En Tobalaba, a un par de cuadras de Providencia, encontré a Eboca, un negocio de delicatessen para llevar: hermosos, sabrosos y de buena factura. Son el nuevo giro que dio la banquetera Canela Miel, que se había ganado el cariño de los que agradecemos el snack que no sacrifica el sabor para ser fresco y saludable. Ya no hacen el servicio, pero la buena mano queda. Y mejor, pues están a disposición de quienes queramos venir a comprarlas, cuando queramos.

Todo comenzó cuando concretamos la junta con mis amigas de la universidad, y en vez de las pizzetas congeladas lo que me encontré fue un cóctel de tremendo nivel auspiciado por la Cote, la dueña de casa. Nos conocemos tanto, que en cuanto vimos esos tapaditos hermosos y los pocillos con dips brillantes y apetitosos, supimos que no lo había cocinado ella. Aunque casi me engaña, debo decir: cuando probé el tapadito mechada queso (pan trenzado con amapolas relleno con carne mechada y queso mantecoso), y saboreé la receta del clásico de mi papá, pensé que tal vez la preparación había sido en casa. Es que además estaba generoso. Pero no, “así son”, dijo ella. En una pausa que hicimos de la conversa necesaria de ponernos al día, le pedí el dato más que rápido.

Resulta que Eboca tiene un variado abanico de bocadillos para ofrecer, considerando desde el rango más pequeño de invitados. Cuando llegué a la sala de ventas, me imaginé una banquetera clásica, pero no. Tienen un stock de productos que no implican un gran desafío para el paladar convencional, pero integrando un toque de sofisticación que le sube hartos puntos a la experiencia. Por ejemplo el clásico tapadito queso-jamón (pan de hoja relleno con queso mantecoso, jamón de pavo y mantequilla al romero), que de sólo verlo ya sé que no va a ser el pan apurado que me hago en las mañanas cuando salgo corriendo.

De hecho, la Cote me confesó que había comprado más stock que el necesario para la junta, para sus refrigerios personales. “Si desayunas pan con mantequilla todos los días, ¿cómo no va a ser mejor variar con hummus? ¿Cómo te ves con un café y un tapadito, mientras contestas correos de la pega?”. Touché. Las comidas de mañana son lo mío. Y la verdad que alegrarme la rutina laboral con refrigerios que prometen frescura y calidad, me parece más que merecido. Y hasta saludable, considerando las chatarritas de mediodía que pico por ahí.

Esa noche con las niñas probé además el bagel de salmón ahumado (bagel amapola relleno con pasta de salmón ahumado, queso crema y rúcula), que no podía darle más sabor a los espumantes y las historias de las chiquillas. Debo decir que la mitad del grupo juega en el equipo vegetariano, cosa con la que no nos hacemos drama. La Cote las agasajó con unos tapaditos alcachofa-aceituna (pan de hoja relleno con pasta de alcachofa, aceituna, queso mantecoso y perejil) que estaban tan buenos, que me tuve que gobernar para no acortarle las opciones a las veggie. Y es que todo se veía tan delicado y bello en esa mesa.

Antes de terminar, la Cote nos tenía un último agasajo: ofreció café (o más espumante para las porfiadas) y “algo dulce”, cerrando su magno cóctel con unos bocaditos gloriosos. Y sobre todo genuinos: Eboca hace repostería desde cero, y se nota. No intentan captar paladares abusando de azúcar y grasa (triste fenómeno extendido en el rubro), y al primer mordisco se nota la calidad del ingrediente. Los comí con confianza, a pesar de todos estos años rechazando trozos de torta después de las 10 de la noche. No me arrepiento.

No me queda más que felicitar la ocurrencia de mi amiga, y mi olfato para seguir los datos buenos. Por si fuera poco, a pesar de tener la tienda a una distancia muy disponible, puedo pedir por aplicación de lunes a sábado hasta las 20.00, ¿qué mejor?

Eboca: Av. Tobalaba 431, local B, Providencia. +56 9 8596 3080 www.eboca.cl