A simple vista, la historia sonaba como un cuento real: el príncipe William y Kate Middleton encontraron su “hogar definitivo” en Windsor. Forest Lodge, una imponente propiedad valorada en 21 millones de dólares, parecía destinada a convertirse en el refugio definitivo de la familia. Sin embargo, la realidad de ser herederos al trono británico impone límites que ni ocho habitaciones ni jardines de ensueño pueden borrar.
El inmueble, situado dentro de los terrenos protegidos del Castillo de Windsor, ofrece el doble de espacio que Adelaide Cottage, su actual residencia. Aun así, cuando William ascienda al trono, el Palacio de Buckingham seguirá siendo su epicentro vital.
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Como explicó el historiador Hugo Vickers: “El rey tiene que estar en un lugar conveniente, cerca del centro de gobierno. No pueden esperar que los ministros vayan a Windsor. Estoy seguro de que William y Catherine tendrán que usar el Palacio de Buckingham como su base en Londres y también para sus deberes ceremoniales”.
La mudanza, prevista para este año, será financiada en su totalidad por los propios príncipes: tanto la remodelación de Forest Lodge como el arriendo a precio de mercado corren por cuenta de la pareja. Una decisión que los distancia de críticas pasadas, como la millonaria renovación de su apartamento en Kensington Palace y que aún conservan como residencia en Londres, junto a su refugio campestre en Norfolk, Anmer Hall.
El movimiento de William y Kate también simboliza un nuevo comienzo tras lo que el príncipe definió como “el año más difícil” de su vida. En 2024, tanto la princesa como el rey Carlos III enfrentaron diagnósticos de cáncer que pusieron a prueba a la familia y al país.
Forest Lodge, sin embargo, no es solo lujo y tradición. Su historia también carga con sombras: Sir John Aird, antiguo ayudante del duque de Windsor, fue inquilino hasta 1973, cuando se quitó la vida tras un diagnóstico médico. Décadas más tarde, la propiedad volvió a ser ocupada por el organizador de eventos Alex Fitzgibbons y su esposa Cristina Stenbeck, quienes la abandonaron luego de rumores sobre un eventual traspaso.
Hoy, los nuevos ocupantes serán William, Kate y sus tres hijos, George, Charlotte y Louis, quienes estudian en la cercana escuela Lambrook. La familia llegó a Windsor en 2022 para acompañar de cerca a la reina Isabel II durante sus últimos meses de vida.
