Revista Velvet | Vimos “House of Gucci” y te contamos todos los detalles
Cultura Pop

Vimos “House of Gucci” y te contamos todos los detalles

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Vimos “House of Gucci” y te contamos todos los detalles

POR Carlos Loyola Lobo | 25 noviembre 2021

House of Gucci es de esas películas absolutamente conscientes de lo que son, de lo que quieren producir en el espectador, de las herramientas que quiere usar y del tema que quiere tocar. La última película de Ridley Scott, la segunda de este año luego de The Last Duel, busca ser un artefacto de cultura pop, una suerte de Dinastía pero con sede en Italia, con una donna maldita que es el personaje de Lady Gaga, y que termina siendo el recurso pivote para contarnos esta historia. Durante buena parte del metraje de la película, nos adentramos en este mundo entre glamoroso y decadente, a través del personaje de ella. Patrizia Reggiani, hija de un dueño de una flota de camiones, hija única por lo que sabemos, es invitada por un amigo a una fiesta en la mansión de una millonaria, con mucha máscara veneciana y música onda disco, Patrizia, usando movimientos de baile muy Gaga, conoce a Maurizio Gucci, interpretado por Adam Driver, a quien confunde con el barman pero que basta que le nombre su apellido para saber de antemano a quien tiene enfrente. Y no se detendrá hasta perseguirlo y conseguirlo. Estamos ante una mujer fuerte, que sabe muy bien lo que quiere, que busca asesoría en una astróloga de esas de infomerciales de televisión, rol a cargo de Salma Hayek, la que se vuelve su amiga y cómplice hasta el final de su plan.

Y aunque el padre de Maurizio, Rodolfo Gucci (Jeremy Irons), se opone al enlace de su hijo con esta trepadora, la pareja consigue estar juntos, casarse y buscan apoyo en el tío de Maurizio, un delirante y algo caricaturesco Al Pacino en el rol de Aldo Gucci, el encargado oficial de todo este imperio. Porque el papá de Rodolfo vive enclaustrado recordando a su mujer muerta y sumergido en la nostalgia de su pasado como estrella secundaria de cine, pero que no quiere saber mucho del negocio familiar. Es Aldo la cabeza de este grupo, quien tiene un hijo, Paolo (Jared Leto, absolutamente irreconocible pero que regala los mejores momentos del filme), que es una suerte de diseñador de moda frustrado, que lleva unos trajes colorinches vintage que todos miran con cierta burla, y que por lo mismo, nunca es tomado en cuenta por su padre. Algo instigado por Patrizia, Mauricio se gana fácilmente la confianza de su tío, quien lo deja a cargo de los asuntos internacionales de la casa de modas, lo que hace que Patrizia, además de ya estar esperando a su primera hija, viva toda la vida de lujos y comodidades que siempre soñó.

Pero Patrizia se entromete demasiado en los asuntos de la empresa, sus ansias de poder y dinero son demasiado evidentes, cosa que Maurizio comienza a notar y es ahí donde empiezan los roces y las distancias. Comienzan las complicaciones para Patrizia, porque se le aleja el plan de fortuna y lujos que era su principal objetivo. Para peor, Maurizio comienza a ser seducido por una amiga de antaño, Paola (la actriz francesa de la serie de Netflix, Dix per cent, Camille Cottin) y Patrizia estalla en celos, lo que la lleva a tomar una decisión radical.

Durante el transcurso de este metraje de 2 horas y media de extensión, perdimos la cuenta del número de outfits que usa Lady Gaga en toda la película. Es una película sobre una célebre casa de modas y desde ese punto de vista no saldremos defraudados. Con un primer acto un tanto tosco y artificial que no te permite inmediatamente entregarte en la historia, House of Gucci es enjundiosa y excesiva en todo nivel. Incluso en su duración. Una producción a todo lujo, como correspondía en un filme de esta naturaleza, que se sustenta casi enteramente en la figura de Lady Gaga como la gran sostenedora de la historia, la cantante y actriz, usando un acento italiano pero hablando en inglés que más parece ruso, construye un personaje magnético, sobreactuado a ratos pero se lo perdonamos porque se supone que está interpretando a una italiana, que termina siendo la columna vertebral de este filme que encuentra en Jared Leto, al otro personaje que como secundario termina siendo pura luz. No nos extrañemos si logra una nominación al Oscar, porque más allá de la caracterización, su interpretación es notable. Y por último, la música como elemento central. Está Donna Summer, los Bee Gees, Blondie, Eurythmics y tantos otros reconocibles de la época, que mezclados con piezas del repertorio clásico, logran un ejercicio sonoro pop contundente aunque a veces no muy precisos con el timing de la historia.

Y ahí viene la crítica a la dirección. A ratos se nos cruza la duda si realmente Ridley Scott era el realizador más familiarizado con esta historia y con este mundo tan particular, porque al menos durante la primera parte, filma secuencias de manera tosca e inverosímil, que un cineasta con el oficio de Scott extrañamente podría tener. Termina afirmándose y convenciéndonos, sí. Quizás lo artificioso sea una intención a propósito. Con todo, House of Gucci termina siendo un filme que entretiene, que se disfruta por su estética y por lo que escuchamos, excesivo en su duración y algo tosco en su narración, con una Lady Gaga empoderada en el protagónico, un Adam Driver que durante buena parte da la impresión de no saber qué está haciendo en una película como esta y un Jared Leto que nos hace merecer buena parte de esta historia llena de moda, lujos, locaciones soñadas, música disco y un crimen por celos y despecho.

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