Que fuera una personaje gracioso pero creíble. Esa fue la condición que puso Robin Williams para filmar Papá por siempre (1993), la famosa película que, como prácticamente todo el mundo sabe, narra la historia de un hombre desempleado que tras una difícil separación pierde la tutela de sus hijos. Es un padre extraordinario que no puede soportar la idea de no verlos todos los días, así es que decide disfrazarse de una mujer de la tercera edad, la señora Doubtfire, quien se hace pasar por una niñera que cuidará a los pequeños.
A Robin Williams le dieron chipe libre para hacer el papel. Total, era Robin Williams; confiaban en él plenamente. Basó su personaje en la niñera que tuvo cuando niño. Los periodistas se enteraron de su inspiración poco después del estreno y fueron a entrevistar a la verdadera señora Doubtfire, quien vivía en un hogar de adultos mayores. Pero ella se rehusó a dar entrevistas.
Antes de rodar la película, Williams estrenó su personaje en un espectáculo que el brillante comediante Andy Kaufman hizo en el Carnegie Hall de Nueva York. Como a Kaufman le gustaba engañar al público mezclando realidad con ficción, dijo que Williams era su abuela. Y, obvio, le creyeron.
Claro que esa exitosa prueba de credibilidad no le bastó al actor. Muchas veces caminaba disfrazado por la calle para ver si lo miraban extraño. Pero nadie dudaba de que era una mujer real. Incluso un día se le ocurrió entrar vestido como señora Doubtfire a un sex shop de San Francisco. Como lo suyo era la comedia tanto dentro como fuera de los sets de grabación, compró un dildo gigante y otros juguetes sexuales…
¿Le bastó con eso? No, no le bastó. Engañó hasta a su propio hijo, quien solo lo reconoció cuando empezó a hablar. Y como Robin Williams siempre era el cómico Robin Williams, incluso dio entrevistas disfrazado como la señora Doubtfire durante la promoción de la película.
Su otra regla fue poder improvisar y revisar todas las escenas en las que él aparecía. ¡Algunas las repitieron hasta 25 veces porque a él no le gustaban!
Improvisó como quiso. En esa divertida escena en la que la placa dental de la señora Doubtfire cae en un vaso de vino, el resto del elenco no sabía que Williams haría eso, así es que sus reacciones son espontáneas. Además, hizo reír a todos en el momento en que se la vuelve a poner y dice “Carpe Dentum… apodérate de los dientes”, una evidente alusión al célebre “Carpe Diem… aprovecha el día”, la famosa frase que él mismo decía en En la sociedad de los poetas muertos (1989) y que se atribuye al poeta latino Horacio (65- 68 a. de C.).
Eran bien “locas” las ocurrencias de Williams, pero valieron la pena. No lo nominaron al Oscar, pero sí obtuvo un Globo de Oro a Mejor Actor en Comedia o Musical. Y la película también se llevó el mismo galardón en la categoría de Mejor Película. Además, el filme recibió un Oscar al Mejor Maquillaje. Papá por Siempre fue un éxito de taquilla y en el año 2000 la incluyeron en la lista del American Film Institute como una de las 100 producciones americanas más divertidas de la historia.
La película, que contó con un presupuesto de 25 millones de dólares, recaudó más de 441 millones de dólares en todo el mundo. Y ante tal éxito, por supuesto que se pensó –cinco años después– en una segunda parte, pero ese proyecto no prosperó.
En abril de 2014, Robin Williams y Chris Columbus anunciaron que iban a unirse a Fox 2000 para producirla. El proyecto quedó trunco. Meses después de esas declaraciones, Robin Williams fue diagnosticado con Parkinson y el 11 de agosto de ese año se suicidó. Según indicó la autopsia, el actor padecía de un tipo de demencia incurable que se manifiesta de manera agresiva en el cerebro y que aumenta el riesgo de suicidio.
Sus últimos días fueron muy diferentes a los que vivió toda su vida el