Los días de la peste evocaron los miedos que los seres humanos tenían guardados debajo de los huesos. Qué importaban ahora las heridas, los duelos, las separaciones, las deslealtades, los monólogos pendientes. Todo parecía interrumpido en esa cuarentena infernal que tenía el nombre de una grieta que ahora era una tos, un resfrío, una fiebre perenne.
Los días de la peste evocaron los miedos que los seres humanos tenían guardados debajo de los huesos. El zigzag de las calles era ahora un nudo de silencio que no se interrumpía, una intimidad lenta y monótona y un poco morbosa que te obligaba a no despegarte de un celular, de un televisor, de una página donde se seguían inventando otras mentiras.
Los días de la peste evocaron los miedos que los seres humanos tenían guardados debajo de los huesos y la elasticidad de la piel parecía suspendida.
La noche anterior, la última noche donde la gente pudo salir a la calle, ella cruzó un tejado, ella se rompió la mano, ella maulló como si fuera un animal, un animal de la rabia, un animal de la pena.
Los días de la peste eran los días de sus propias heridas, de su dolor de útero, de su despedida primera. Las cosas no eran definitivas, las cosas se rasguñaban en la cara y se mordían en el hombro y se jadeaban insolentes. Quería olvidar. Quería olvidarse. Quedarse dormida con los ojos abiertos, con la herida que era espuma, que era grieta, que era tristeza cocida.
A ella no le iba a pasar nada, nunca le pasaba nada y por eso, cuando se dormía, cuando estaba quieta, cuando mordía otras bocas, gemía con los dientes apretados, gemía con la espalda y con la lengua, con el jadeo de las frases que no se completan, con la silueta de un cuchillo que no se sabe usar, con la madera mojada, inerte y ruda que te dan las voces que no controlas, que te estrangulan, que te comen viva. Esos fantasmas, que eran también otros hombres, poblaban su cabeza y la asechaban con una idea: tu tragedia nace en tu frente.
Sobre la autora
Escritora y periodista, Máster en Escritura Creativa y Candidata a Doctora en Literatura Hispanoamericana. Es autora de las novelas “La última ceniza” y “Antes del después”. Profesora universitaria.
Dirige su propio taller literario (miércoles de 19 a 21 horas/montserratmartorellcolon@gmailcom/@montserratmartorell).