Lo bueno
Fue una noche de rock latino y anglo bien pensada para un perfil de público con gran componente de género masculino y alrededor de los 50 años en edad. Maná y Men at Work desplegaron, cada uno a su turno, una rotunda lista de clásicos que despertaron un karaoke masivo donde el baile y la escucha de los espectadores, lejos de ser frenéticos, tenían un tempo de marcada madurez e intensa conexión.
Fue la audiencia ideal para un comediante como Luis Slimming, quien hizo una rutina a ratos subida de tono, pero sin llegar a incomodar. Seguro en escena, sin parafernalia alguna, Slimming no necesitó de nada más que una batería de chistes cortos, bien hilados, para ganar el favor de la Quinta Vergara. Incluso se dio el gusto de potenciar sus ácidos comentarios de actualidad y vivencias autobiográficas con un atrevido diálogo directo con miembros de la platea, generando aún más hilaridad.
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Lo Malo
En la presentación de Luis Slimming fue notoria la polarización política del país. Las únicas pifias del show se dejaron sentir cuando nombró a figuras como Boric o Pinochet. Pero el comediante, con años de oficio como guionista, fue hábil en medir la respuesta del público y dejar rápidamente esa senda de humor.
No mostraron la misma habilidad y capacidad de reacción los animadores del Festival de Viña. Frente al rechazo que el público manifestaba ante las evaluaciones del jurado en las competencias, María Luisa Godoy y Francisco Saavedra decían “el público rechaza”. Cuando la Quinta aplaudía en señal de contento, decían “ahora están más contentos”. Más preparada para reproducir un relato aprendido sobre las temáticas de las canciones o de la trayectoria de los competidores, la dupla una vez más era anulada al momento de la evaluación. “Es bueno que se manifiesten”, fue el único comentario que se escuchó ante las interpelaciones del renovado monstruo de Viña del Mar.
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Lo Feo
La pobre puesta en escena de los australianos Men at Work reveló desde el inicio de su show que en la producción del festival quedan aspectos por cuidar. Porque aunque la banda haya entrado a escena después de las 2 AM y aunque no se trate de una agrupación musical que cuide la estética de su propuesta musical, Viña es un show televisado que no puede mostrar menos esfuerzo en un número internacional que en el montaje de cada canción en competencia en canción. Fue un pobre diseño escenográfico dejar como acompañamiento sólo las luces y unas discretas proyecciones de imágenes geométricas como fondo de los clásicos ochenteros.
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