La anorexia es, por definición, uno de los trastornos de conducta alimentaria (TCA) más conocidos. Y este afecta principalmente a jóvenes entre 12 y 21 años.
Si afecta a ambos sexos, es 2,5 veces más frecuente en mujeres. Por lo que si tu hija pierde peso en poco tiempo, no come y se muestra excesivamente preocupada por su aspecto físico, presta atención porque pueden ser señales de un TCA como anorexia, bulimia o el trastorno del atracón, que son los más conocidos.
Efecto pandemia
El 90% de los participantes de un estudio publicado en la revista Journal of Eating Disorders informó que sus síntomas habían empeorado por el aislamiento, la tristeza, el estrés y la ansiedad, entre otros factores. Y a esto se le suma que al pasar más tiempo en casa, los familiares se han podido dar cuenta de algunos comportamiento relacionados a la alimentación.
Según los expertos, toda aquello que favorezca situaciones estresantes, como la pandemia, puede provocar dificultades emocionales en las personas vulnerables o con problemas preexistentes. Y así como la ansiedad y los síntomas depresivos han aumentado, también lo han hecho otros desórdenes, como el comportamiento alimentario.
Por otro lado, los expertos alertan sobre la influencia de las redes sociales y los cánones de belleza vigentes. Durante este tiempo los chicos han estado expuestos de forma extrema a una vida social online, y a su vez, a una apariencia de filtros y retoques. Algo que las encuestas reflejan, asegurando que más del 70% de los adolescente no se siente a gusto con su cuerpo. Asegurando que 6 de cada 10 jóvenes se sentirían mejor si fueran más delgados.
Causas del trastorno
En este caso la obsesión se centra mantener un bajo peso corporal y se caracteriza por el miedo a aumentarlo. Además, el adolescente con anorexia ve una imagen de sí mismo distorsionada y su autoestima se basa en su aspecto y un estado nutricional deficitario. Llegando incluso a poner su vida en riesgo.
Como en cualquier tipo TCA, la anorexia puede tener su base en factores biológicos, psicológicos, familiares y socioculturales. Por ejemplo, si alguno de los padres tuvo algún tipo de trastorno alimentario, sus hijos pueden tener una probabilidad mayor de padecerlo, aunque no es hereditario.
Cómo detectarla
La anorexia es el TCA más fácil de detectar. Hay una baja de peso notable, así como una restricción de ingesta de comida. En muchas ocasiones, evitan comidas familiares o esconden alimentos en servilletas o incluso en su pieza.
También recomiendan fijarse en síntomas como: caída del pelo, resequedad en la piel, amenorrea (falta de regla), desnutrición, desequilibrios hormonales o hacer ejercicio físico intenso con la intención de perder peso.
Otra señal es que coman de pie, desmenucen la comida en trozos muy pequeños y la ingiera a un ritmo muy lento, o que sienta culpa después de haber comido. Así como también caer en atracones con provocación de vómito o uso excesivo de laxantes o diuréticos.
Sus relaciones sociales también son una señal. Si son cambiantes, se muestra irritable o depresivo. Y algo muy determinante: el intenso miedo a engordar.
Cómo prevenirla:
Comer en familia
Es una de las principales medidas preventivas, porque si todos están presentes, todos saben en qué está el otro. Y es mejor evitar que conversaciones sobre el aspecto físico.
Comunicación madre-hija
Los adultos deben incentivar el diálogo, aclarar dudas, resolver problemas, etc., pero siempre sin juzgar. De esta forma se genera una confianza que ayuda a saber qué les pasa en cada momento.
Luchar contra los estereotipos
Se debe tener cuidado con lo que hablamos y las palabras que utilizamos. Evitar transmitir actitudes de rechazo a cuerpos diferentes y mucho menos resaltar la delgadez.
En la mesa, se aprende
Los hábitos saludables se aprenden en la infancia. Comer de manera equilibrada y variada, establecer horarios de comidad regulares y fomentar una dieta nutritiva, sin contar calorías ni hablar de ‘alimentos que engordan’.
Reforzar la autoestima
La percepción de los adolescentes de sí mismos, debe ser positiva. Por lo que los expertos recomiendan elogiar a los hijos y reforzar positivamente todo lo que tiene que ver con su personalidad y sus habilidades. Es importante que tomen consciencia de quienes son y aprendan a querer aquellas partes del cuerpo que les gustan y las que no.
Una imagen corporal amable
No podemos cambiar nuestro cuerpo, pero podemos mejorar cómo nos vemos. El desarrollo de la imagen corporal depende de nosotros mismos, pero también de los otros.
¿Y si ya es tarde para prevenir?
Lo primero es detectar las señales, para saber si es algún TCA, además, los expertos sugieren escuchar activamente lo que nuestra hijos quieran contarnos. Hay que recordar que es un desorden emocional, por lo que lo más importante es ponerse en su lugar. También aconsejan no centrarse solamente en el peso, sino transmitirle que queremos ayudar y asesorarse por un profesional.