La única solución que tenemos a la mano respecto a los alimentos ultraprocesados es no consumirlos. Mucho se habla de que se puede comer todo con moderación. Pero no es cierto. Hay algunos alimentos que, pese a consumirlos durante toda la vida, no deberíamos comer si queremos seguir una dieta saludable.
Lo perjudicial con los alimentos ultraprocesados no son los aditivos, sino el perfil nutricional, ya que suelen contener harinas refinadas, azúcares, grasas poco saludables y otros ingredientes poco sanos pero que a la vez terminan creando combinaciones irresistibles para el paladar, por eso son difíciles de dejar. Entre los ultraprocesados más habituales encontramos cereales refinados y pastelería, galletas, snacks, papas fritas, golosinas, postres lácteos azucarados y buena parte de la comida precocinada que encontramos en los supermercados.
Algunos de los hábitos que podemos practicar para dejar atrás los alimentos ultraprocesados son los siguientes:
Elaborar una cocina saludable y deliciosa
Hay muchísimos alimentos saludables que nos aportan bienestar y además que podemos comer con gusto. La idea es aprender a cocinarlos, incorporando recetas nuevas a las ya habituales, de manera que comamos sano y rico y no echemos de menos determinados ingredientes poco sanos.
Aumentar las grasas saludables
Las grasas saludables que encontramos en alimentos como el aceite de oliva, la palta o los frutos secos son muy importantes para múltiples funciones del organismo, y pueden ser buenos aliados a la hora de ayudarnos a dejar los alimentos ultraprocesados.
Se recomienda incorporar alimentos como las semillas de chía, lino, pepas de girasol o calabaza, que nos ayudarán a quitarnos el ansia por comer alimentos azucarados e industrializados. Para los acostumbrados a terminar las comidas con un pequeño gustito, una medida de chocolate con alto % de cacao, puede ser la solución.
Reemplazar el azúcar
No es fácil alejarse del azúcar y de alimentos que la contengan. Por eso, los especialistas recomiendan ir reduciendo progresivamente la cantidad de azúcar que se añade a algunos alimentos con el objetivo de ir educando al paladar. Si comenzamos a reducir las cucharadas de azúcar que incorporamos al café o al té, en pocas semanas nos habremos acostumbrado al sabor natural de los alimentos y ni nos acordaremos de endulzarlos.
Gestionar el estrés
Un estudio publicado en la revista Scientific Reports señala que el consumo de azúcar afecta a los mecanismos de recompensa, algo parecido a lo que pasa con la adicción a estupefacientes y que para muchos es difícil alejarse de esto. Por tanto hay que buscar mecanismos para reducir el estrés, como el yoga y la meditación. Otra opción es buscar acompañamiento y tener metas: a veces nos cuesta mucho hacer cambios radicales nosotros solos y es mucho mejor estar acompañados en el camino hacia una alimentación saludable.
Comer cuando el cuerpo lo pida
Lo ideal es escuchar al cuerpo y comer cuando tengamos sensación de hambre: el cuerpo sabe cuándo avisar. Si comemos cuando se supone que nos toca comer, pero no tenemos hambre, lo más probable es que acabemos comiendo poco, lo que puede ocasionar que tengamos hambre al poco rato y acabemos echando mano a algún alimento ultra procesado para calmar el apetito.
Una dieta rica en proteínas
El consumo de proteínas es fundamental para múltiples funciones del organismo, ya que mejoran la masa muscular, y por tanto nos hacen sentir más fuertes y con más resistencia. Las proteínas ayudan, además, a reparar las células del organismo y a producir nuevas, ya que contienen todos los aminoácidos esenciales, y su consumo regular irá desplazando poco a poco el de los alimentos ultraprocesados.
Hidratarse correctamente
Hidratarse no significa únicamente beber una cantidad suficiente de agua durante el día, sino reponer los electrolitos que se van perdiendo a través del sudor, especialmente si practicamos deporte. Una buena solución es una bebida isotónica que sirva para reponer electrolitos y minerales y, por tanto, para sentirnos con más energía, cosa que nos hará pensar menos en consumir alimentos ultraprocesados y otros antojos.
No culparse
Si es necesario, podemos algún premio como antojo una vez a la semana y comerlo con felicidad y sin culpa, ya que si somos rigurosos y mantenemos una dieta saludable y equilibrada durante toda la semana, nuestro cuerpo va a tener herramientas suficientes para eliminar sin problema cualquier exceso. La idea es incorporar hábitos sin darnos cuenta e ir eliminando otros a su vez, combinando siempre estos cambios con la práctica de algún tipo de actividad física, hasta que sean interiorizados y lo hagamos parte natural de nuestra rutina.