El público siempre se extraña cuando aparece una película que suele causar un repentino entusiasmo y el aplauso unánime de la crítica. Y es que la mayoría de los films que se estrenan tienen una calidad a veces deficiente o son más de lo mismo. Por tanto, cuando aparece algo que se escapa de la media, se encienden las alarmas. Es lo que ha pasado con Todo en todas partes y al mismo tiempo, lo nuevo de una dupla conformada por Dan Kwan y Daniel Scheinert, que en los afiches se hacen llamar “Daniels” y que con anterioridad hicieron un filme con Daniel Radcliffe llamado Swiss Army Man y que les valió el respeto de la crítica. Y, antes de eso, se habían dedicado a la realización de videoclips de bandas como Foster the People, entre otras.
Pero acá, la dupla se vuelca de lleno en un territorio que posiblemente nos mantenga enredados un buen tiempo, el famoso “multiverso”. Esa excusa narrativa que nos han impuesto las últimas historias de Marvel con el afán de no poner límites a esta verdadera máquina de hacer dinero y cortar tickets. Y de esta manera no tener excusas para matar, revivir, o colar personajes de una película en otra, y así ad infinitum.
La gracia de Todo en todas partes y al mismo tiempo, es que lleva este relato que hasta ahora lo habíamos explorado en territorios más fantásticos, hacia una historia bastante más cotidiana y que tiene a la célebre actriz proveniente de Malasia, Michelle Yeoh como protagonista de esta narración que comienza de una manera si se quiere muy gris y convencional, presentándonos a una familia propietaria de una lavandería, que tiene que pagar impuestos -o repactar deudas con tesorería- y además prepara el cumpleaños del papá de Evelyn (Yeoh), que tiene ciertas complicaciones de salud.
Su marido, Waymond, es un hombre siempre conciliador e incluso sumiso. Joy, la hija, está de novia con Becky y a Evelyn le cuesta acostumbrarse a esta relación lésbica de su hija. Pero nada importa mucho, porque la cabeza de Evelyn está en su negocio y la burocracia con los impuestos, donde va a parar y tiene que enfrentarse a Deirdre, la funcionaria del servicio, rol a cargo ni más ni menos que de Jamie Lee Curtis. Y acá es donde esta caja de pandora se abre, el momento en el que como espectadores nos damos cuenta que estos personajes también existen en una realidad paralela. O en muchas. Es lo que llamamos el multiverso. Y todo se complejiza pero también se torna harto más entretenido.
Con un reparto eminentemente de origen oriental, esta película se nutre en buena parte de los códigos del animé y de la ficción venida de oriente que ya está bastante interiorizada en cierto público cada vez mayoritario. Lo cierto es que con la excusa del multiverso olvidamos el relato de cierre definitivo, como lo eran las historias que conocíamos hasta ahora, sino que se amplían las posibilidades. Es por lo que muchos ya plantean que el futuro del cine está acá. Todo en todas partes y al mismo tiempo juega también con el mega relato. Muchas veces estamos viendo una película dentro de otra. Pero ojo, porque tampoco -y eso se agradece- se toma demasiado en serio. Por cierto, es un juego al que hay que ir dispuesto y entregado a jugar para así disfrutarlo de buena manera. La invitación parece ser a abrir la mente.
Una de las tantas cosas que llama la atención de este filme que ha causado real revuelo y curiosidad en todos los países que se ha estrenado, donde ya lo han denominado “el filme del año”, es que el nivel de creatividad en el uso de recursos narrativos para contar la historia es infinito. Es un experimento de múltiples posibilidades y la más entregada parece ser Michelle Yeoh, que explora un arco dramático ilimitado, lo que convierte su actuación en un logro superior, el que no debería extrañarnos si es reconocida con alguna nominación.
Todo en todas partes y al mismo tiempo está llena de guiños que la podrían convertir en un clásico de culto para toda una generación. Con una dirección de arte rica y diversa en influencias de todo tipo, se trata de una película a ratos incorrecta, absurda, enternecedora, pero que sin lugar a dudas juega con reglas que intentan hacer desaparecer los límites de lo ya visto.
Una propuesta fresca, atractiva y que te hace salir del cine absolutamente sobre estimulado. Toda una experiencia (a ratos rara, delirante, extraña y divertida) que vale la pena ser vista. Y aunque ya está en funciones de pre-estreno, Todo en todas partes y al mismo tiempo se estrenará oficialmente el próximo jueves en todos los cines del país.