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El cómo pagar las cuentas se ha convertido en una fuente de ansiedad y tensión para muchas personas en el mundo entero. El aumento de los costos de los alimentos, los precios de la bencina, el dólar y todo tipo de servicios básicos, pareciera ser una escala sin tope.
Según The New York Times, la inflación en Estados Unidos se encuentra en su mayor nivel en 40 años. Y en Chile, los expertos predicen que la inflación cerrará este año con un alza del 11 %, según una encuesta del Banco Central realizada a operadores económicos y publicada hace un par de semanas.
Hacia donde se mire, el panorama es similar, y el estrés económico adicional no solo afecta a las cuentas bancarias, sino también nuestra cabeza. Lo que puede ocasionar desde depresión y vergüenza, hasta enojo o miedo, así como fuertes discusiones en el caso de quienes viven en pareja o tienen hijos.
Un estudio realizado con adultos mayores, publicado en 2017, reveló que la forma en que la persona percibe y reacciona a la dificultad económica puede tener consecuencias en su bienestar mental. En ese sentido, aquellos que se ven más afectados por su porvenir económico, son más propensos a sufrir depresión, frente a los que también tenían dificultades económicas, pero no se molestaban tanto.
The New York Times consultó a expertos financieros sobre cómo manejar los efectos emocionales secundarios de las preocupaciones por el dinero.
Reflexión y empatía
En casos de reajustes de gastos, las parejas pueden tener desacuerdos sobre el manejo de las finanzas. Y, según Rick Kahler, cofundador de la Asociación de Terapia Financiera, cada uno intentará convencer al otro de cambiar de opinión. Por lo mismo, sugieren analizar la reacción al hablar del tema y recomiendan encarar la conversación con empatía y preguntar: “¿Qué esperas al gastar este dinero?” o “¿Cuál es tu temor al recortar este gasto?”. De esa forma, aseguran, ambas personas se darán cuenta de que buscan lo mismo: mejorar la situación económica.
Amanda Clayman, terapeuta financiera en Los Ángeles, es más específica frente a la comunicación. Por ejemplo, en vez de decir, “tenemos que ahorrar más”, sugiere aclarar, “veamos cómo ahorrar otros 200 dólares cada mes”. Así como también involucrarse en las aseveraciones. “Me incomoda lo que pagamos en suscripciones de streaming, podríamos recortar en eso”. Así, ambos miembros de la pareja se sienten considerados y que sus opiniones valen lo mismo.
Gasta juicioso pero sin privarse
Solo o en familia, es esencial ponerse metas para solucionar problemas de dinero. ¿Para qué estás ahorrando? ¿Qué necesitas pagar con un presupuesto más limitado? Y en base a eso plantear los recortes. Eso sí, aconsejan conservar aquellas cosas que te alegran. Para los expertos, la pregunta es: ¿Qué puedo recortar que no afectará negativamente mi salud mental?
La incertidumbre de los últimos años “crea ansiedad perpetuamente”, dice Megan McCoy, terapeuta familiar y de pareja certificada que da cursos sobre planificación financiera en la Universidad Estatal de Kansas. Pero contar con un plan, para ahorrar o pagar deudas, te da un sentimiento de poder y control.
Explora la ayuda profesional
Buscar a un asesor financiero puede ser de gran ayuda. Desde consejos para hacer un presupuesto, o algo tan simple como aprender lo básico sobre inversiones. Además, los expertos coinciden en que la terapia financiera puede ayudarle a la gente a comprender sus pensamientos y creencias sobre el dinero. Y es que incluso puede haber conceptos errados o miedos del pasado que estén afectando a la hora de enfrentar una crisis económica.
Un escenario económico complejo, significa que el costo de la vida se incrementará. Y eso, en gran parte, es algo que no podemos controlar. Ahora bien, puedes tomar decisiones al respecto que ayuden, pero si no estás haciendo, la terapia es una buena alternativa.
