La pandemia cambió muchas cosas en nuestras rutinas, la forma de comunicarse y trabajar se vieron afectadas, y las videollamadas aparecieron como la herramienta para superar el confinamiento. Según el informe Store Intelligence Data Digest publicado por Sensor Tower, el servicio de las videollamadas ha aumentando en un 128,8%.
Clases, reuniones de amigos, de trabajo, mantener el contacto con los seres queridos, incluso juegos. Rápidamente las videollamadas reemplazaron las conversaciones en persona, y así como solucionaron problemas, también trajeron consecuencias. ‘Zoom fatigue’, es una de ellas, una expresión que hace referencia a una de las aplicaciones más descargadas en los últimos meses.
Sí, las videollamadas puedes producir fatiga y agotamiento. Y es que estas requieren de un esfuerzo mayor que una conversación cara a cara presencial. Según los expertos exigen un nivel de atención importante y de un trabajo de expresión no-verbal mayor, la exposición aumenta, el contacto visual es necesario y constante, e incluso estudios hablan de presión social frente a una cámara de computador o teléfono. El tono de voz, la postura, las expresiones faciales, todo es diferente frente a una pantalla. Para el cerebro es un trabajo extra. Según National Geographic, lo obliga a descodificar a tanta gente al mismo tiempo que puede no obtenerse nada significativo de nadie.
Por lo mismo, aseguran que no es extraño sentirse “agotado” por las videoconferencias, y pueden provocar ansiedad y estrés.
Ante la situación mundial, no se puede evitar la videollamada y tendremos que acostumbrarnos a vivir con ellas. Por lo mismo, los expertos sugieren aprender a enfrentarlas para así evitar la fatiga.
Poner límites
Uno de los errores es caer en llamadas que duran horas y se realizan varias veces al día. Es clave poner horarios y duración de estas para así tener ciertas horas para descansar y relajarse. Quizás es más difícil si se trata de reuniones laborales, afirman, pero no por eso se debe caer en el exceso. Además, están las llamadas personales, que suelen abarcar varios días a la semana, por lo que hay que incluir en la agenda también espacios para desconectarse.
Mantener una actitud positiva
En esto los psicólogos coinciden, y afirman que como si se trata de cualquier otra situación extrema, es clave la forma en que nos enfrentamos a esta. Y mantener una mente positiva al respecto es una gran ayuda. No tomar las videollamadas como algo malo o un castigo.
Dime de qué hablas y…
Los temas que se traten en las videollamadas también tienen un efecto directo en nuestras energías y en el organismo. Si bien las de tipo laboral no dependen de uno, en las de tipo personal recomiendan poner temas agradables, positivos y ojalá que no giren en torno a la pandemia o cosas negativas.
¿Son realmente necesarias?
Esto quizás sea lo más difícil debido a las circunstancias, pero así como dice la frase “esta reunión podría haber sido un mail”, las videollamadas que se puedan evitar por un mensaje de voz o correo, es mejor evitarlas. Así podemos disminuir la tensión y ansiedad que generan.