trabajo de su padre, a los nueve años su madre decidió que era el momento de regresar al país. “En la Alianza Francesa, en Vitacura, me recibieron con los brazos abiertos, la verdad es que lo pasé muy bien”, sostiene con algo de nostalgia por un mundo que todavía siente fuerte en su memoria, con muchas amigas, tías y abuela.

Un camino que comenzó en el 2022 cuando llegó a lanfinal del concurso Elite Model Look, en Praga, para luego ubicarse en el Top 10. Desde entonces, todo ha pasado muy rápido. Terminó el colegio y regresó a España junto a su mamá. Su plan era estudiar ciencias políticas en la Universidad Complutense de Madrid y, en la medida de lo posible, postular a algunos castings para continuar con su carrera como maniquí.

Fue cuando la reclutaron en Elite Model París, pero no fue fichada para ninguna campaña ni desfile. “Simplemente no funcionó. Sentí que había dejado todo por el modelaje, pero el modelaje me había dejado a mí. Opté por dedicarme cien por ciento a la universidad, me olvidé de la moda y, cuando eso pasó, sucedió el milagro”.

La llamaron de Dior y cerró el emblemático desfile crucero en México que rendía tributo a Frida Kahlo. Inmediatamente, pasó al Hot List en models.com y fue nombrada como Top Newcomer de las temporadas de invierno y verano de 2024. Su porte de 1.78 centímetros, una impronta latino-española y cejas desdibujadas, llamaron la atención al punto que hoy es una de las maniquíes más recocidas de las semanas internacionales de la moda, con desfiles para Proenza Schouler, Michael Kors y Tommy Hilfiger, en Nueva York. También para JW Anderson en Londres. O para Alberta Ferretti, Roberto Cavalli, Tom Ford y Dolce & Gabbana, en Milán.

Además de Dior, en París, es una figura protagónica en las pasarelas para Acne Studios, Victoria Beckham, Hermès, Ann Demeulemeester, Jacquemus, Courrèges, Gaultier, Valentino, Stella McCartney, Mugler y la influyente maison Chanel.

¿QUIÉN ES ESA NIÑA?

Ese primer paso, junto a Dior, es el que más la ha marcado. “La verdad es que siempre me han dicho que me parezco un poco a Frida Kahlo que tengo un ‘no sé qué’ de ella. Eso permitió que hiciera la campaña y, desde entonces, nunca más he parado. Empezaron a surgir muchas cosas”.

–¿Sintió que había alcanzado un sueño?

–Sí. Y no quería entusiasmarme más… Pensé: ‘Esto es lo más lejos que voy a llegar’. Antes me habían rechazado muchas veces. Además, sabía que ser modelo de Dior tenía el problema de que quedabas muy tachada por la marca y no podías aspirar a más… ‘¡Hasta aquí llegué!’, pensé.

–¿Y qué sucedió?

–Me vio Virginie Viard, entonces a cargo de Chanel, abriendo un desfile de Coche Metiers des Arts. Ella preguntó: ‘¿Quién es esa niña?’. Luego tuvimos una reunión y yo estaba muy nerviosa. ¡Nunca me imaginé en un casting para Chanel! Pero todo terminó funcionando muy bien, hice la pasarela de alta costura y empecé a fluir.

–Y actualmente, ¿cuáles han sido las campañas que le han producido más orgullo o emoción?

–Cuando he trabajado para Louis Vuitton. Es mi marca del corazón, hacen cosas bacanes, son demasiado amorosos, muy familiares y se preocupan mucho por ti. Muchas veces me ha tocado trabajar con ellos después de cuarenta desfiles y, obviamente, te cansas, o te enfermas. Pero ellos se preocupan, hacen todo lo posible para que te sientas cómoda. Por otro lado, admiro mucho a Jonathan Anderson, ex Loewe y ahora Dior. Me abrió muchas puertas. Con él hice la primera Fashion Week en Londres. Es un seco y se lo merece todo. También adoro a Daniel Roseberry, al frente de la maison Schiaparelli. En mí ve algo entre latino y flamenco. Cuando una maniquí utiliza un look suyo es porque le pertenece.

–Hace poco tiempo protagonizó una portada de Vogue junto a Diane Chiu, Rejoice Chuol y Colin Jones, las modelos del año… ¿Cómo es la relación con ellas?

–Son mis mejores amigas. Claro, sigo manteniendo a las del colegio. Pero cuando empiezas a trabajar con la misma gente y tan seguido, se vuelven imprescindibles. Es un grupo muy divertido, porque todas somos diferentes.

–¿No existen rivalidades?

–¡Ninguna! Las modelos diva, de los años 80, de los 90 y los 2000, están pasadas de moda. Eso de la competencia, ya no existe. Ahora es otra frecuencia, otro ritmo. Mientras menos te importe, eres más bacán. Si llegas siendo diva vas a durar dos días y medio. ¡Tienes los días contados!

–¿Qué es lo más complicado de su trabajo?

–Tener la fuerza, la resistencia tanto física como mental. Porque es estar muchas horas de pie, esperando. Además, son muchas pasarelas, ir a los castings, los cambios de última hora y, sobre todo, tener cabeza para entender que te puedes ver muy bonita con un look, pero otra día no. Y así…

–¿Por qué cree que llama la atención de los diseñadores y de los scouters? ¿Qué hay de diferente en usted?

–Pienso que tiene que ver con el hecho de que es bastante complicado encontrar un perfil latino que, además, cumpla con los estándares de la moda en Europa. También es muy importante el tema de las relaciones, de cómo te recuerdan. Hay muchas chicas que tú las ves y no hay nada adentro, pero nada. Casi un papel en blanco. Que no te van a decir ‘hola’ ni ‘¿cómo estás?’. A nosotras nos toca trabajar con fotógrafos y otros profesionales que llevan una vida en esta industria y lo han visto todo. Entonces, hay que tener carácter, un carisma.

UN CRUDO COMIENZO EN EL CINE

Con un francés perfecto, también acaba de protagonizar el cortometraje “Entrée, plat, dessert”, junto al director Evane Boulanger y donde interpreta a Santana, una joven chilena que vive en París y que debe enfrentar a Madame Manami, una potente directora de casting. “Trata sobre una mujer que debe soportar constantes rechazos para salir adelante. ¡Un poco como yo!”, añade y estalla en risas.

“Hubo estreno en un cine en París con un montón de gente y, para mí, fue volver a actuar ¡Me encantó!”, relata antes de hacer un repaso por sus precoces pasos como actriz en Chile. Antes de los trece años actuó en “Papito”, del director chileno Leo Mena. Al poco tiempo, fue la protagonista de “Princesita”, una cruda producción dirigida por Marialy Rivas, junto a los actores Marcelo Alonso y María Gracia Omegna. Estrenada en el 2017 en el Festival de Toronto, luego se presentó en Raindance y Sara obtuvo el premio a la mejor actriz.

Asume que nunca ha visto la película. “Tiene fuertes escenas de abuso y, si bien usaron una doble para esos momentos, me cuesta enfrentarme a la pantalla. Era muy chica, nunca vi el guión y tuve preparación sicológica. Me protegieron mucho, entonces me da como cosa”, admite.

De inmediato repara en que está consciente en que la carrera de modelo tiene caducidad. “A lo mejor puedo seguir más adelante como actriz y, al mismo tiempo, pienso estudiar ciencias económicas”, establece.

Con la cabeza permanentemente puesta en el futuro, añade que tiene poco tiempo, por ejemplo, para pololear. “Llevo un año soltera, por ahora es mejor así. Lo otro es muy complicado. Siempre estoy viajando y apenas puedo conocer gente nueva, a menos que sea en lo que hago… De hecho, mi ex-novio era modelo y fue suficiente para convencerme de que los modelos no son para mí”.

–¿Por qué no?

–Me cuesta explicarlo, siento que son muy divas, no sé (ríe fuerte). Es como entrar en una competencia. Onda, ‘hoy tengo este casting, de no sé qué’ (dice entonando una graciosa voz masculina). Son cosas que, de verdad, no me interesan.

–Entonces, tener novio no es prioridad.

–¡Al contrario! Es una de mis metas antes del 2026. Como estoy viajando sola todo el rato, siempre pienso que puedo invitar a alguien para que me acompañe. En mi trabajo puedo llevar a alguien, así que la mayor parte del tiempo voy con amigas. Es aburrido estar sola en un lindo destino. Si tuviera pololo, lo disfrutaría más… Pero, por favor, ¡que no sea modelo!

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