La reina Letizia incentiva a sus hijas Leonor y Sofía a tener intereses más allá de los Borbones y la agenda de princesa e infanta respectivamente. Y mientras les inculca sobre deporte y cultura, evita que se acerquen a la imagen frívola de las infantas Elena y Cristina, y más aún, la de su prima Victoria Federica.
La reina de España cierra el verano con broche de oro y con su cumpleaños número 50, también logró dejar atrás aquella imagen más fría. Poco a poco ha reencantado a la prensa internacional y de cierta forma también a la opinión pública española.
Letizia se ha convertido en la capitana del barco real español y el rumbo que ha elegido para la monarquía es completamente contrario al de las infantas Elena y Cristina y, ahora, Victoria Federica.
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A sus 22 años, Victoria, hija de Elena con el diseñador Jaime de Marichalar, ha decidido que su vocación laboral es ser influencer en el mundo de la moda. Algo que ya atrae las críticas.
Por otro lado, en enero de este año Cristina e Iñaki Urdangarín anunciaban su separación. Pero esa relación estaba acaba desde hace mucho. En gran parte, debido al polémico y comentado caso Nóos. Juicio por el que el marido de Cristina terminó condenando a seis años de cárcel por cargos de malversación, fraude, prevaricación, falsedad y blanqueo de capitales. Época en la que los ahora exduques de Palma tenían que escuchar “escondan las carteras” cuando iban a comprar el pan. Hoy, la relación con su hermano el resy de España es escueta o casi nula, no tiene títulos e intenta rehacer su vida… una vez más.
Por su parte, la hermana mayor, Elena, tampoco se la llevó bien. Luego de 13 años de matrimonio, y dos hijos, Elena y Jaime de Marichalar decidieron separarse en 2007, el primer divorcio de la familia real española. Las diferencias entre ellos eran demasiados. Él prefería pasar los días dedicado a la moda, la noche y los eventos, mientras que la hermana del rey prefería quedarse en casa. Actualmente es precisamente el padre de Victoria Federica quien la incentiva en el mundo de la moda y las redes sociales, mientras que a Elena nunca se le volvió a ver en pareja y suele asistir a eventos junto a su madre, la reina Sofía.
Letizia Ortiz maneja el timón y lo aplica incluso en aquellos detalles histórico de la familia real española. Por ejemplo, los veranos en Palma de Mallorca. A la reina de España no le agradan, se siente incómoda y lo hace evidente. ¿La razón? Muy simple: es territorio indiscutido del rey emérito Juan Carlos.
Es un hecho que para el rey Felipe VI es un lugar que le fascina: la navegación, viejas amistades y los recuerdos infinitos de su niñez y juventud. Pero también guarda malos recuerdos del cuadro familiar, y no solo de Juan Carlos, también Palma aquellas tensiones entre la reina Sofía y Letizia, la cual se evidenció en público en 2018.
A partir de entonces, Letizia usó eso a su favor. Y luego de un correcto alejamiento, le dio la vuelta a las tradicionales vacaciones. Actualmente la reina de España introduce actividades culturales en la agenda de sus hijas. “Quiere que sus hijas visiten centros culturales, no que las vean pasearse todo el día por el Náutico como hacían las infantas”, explicó la periodista española Rosa Villacastín.
“Letizia sí quiere que sus hijas vayan a centros culturales y se distingan mucho de lo que eran las infantas Cristina y Elena”, insistió Rosa Villacastín. E insiste en la intención de la reina a la hora de que sus hijas aprendan a disfrutar de la cultura y amplíen su nivel cultural e intelectual, más allá del deporte o las redes sociales.