–¿Hubo algún momento en que te hayas sentido culpable de trabajar en Google?
–Mira, es una buena pregunta. Me lo pregunté cuando terminé la película. Mi hijo me lo preguntó, cómo me sentía. Pero creo que, por un lado, yo no trabajaba en el área de búsqueda; mi responsabilidad era Google Play, un negocio distinto. El negocio de Google Play es comercializar contenido en el celular, por lo cual creo que no es lo mismo comparado con las redes sociales. Entonces, en lo personal, no me sentí mal. Pero igual me sentí mal en el sentido de que todos tenemos el deber de cuestionarnos. Lo que más me cuestioné es el tiempo que paso en el celular o que mis hijos pasan en el celular. Cada vez hay más datos que demuestran que, hasta cierto punto, no es sano, y que tenemos que diversificar un poco nuestros intereses y la forma de vivir la vida. Es algo que tenemos que trabajar, yo también lo tengo que trabajar.
–Justamente te iba a preguntar eso, si en el algún momento te has sentido adicto a la tecnología.
–Sí, absolutamente. He pensado en eso y hoy día tengo un mejor balance, pero es muy difícil, particularmente por el trabajo que hago. Cuando trabajas en esto, estás pendiente de la pantalla todo el tiempo, escribiendo presentaciones, leyendo. Yo escucho los libros en el celular, con lo cual el celular está siempre presente. Pero sí he cambiado mucho: yo eliminé las redes sociales. No utilizo Twiter, Facebook, ni Instagram. Igual tengo gente de la empresa que de repente maneja cuentas (de trabajo) para mí, pero yo nunca me pongo en las redes sociales.
–¿Cuándo tomaste esa decisión?
–Creo que hace un par de años. Y la tomé por un simple motivo, porque cuando tuve esos malos momentos en 2017, cuando yo y mi ex nos separamos, cada vez que me ponía en las redes sociales veía fotos de amigos o de gente pasándolo bien y viajando a lugares exóticos o con nuevos autos y nuevas casas. Por mi formación y por el mundo de Silicon Valley, tengo amigos que financieramente son muy exitosos y, cuando miraba eso, como que me sentía triste. No era un tema de envidia, sino de tristeza y sentía que, cuanto más tiempo pasaba en los medios sociales, más me afectaba. Entonces con el coach me fui conociendo mejor y, también con el trabajo que hoy hago, me empecé a dar cuenta de que lo más importante no era eso. Lo importante era que soy un papá extraordinario, que soy un súper buen amigo, que he montado una empresa que ayuda y tiene un impacto en la vida de las personas y en los ejecutivos de las empresas. Y que eso era lo realmente importante, que lo material y lo que yo veía no era importante, ¿me entiendes? Entonces pasé a ese punto de “no quiero compararme más”, porque esas no son las cosas bajo las cuales yo defino mi éxito.