Según Pilar Sordo, hay tres preguntas ‘idiotas’ que los papás hacen todos los días a sus hijos; “¿cómo les fue?”; “qué hicieron hoy”; y “¿tienen algo que hacer?”. Las respuestas casi siempre son los monosílabos “bien”, “nada” y “no”, respectivamente. En buena parte de los casos, hasta ahí llega la “comunicación”.
El problema es que, en este tiempo de cuarentena, ni siquiera se pueden hacer esas tres preguntas, porque los hijos no salen de casa, entonces el “cómo te fue” y “el qué hicieron” ya no tienen sentido, y es necesario armar una nueva política de conversación. Eso explicó la psicóloga en “Velvet al desayuno”, el programa que, de lunes a viernes a las 10 AM, conduce Angélica Castro en el IG Live de @Revista_Velvet.
“Hoy los adolescentes, más que en otros momentos, no debieran dormirse con el celular al lado. Creo que hay que requisar los celulares en la noche, y hay que hacerlo con mucho amor y cariño. No puede ser de una forma autoritaria y despótica como ‘pásame el celular y no me importa lo que pienses’. No. Le puedo explicar al adolescente que, si se va a quedar con el celular, va a estar despierto hasta las 3 de la mañana y va a dormir pésimo, se va a levantar tarde y no va a poder colaborar en las cosas de la casa de buena forma”, explicó la especialista.
Y aclaró: “Nadie está hablando de imponer nada, pero está claro que, los que definen las reglas en la casa, somos los adultos (…) Hay familias que (recién) hoy se dan cuenta de que no ponen límites, que tienen todo despelotado, y no saben cómo ordenar las funciones de la casa, porque los hijos se levantan tarde y se quedan hasta tarde viendo los celulares, etc. Yo propongo a esas personas sentarse con sus hijos y decir ‘me equivoqué’ y que, de alguna manera, esta oportunidad (la cuarentena) la aprovechemos para poder conectarnos de nuevo y empezar a conversar y sobre todo para redistribuir funciones y administrar de otra forma los tiempos, y partir de cero. Es una estupenda opción”.
Además, dijo que, lamentablemente ‘poner límites’ tiene mala prensa. “Al decir ‘poner límites’, en el inconsciente colectivo tenemos a una especie de mamá neurótica, estricta y castigadora, y la verdad es que no tiene nada que ver con eso. La palabra ‘límites’ simplemente explica un orden dentro de la casa y ese orden puede ser muy lúdico”.
Para quienes se preocupan porque sus hijos pasan todo el día encerrados en sus piezas, Pilar Sordo les recomienda preguntarse a sí mismos si, fuera de la pieza, hay o no un ambiente entretenido. Porque si el joven va a encontrar una mamá neurótica, un papá malhumorado y los va a escuchar todo el rato pelear, entonces tiene razón de no querer salir de su dormitorio.
“El adolescente sale de la pieza cuando encuentra que afuera hay algo más entretenido que lo que ocurre adentro, y para eso tiene que haber instancias de comunicación. “Aprovechemos esto para generar rituales de comunicación en la familia, para sentarnos en la mesa, para no comer en bandeja, para poder mirarnos a los ojos, sin tecnología. Tenemos la posibilidad de partir de cero con nuevos hábitos comunicacionales”, dice.
Además, durante la conversación la sicóloga habló de la importancia de no normalizar que el marido simplemente ‘ayude’ en la casa: “Está empezando a ocurrir la intensificación de patriarcado, mujeres de toda América Latina me escriben todos los días diciéndome que están agotadas porque tienen que hacer aseo, cocinar, etc, y la pareja y los hijos están desplomados en la cama que les digan ‘a comeeeer’ (…) Esta es una gran oportunidad para eliminar reglas básicas del patriarcado, una mujer me dijo que está super contenta porque su marido la estaba ‘ayudando’ con sus hijos y en la casa, y yo le dije ‘pero tú estás cagada de la cabeza, por qué me estás diciendo la palabra ayuda, si él no está ayudando en nada. En la casa hay responsabilidades y hay que repartirlas, y punto. Porque, si me dices la palabra ‘ayuda’, estás asumiendo que la responsabilidad de que todo lo que funcione en la casa, incluido que quede lechuga, es tuya”.