El bioquímico y doctor en biología celular y molecular, divulgador científico y autor de libros como La ciencia pop y ¿Qué son los mocos? y otras preguntas raras que hago a veces, explica por qué es importante vacunarse contra el Covid-19 y aclara que es vital escuchar respetuosamente los temores de los escépticos y hacerles ver que las tres vacunas disponibles en Chile son seguras y eficaces.
1 Argumento antivacunas:
“LA VACUNA DEMORÓ MENOS DEL PERÍODO NORMAL DE INVESTIGACIÓN, POR LO TANTO NO ES SEGURA”
El período normal de investigación se compone de, al menos, tres etapas muy diferentes: la investigación preclínica, la investigación clínica y el proceso regulatorio. Las vacunas usualmente tienen largos períodos de investigación preclínica, pero, dependiendo de la tecnología, se pueden acortar. Por ejemplo, la vacuna contra las paperas (la más rápida de la historia, que tomó cuatro años en todo ese proceso) se valió de investigación previa relacionada con el crecimiento de virus en huevos de gallina. Eso quiere decir que no partieron de cero en cuanto a investigación. Así y todo, sólo en preparar la vacuna se demoraron 27 meses y el proceso regulatorio también tomó varios meses. Si se analiza sólo la fase clínica (ensayos en seres humanos), tomó 9 meses reunir los resultados de esa etapa.
El concepto de la vacuna de BioNTech-Pfizer fue desarrollado hace 3 décadas y, desde hace unos 5 años, estaban trabajando en el desarrollo de vacunas con una tecnología (ARN mensajero) que, por su naturaleza, permite tiempos más cortos de investiga- ción, considerando además que se trata de una vacuna desarrollada con ciencia y tecnología del siglo XXI (la vacuna contra las paperas es de fines de la década de 1960). Si nos fijamos en la parte clínica de la vacuna de BioNTech-Pfizer, los primeros voluntarios fueron vacunados en mayo, por lo que pasaron 7 meses antes de su aprobación de emergencia, similar al tiempo que tomó la vacuna contra las paperas. Y, para terminar, la seguridad de una vacuna no depende del tiempo que haya tardado 2en desarrollarse, sino en la calidad de los ensayos usados para demostrar el perfil de seguridad.
2 Argumento antivacuna:
“LA INMUNIDAD QUE GENERA LA VACUNA ES POR UN PERÍODO MUY CORTO, ENTONCES ES MEJOR NO VACUNARSE”
En estricto rigor no sabemos cuánto dura la inmunidad conferida por la vacuna, porque sencillamente no ha pasado tiempo suficiente para saber su límite superior de protección. Eso quiere decir que sólo conocemos el “desde”: la vacuna es eficaz y gene- ra protección por al menos seis meses. ¿Podría ser más tiempo? Claro, pero para determinarlo necesitamos que pase el tiempo. 3Por otro lado, la muerte por Covid-19 es un estado permanente.
3 Argumento antivacunas:
“LAS VACUNAS DE ARN PUEDEN MODIFICAR NUESTRO GENOMA Y CAUSAR DAÑOS IRREPARABLES”
Eso es absolutamente falso. De hecho, la vacuna de BioNTech-Pfizer imita el proceso de infección del SARS-CoV-2: la fusión de una esfera de lípidos con nuestras células y liberación de una molécula de ARN mensajero en el interior de nuestras células. El virus hace exactamente lo mismo y sabemos que no altera nuestro genoma (el virus del SIDA sí lo hace, como todos los retrovirus). El ARN mensajero dura pocos días dentro de nuestras células, no entra al núcleo, no puede convertirse en ADN de doble hebra y no puede integrarse en el genoma.
4 Argumento antivacunas:
“LAS VACUNAS TIENEN EFECTOS SECUNDARIOS QUE PODRÍAN INCLUSO CAUSAR LA MUERTE”
Las vacunas, así como cualquier tratamiento médico, pueden producir efectos adversos. Los más típicos son dolor, hincha- zón y enrojecimiento en el sitio del pinchazo; también efectos sistémicos, como malestar generalizado, dolor de cabeza y fiebre. Para la vacuna de BioNTech-Pfizer se ha descrito que algunas personas con antecedentes de reacciones alérgicas graves (shock anafiláctico) podrían también reaccionar de mane- ra similar a la vacuna. Para esas personas se desaconseja esta vacuna. Hasta hoy (fines de enero de 2021), se han vacunado en el mundo casi 70 millones de personas y no se han detectado efectos adversos graves; son poco frecuentes.
5 Argumento antivacunas:
“SI ME VACUNO, ME VA A DAR COVID-19”
Puede ser, después de todo es una vacuna, no una poción mágica. Por ejemplo, la efectividad de una vacuna depende en gran medida del sistema inmune de cada uno y todos tenemos distintas respuestas. La gracia de las vacunas es que la mayoría de las personas generan una respuesta inmune lo suficientemente robusta como para evitar un cuadro grave de una enfermedad. Eso es suficientemente bueno. Por cierto, el 20% de los casos de Covid-19 son graves y en Chile han muerto más de 22 mil personas (y como ya dije, la muerte es un afecto adverso grave y permanente de la enfermedad… no lo olviden). Un dato interesante: el Ministerio de Salud de Israel ha notificado que, entre 450 mil vacunados, sólo se detectaron 60 casos de Covid-19, todos leves. La efectividad de campo de esa vacuna es realmente buena.
6 Argumento antivacunas
“SI YA ME CONTAGIÉ, NO TIENE SENTIDO VACUNARME PORQUE EN ESE CASO TENDRÍA ANTICUERPOS”
No lo sabemos, porque muchos de los que han cursado la enfermedad no han sido capaces de generar ni anticuerpos ni una respuesta de memoria inmune, por lo que podrían volver a contagiarse y contagiar a otros.
–¿Qué te pasa a ti, en lo personal y como comunicador científico, cuando lees que un alto porcentaje de la población no se quiere vacunar, o al leer teorías conspirativas como, por ejemplo, la que dice que nos instalarían un chip para vigilarnos?
–Lo primero me induce a pensar que necesitamos una amplia, masiva y contundente campaña de información. En comunicación científica, el que llega segundo con su mensaje llega último. Necesitamos actuar ahora. Lo segundo es síntoma de una sociedad que vive inmersa en un mundo que depende profundamente de la ciencia y la tecnología, pero donde muchos no tienen ni la más mínima idea de cómo funciona la ciencia y la tecnología. Como decía Carl Sagan, “una receta para el desastre”.
–¿Crees que la vacuna debería ser obligatoria?
–No, no me gusta esa idea. Las personas deberían vacunarse voluntariamente porque entienden lo importante que es para ellos y para otros el que lo hagan. Debemos ser capaces de persuadirlos, de acoger sus preguntas y no ridiculizar sus dudas. Al fin y al cabo, detrás de cada una de esas personas hay preguntas sin respuestas que han contribuido a generar algo de ansiedad, incluso miedo. ¿No será mejor contestar esas preguntas, aclarar las dudas y echar un poco de luz encima de la incertidumbre? Creo que esa es la misión de científicos, comunicadores, medios de comunicación y, sobre todo, del Estado.
–¿Cuánto deberían durar los síntomas adversos al ponerse una de las vacunas Anti-Covid?, ¿un par de días, por ejemplo?
–En los ensayos clínicos se ha reportado que los efectos adversos más comunes se pueden tratar con paracetamol y deberían durar como máximo un par de días.
– En los medios se ha posicionado un poco de la idea de que la vacuna Pfeizer sería mejor que las otras que también se usarán en Chile. ¿Hay algo de cierto en eso?
–Los ensayos clínicos no son comparables, cuesta mucho comparar una con otra. Sin embargo, hay dos parámetros en los que sí se puede hacer una comparación y, de hecho, son los más importantes. Uno es el parámetro de seguridad y el otro es la eficacia con respecto a los casos más graves. En ambos parámetros, las vacunas aprobadas en Chile son muy buenas. Las tres tienen un buen perfil de seguridad con efectos adversos locales, como dolor, enrojecimiento e hinchazón en el sitio del pinchazo, y otros sistémicos como dolor de cabeza y fiebre, que son súper tolerables, tratables con paracetamol y duran un par de días. Por otro lado, las tres previenen los casos más graves de la enfermedad, que de hecho es el gran objetivo de la vacuna. Las vacunas no tienen como objetivo que la gente no se infecte; tienen el gran objetivo de que las personas que se van a enfermar desarrollen un cuadro leve de la enfermedad y no grave. En ese sentido, las tres vacunas han mostrado una eficacia muy alta, cercana al 100% en todos los casos, y en la prevención de los más graves, que muchas veces involucran hospitalización.
– Cuando las vacunaciones sean masivas, ¿podremos dejar de usar mascarillas y/o volver a abrazarnos?
–No por un tiempo, al menos no sin riesgo. Eso porque la inmunidad de las vacunas no es esterilizante, es decir, no evita que el virus infecte, porque no hay una buena protección en la parte alta de las vías respiratorias. Para tener inmunidad de este tipo necesitaríamos una vacuna que se inhale. Eso quiere decir que igual el virus podría colonizar la garganta de alguien vacunado y, durante un tiempo, esa persona podría contagiar a otros. La normalidad vendrá cuando logremos evitar la circulación del virus pero, para conseguir eso, necesitamos tener acceso universal a vacunas efectivas, seguras y que las personas las usen. Eso es lo que todos ansiamos.