Revista Velvet | Vuelve “Top Gun” y te contamos lo que no se supo de la original
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Vuelve “Top Gun” y te contamos lo que no se supo de la original

Vuelve “Top Gun” y te contamos lo que no se supo de la original
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Vuelve “Top Gun” y te contamos lo que no se supo de la original

POR Carlos Loyola Lobo | 03 abril 2022

El próximo 27 de mayo y 36 años después de ese mayo del 86 cuando apareció en pantalla gigante por primera vez, el piloto de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Pete “Maverick” Mitchell volverá a los cines en la piel de Tom Cruise, en la película que convirtió al actor en una estrella mundial. Antes de él, Tom Hanks, Patrick Swayze, John Travolta, Matthew Modine y Charlie Sheen postularon y se rehusaron a desempeñar este rol por considerar que el guion era flojo.

Las primeras críticas en los diarios norteamericanos fueron tibias e insípidas. De alguna manera condenaban el alma intrínsecamente comercial del filme. Esta recepción poco entusiasta de los medios masivos comúnmente ahuyentaba a la gente de las salas. Eran los tiempos cuando la crítica pesaba en las audiencias. Sin embargo, ese primer fin de semana, el público colmó los cines. Un película de acción de aviadores, de persecuciones aéreas, con una historia de amor, sumado a un joven actor con magnetismo, un elenco nuevo y una banda de sonido de alto impacto. Una fórmula que resultó infalible. Contra todo pronóstico, Top Gun se convirtió en la película más taquillera de 1986. Con un presupuesto de 15 millones de dólares, terminó recaudando 360 millones. Pero no sólo se trató de una cuestión de recaudación. La película convirtió a Tom Cruise en uno de los grandes nombres de Hollywood.

El actor tenía 23 años. Hasta el momento había interpretado pequeños papeles. La primera gran oportunidad le llegó con Risky Business. La escena icónica de él, con toda la casa paterna a su disposición, bailando en calzoncillos, simulando tocar una guitarra quedó en la mente de todos. Luego vino un pequeño traspié: Leyenda de Ridley Scott. Una filmación larga y un fracaso de crítica y taquilla. Su carrera estaba en un momento crítico, en un punto de quiebre. Debía elegir bien el siguiente proyecto. Y lo hizo. Top Gun lo convirtió en una súper estrella.

El rol de Maverick había sido ofrecido a la gran mayoría de las estrellas jóvenes del momento. El que estuvo más cerca e interpretarlo fue Matthew Modine. Pero el actor rechazó la oferta. Creía que la historia era demasiado militar, de un nacionalismo excesivo que contrastaba con sus convicciones. Lo mismo dijeron otros actores como Tom Hanks, Emilio Estevez y Patrick Swayze. El agente de John Travolta pidió una suma de dinero demasiado alta. El de Charlie Sheen también fue un nombre que tuvo posibilidades, de hecho se quedó con tal gustito que unos años después protagonizaría Locos del Aire, una sátira de Top Gun. Incluso el mismo Tom Cruise dudó en aceptar el ofrecimiento. Su experiencia anterior con la familia Scott no había sido buena (Ridley era el hermano de Tony Scott). Pero el productor Jerry Bruckheimer le organizó una visita a la base aérea. Caminó por las pistas, vio volar los aviones e inspeccionó los hangares. Al terminar el recorrido, el joven actor llamó al productor para decirle que contara con él. Había quedado fascinado con ese mundo y quería vivir en él, al menos por unos meses.

En el momento en que Top Gun llegaba a las salas norteamericanas, Cruise se encontraba filmando El Color del Dinero junto a Paul Newman y dirigido por Martin Scorsese. Su carrera adquiría otro sesgo. Al éxito de público le agregaría prestigio. Cruise fue importante también en la promoción de la película. Realizó una gira mundial que lo llevó a recorrer lugares como Francia, Inglaterra y Japón.

En el transcurso de la filmación, los aviadores norteamericanos se acercaban al director y a otros miembros del equipo para marcar algunos errores de verosimilitud. Era un aspecto que a Tony Scott no le importaba demasiado. En una pausa entre escena y escena, unos militares se acercaron al director y se quejaron por la gran cantidad de escudos y distintivos que tenían las chaquetas de los aviadores en la ficción. Adujeron que para ellos eso era inverosímil, que ninguno usaba tantos. Tony Scott, sin sacar la vista del café que estaba tomando, les respondió: “No estamos haciendo una película para pilotos de guerra. Nuestro espectador es un granjero de Kansas que nunca va a notar la diferencia”.

Sin embargo la película logró trascender en el tiempo. Y en uno de esos raros fenómenos que suceden muy de vez en cuando, sus escenas y sus modismos se convirtieron en parte del mundo que intentó recrear. Así como miembros de la mafia norteamericana incorporaron muletillas de El Padrino, Top Gun logró que algunas de sus frases y modismos -que no existían en el mundo de la aviación bélica- se volvieran frecuentes entre los pilotos. Tanto es así, que en la actualidad, en la academia de pilotos de elite hay multas para aquellos principiantes que citen la película creyendo que están replicando jerga del mundo aéreo.

Para poder llevar adelante la filmación era imprescindible contar con el aval de la Marina norteamericana. Debían proporcionar los aviones, los portaaviones, las instalaciones de las bases y los conocimientos técnicos necesarios. Eso, además del costo económico del alquiler de las naves, permitió que la Armada interviniera en el guion y exigiera cambios. Modificó varias partes de la historia para mejorar su imagen, entre ellas la de los motivos de la muerte de Goose (Anthony Edwards).

Todos los actores vomitaron arriba de los aviones de combate. Les costó adaptarse. Tom Cruise fue llevado en un viaje inicial por un piloto profesional. En medio de las maniobras buscó la bolsa de papel que tenía a mano. Al verlo, el que comandaba la nave hizo girar el avión y lo puso boca abajo en medio de la operación del actor que terminó bañado en sus propio vómito. Ese fue su bautismo aéreo. Al aterrizar, el militar se acercó a Cruise y le expresó sus respetos: “Sólo hay cuatro trabajos que vale la pena hacer en esta vida: piloto de elite, actor, estrella de rock o presidente”, le dijo. Art Scholl, uno de los pilotos que se desempeñaba como doble, perdió el control de su nave en medio de una toma. Anunció por la radio que estaba en graves problemas y la nave cayó en picada en el mar. Nunca fueron encontrados los restos ni de la máquina ni del piloto. Una leyenda en los títulos finales le dedica la película.

Después del estreno y de la película convertida en éxito de taquilla, las autoridades militares quedaron muy conformes con la cinta y la imagen que entregaba de sus pilotos. Fue una enorme publicidad para ellos. Las peticiones para ingresar como pilotos aumentaron un 500%. Pero antes de llegar a eso, cuando los directivos del estudio vieron el primer corte, no quedaron satisfechos. Las escenas de acción eran buenas, había tensión, el elenco joven daba la talla pero faltaban escenas de amor. Hubo que volver a rodar. El problema era que la pareja protagónica ya estaba en otros proyectos. Cruise ya estaba a las ordenes de Scorsese mientras Kelly McGillis también estaba enfrascada en otro proyecto fílmico que por exigencias del guion tuvo que teñirse el pelo a un tono más oscuro, mientras que Cruise había ya abandonado su look militar. Para solucionar esta cuestión Tony Scott decidió que McGillis utilizara una gorra en la escena del ascensor para que no se notara el cambio de color.

La música es otra de las claves de la película. El disco llegó al número uno de los más escuchados vendiendo casi 10 millones de copias. Lo extraño es que las tres canciones más conocidas, a estas alturas tres clásicos, no estaban en el disco por una cuestión de derechos: Sittin’ on the Dock of the Bay, You ‘ve Lost That Lovin’ Feelin’ y Great Balls of Fire. Pero Giorgio Moroder tenía un as en la manga. Take my Breath Away grabada por Berlin, un grupo New Wave fue un gran hit, que les hizo llevarse el Oscar y el Globo de Oro a mejor canción original. Moroder había compuesto la música de esta canción un tiempo antes. La había ofrecido para 9 Semanas y Media y estuvo a punto de ser utilizada. Berlin fue el grupo elegido y fue un gran hit. Como una paradoja, Terry Nun, la cantante de Berlin, odiaba las baladas y los temas lentos. Este fue su mayor éxito. Quizás, el único.

A Top Gun le esperaría otro éxito más. La película superó las expectativas en el mundo del VHS. Batió todos los récords de pre-ventas de cintas de video casero. La gente hacía fila en los video clubes para llevársela a sus hogares. En Estados Unidos a través de ella se instaló un nuevo precio de venta en los VHS que permitió un boom en su adquisición, modificando el negocio para siempre.

Top Gun: Maverick marca el regreso de Tom Cruise al papel que cambió su carrera. Esta vez será dirigido por Joseph Kosinski. Ya no estará detrás de cámara Tony Scott, muerto en 2012. Tampoco Kelly McGillis, cuya carrera se fue desvaneciendo en el tiempo. Cuando le preguntaron por qué ella no estaba en esta secuela, respondió con sarcasmo: “Soy demasiado mayor, estoy gorda, aparento la edad que tengo y esto no resulta adecuado para el mundo del cine. Prefiero esto y sentirme absolutamente segura de mí, saber quién y qué soy”. El papel femenino principal en Top Gun: Maverick lo interpretará otra actriz medio desaparecida hasta ahora, Jennifer Connelly.

Una secuela o remake del que el propio Tom Cruise nunca estuvo muy seguro de realizar y cuyo estreno se postergó producto de la pandemia del COVID-19. Esta vez, y con todos los beneficios que trae ser una superproducción en estos tiempos digitales, la nueva Top Gun trae de vuelta a Val Kilmer, y además de Connelly suma a Ed Harris, a Jon Hamm y al actor de Whiplash, Miles Teller.

Un intento por acercar este clásico ochentero a las nuevas generaciones. Una película que excedió sus propias ambiciones, que se convirtió en una marca de época con frenéticas escenas aéreas, con un buen casting, con mucha anécdota pop y con un actor que se convirtió en una leyenda del Hollywood moderno.

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