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El pasado viernes, la industria del cine sufrió la perdida del actor Ryan O’Neal, recordado por la clásica película romántica Love Story (1970) que protagonizó junto a Ali MacGraw. Y ahora, la actriz habló tras el fallecimiento O’Neal, de 82 años.
“Trabajar con Ryan, hace tantos años, fue una de las grandes experiencias de mi carrera cinematográfica. Y seguimos siendo amigos desde entonces. Era un actor hábil, encantador y divertido también“, dijo MacGraw, de 84 años.
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“Sé que gran parte de mi éxito se debió a su generosidad”, señaló en un comunicado a People. “Ha sido devastador saber lo enfermo que ha estado Ryan durante muchos años, y no me sorprendió enterarme de que había fallecido”.
MacGraw añadió que su “corazón” estaba con los hijos y seres queridos de O’Neal. Y reflexionó sobre sus experiencias más recientes con el fallecido actor, padre de Tatum, de 60, Redmond, de 38, Griffin, de 59, y Patrick, de 56.
“Afortunadamente, estaba rodeado de su hijo Patrick y de un pequeño grupo de amigos íntimos de toda la vida”, dijo. Y añadió: “Mi corazón está con sus cuatro hijos y con la gente que más le quería”.
“Ryan y yo volvimos a trabajar juntos hace varios años con la compañía de rodaje de Love Letters. Fue una experiencia maravillosa. Y le echaré de menos a él y a la diversión que compartimos. Y rezo para que encuentre por fin la paz“.
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En Love Story, MacGraw interpretaba a la trabajadora Jenny Cavilleri, mientras que O’Neal daba vida al pretencioso Oliver Barret IV. Ambos estudiantes, procedían de ambientes distintos, pero eso no los detuvo para enamorarse y casarse.
Jenny y Oliver estaban a punto de formar una familia cuando se enteraron que el personaje de MacGraw moría de una enfermedad (no revelada), que dio fin a su breve historia de amor. La película, fue responsable de millones de lágrimas derramadas.
En 2021, con motivo del 50 aniversario de la película, los dos actores reflexionaron sobre su relación y el rodaje de la película. “No teníamos absolutamente nada en común”, dijo entonces MacGraw a People.
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“Era un chico de California, había sido estrella de cine, era atlético”. A pesar de sus diferencias, “simplemente congeniamos”, recordó MacGraw, relativamente recién llegada a la industria. O’Neal estuvo de acuerdo y dijo: “Fue mágico”.
MacGraw reveló que en un principio el guión la conmovió, pero no fue capaz de predecir como terminó convirtiéndose en un fenómeno cultural. “No tenía ni idea, hasta la noche en que la vimos, y todo el público estaba llorando al final”.
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Por su parte, O’Neal recordó haber pasado en auto por el Village Theater junto a amigos “para ver si había fila”. “Había una que daba la vuelta a la manzana y cuando preguntamos: ‘¿Es para esta función?’, nos dijeron: ‘No, es para la siguiente'”.
