La sintonía entre Carlos de Inglaterra y su hijo mayor es evidente. El mundo sintió esa conexión cuando el príncipe le juró lealtad y le besó la mejilla en la Coronación. También lo emocionó durante el concierto en el Castillo de Windsor al decirle frente a las cámaras: “Estamos orgullosos de ti, papá”. Tuvieron que pasar años para esta armonía. Los separó el deber por sobre la crianza. Una historia que el actual sucesor no quiere repetir con sus tres hijos.
“William es muy parecido a su papá: es más tradicional y racional. Pero Harry… es como yo”. Con esas palabras, la princesa Diana describió a sus hijos en la polémica e inolvidable entrevista de Martin Bashir para la BBC. Su posición aseguraba al primogénito la Corona y, como heredero, forjó su carrera. Y si bien guarda mucho parecido con su padre, el rey Carlos III, entre ellos hay un historial de desencuentros.
No hay que hacer un esfuerzo para recordar que la relación padre e hijo estuvo marcada en el pasado por la tragedia y una constante presión mediática, a lo que se sumó la tensión familiar que añadió en los últimos años su hermano Harry. Y si bien hoy con el monarca son muy cercanos, su heredero intenta no reiterar los errores de su padre cuando se trata de sus hijos George, Charlotte y Louis.
“El príncipe William ha perdonado a su papá y las relaciones entre ellos están mucho mejor. Pero ha sido muy claro al comunicar que no repetirá la manera en que se priorizaron algunas cosas cuando él era todavía un niño. Siente que la incuestionable ética laboral de Carlos tuvo un impacto directo en su crianza tras la muerte de su mamá: eligió volcarse a sus deberes reales por encima de ser padre en demasiadas ocasiones”, reveló el año pasado una fuente de palacio al Daily Mail.
El mundo ha visto cómo sus tres hijos son prioridad, incluso, cuando tiene una agenda real copada. “A la hora de programar los compromisos, siempre que sea posible, se tendrá en cuenta la hora a la que los niños salen del colegio para que o él o la duquesa (hoy princesa de Gales) puedan estar allí para recogerlos”, agregó la misma persona al matutino británico.
Cuando Carlos III cumplió 70 años, en 2018, William expresó en una entrevista conmemorativa que quería cambios en su dinámica como padre y abuelo. “Me gustaría que tuviera más tiempo para estar con los niños… Para jugar con ellos”. También expresó admiración hacia su mente brillante, pero enfatizó el foco familiar: “Necesitamos estar con él lo más posible”.
Al parecer, Su Majestad se tomó muy en serio esa declaración y hoy esa cercanía parece vital para él, quien no teme mostrar ese afecto en público y que adora tener su familia alrededor. Su nuera, Kate Middleton, apasionada por la fotografía, se ha encargado en registrar con su cámara esos momentos íntimos.
Una escena pública que dio cuenta de ese giro ocurrió en junio pasado, durante el concierto del Jubileo de Isabel II. El príncipe Louis estaba muy inquieto como siempre y, en favor de no agotar la paciencia de Kate, William le pidió al actual rey que se ocupara. El niño se entusiasmó y, rápidamente, se acomodó en las rodillas del abuelo. Mientras que Charlotte le hacía un gesto de aprobación con la mano a Carlos. Eso era lo que deseaba ‘Will’ y lo ha conseguido.
La relación llena de altibajos no es un secreto de Estado. En una oportunidad trascendió que tuvieron diferencias por dinero. Carlos, además de papá, también es jefe de William, quien en más de alguna ocasión se vio afectado por recortes de fondos para sus proyectos o, definitivamente, cuando el actual rey no quiso financiarlos.
Hoy se quieren, se respetan y, como afirma Vanity Fair, “están en la misma longitud de onda”. Ambos se sienten unidos por el deber de la Corona y así quedó formalizado durante la Coronación de Carlos III.
El heredero al trono le prometió lealtad a su Majestad y recitó: “Yo, William, príncipe de Gales, te juro lealtad, fidelidad y dedicación, y te serviré como fiel vasallo. Que Dios me ayude”. Luego de tocar la corona de San Eduardo con su mano derecha y besar al nuevo soberano en la mejilla izquierda, este último respondió: “Gracias, William”. Unas palabras notoriamente de padre, más que de rey; y del corazón, mucho más allá del protocolo ceremonial. Ese mensaje para la nación y el mundo entero fue claro.
Hoy, el príncipe Gales es una pieza clave de la institución y se ha convertido en el hombre fuerte de la familia, en un papá y esposo presente, además de protagonista indiscutido del futuro de la monarquía. Súbditos, medios y los ojos curiosos de distintos rincones del mundo han visto que, más allá de lo que defina un papel firmado por Su Majestad, el hijo mayor de Diana se ha ganado su favorable posición. A medida del paso de los años conquistó al público británico y por eso goza de una popularidad inmensa alimentada, en gran parte, por su matrimonio y la familia que ha creado. Se aplaude su foco: primero es papá.
Fotos: GrosbyGroup.