Crear un clima de confianza dentro del núcleo familiar, es un objetivo clave para que la relación con nuestros hijos funcione y sea un vínculo fluido y sincero. Si se construye este clima de confianza será más fácil que se abran a nosotros, que cuenten sus problemas o que pidan consejos ante cualquier situación que les genere dudas.

Y lo cierto es que, por diferentes motivos, muchas veces no se atreven a hacerlo. Ya sea porque sienten vergüenza o porque no tienen la confianza suficiente, y también porque están lo suficientemente abrumados con sus problemas. Pero la sicología nos entrega tres estrategias que pueden ser de mucha utilidad para que tus hijos confíen más en ti.

La primera tiene que ver con darles libertad. La clave es decirles: “noto que te ocurre algo y me gustaría ayudarte, pero entiendo que puedes necesitar tu tiempo”. Hay pocas cosas para un niño o una niña, que ayuden más, que sentir que sus padres les dan espacio y que confían en ellos. La segunda es contarle cómo te sentiste tú en una situación similar: si sospechas de dónde vienen los problemas, háblale desde tu propia experiencia. Siempre es más simple conectar con una persona que ha pasado por conflictos similares, más que si eres padre o una madre que lo llenarás de juicios o que tienes todas las respuestas.

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La tercera estrategia es salir a dar un paseo juntos. Para un niño es mucho más sencillo hablar de lo que le pasa cuando camina al lado de otra persona, cuando está relajado y se siente acompañado, que frente a un adulto y en una habitación cerrada.  Otras opciones son hacer alguna actividad juntos: ya sea cocinar, dibujar, jugar algún juego. Algo que les permita sentarse y conectar. Idealmente, lo que mejor funciona es combinar las tres estrategias. A ver si te animas a probarlas cuando se surja la instancia.