Revista Velvet | Viajes: Rotterdam en la mira
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Viajes: Rotterdam en la mira

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Viajes: Rotterdam en la mira

POR equipo velvet | 27 octubre 2025

No es Roma ni París ni ninguna otra ciudad que fascine con sus antiguas construcciones. Es simplemente Rotterdam, un puerto de Países Bajos que luego de su bombardeo en 1940 prácticamente debió volver a nacer y que, gracias a ello, se ha convertido con el tiempo en un referente de la arquitectura contemporánea que vale la pena recorrer.

Texto y fotos Soledad Salgado

El museo Fénix, de MAD Arquitectos, es la sorpresa del año, y su arquitectura agrega puntos extras al conjunto de edificios que, desde hace un par de décadas, ha perfilado a Rotterdam, en Países Bajos, como una ciudad que atrae por su diseño contemporáneo. Osadía y oficio se funden en este museo dedicado a la inmigración, cuya espectacular silueta está coronada por una estructura sinuosa que llamaron “tornado”, como metáfora de los viajes que realizan los migrantes. Inaugurado en mayo, es un imperdible para quienes visitan la ciudad.

Rotterdam ha dejado su estampa portuaria para acoger una serie de volúmenes de diseño actual, como este museo, que la distancian de sus vecinas La Haya o Ámsterdam, cuidades que –pese a su desarrollo inmobiliario– conservan un aire nostálgico. Aquí, el carácter de la ciudad se ha ido moldeando por su nueva arquitectura. El proceso surgió luego de los bombardeos sobre el casco histórico en 1940, en la II Guerra Mundial, e implicó un proceso de modernización que es un emblema de la urbe, a tal punto que algunos la describen como un laboratorio de ideas.

Si bien la ciudad pareciera estar en constante movimiento y suma geniales construcciones año tras año, especialmente desde el cambio de milenio, una de sus más icónicas obras –quizás las más fotografiada– data de 1978: las Casas Cubo, del arquitecto neerlandés Piet Blom.

Inusuales, futuristas, raras, son un conjunto de volúmenes cúbicos de color amarillos, girados en 45 grados y puestos sobre pilares de hormigón. Están habitados, por lo que recorrer sus espacios comunes supone respeto y silencio. Vale la pena ingresar a una de ellas, que fue habilitada como museo.

Desde las Casas Cubo, llamadas Blaakse Bos (“bos” es bosque en neerlandés; Blaakse es el nombre de la zona) porque el conjunto alude a un bosque, se accede al Oudehaven o viejo puerto de Rotterdam. Pero también, luego de cruzar una explanada, se llega al grandioso Markthal, complejo urbano donde se mezclan el ocio, el habitar, la comida y las compras. Su arco, que acoge 228 departamentos, envuelve una plaza llena de vida. Terminado en 2014, es obra de la oficina local MVRDV.

De los mismos autores y a distancia caminable desde allí, en el Museumpark, está el Depósito del Museo Boijmans Van Beuningen (2020). Es como un enorme macetero espejado, donde el visitante se busca en el reflejo para entender que no se trata de una pintura, sino que refleja su entorno, integrándose a él. En lo alto tiene un jardín desde donde se obtienen vistas alucinantes de la ciudad.

Por último, hay que detenerse a admirar el trabajo del premiado Rem Koolhaas y su oficina OMA, que ha contribuido a posicionar a Rotterdam como un sitio de admirable arquitectura. La firma ha sacado aplausos con obras como el Museo Kunsthal, con su fachada vidriada y rampas (remodelado en 2014), o el Timmerhuis, de 2014, un proyecto imponente que asemeja cubos que emergen del suelo y que alberga servicios municipales, oficinas y departamentos. Y, por supuesto, el complejo de torres de

De Rotterdam (la mejor foto es desde el Erasmusbrug , el puente blanco, con tensores), que se terminó en 2013 y ha revitalizado el área del muelle Wilhelminapier. De hecho, es uno de los skylines más potentes de Países Bajos.

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