Rio de Janiero es paisaje, samba y bossa nova. Su espíritu camaleónico la convierte en un “voy y vuelvo” en que cada visita puede tener un estilo diferente. La nuestra fue en plan fitness y wellness, caminamos, trotamos y pedaleamos por cada una de sus inolvidables postales.
“Eu não moro no Rio, eu namoro o Rio”, decía Tom Jobim, el reconocido artista detrás de la música de “Garota de Ipanema”. Y no es necesario vivir en Rio para caer ante sus encantos. A casi cuatro horas y media en avión desde Santiago, esta ciudad balneario es el equilibrio perfecto entre paisaje, relajación y el mundo fitness. Un plato completo para quienes disfrutan del ejercicio y un argumento suficiente para quienes buscan el coraje de empezar a moverse bajo el sol de sus playas. ¿Un itinerario diferente? Sí, pero al estilo de una ciudad que respira deporte desde que amanece hasta la noche.
“QUÉ COSA MÁS LINDA, MÁS LLENA DE GRACIA”
Jobim y Vinicius de Morais inmortalizan una de las playas icónicas de Rio a través de la “Garota de Ipanema”, dos kilómetros de suave arena blanca y una de las preferidas por cariocas y visitantes. El lugar perfecto para tomar el sol y disfrutar del mar, pero también para hacer deporte o simplemente observar la belleza del lugar y de su gente.
“A quien madruga, Dios le ayuda” afirma el dicho que parece haber sido creado en Rio, donde el día comienza rumbo a la playa y la vida sana. Ya sea Ipanema, Leblon o Copacabana, hay tanta gente a las 6.30 de la mañana como verás en la tarde.
Corriendo, surfeando, andando en bicicleta, caminando, jugando futevôlei, haciendo entrenamiento funcional o simplemente mirando. Todas son actividades de las que puedes participar, incluso, hay grupos de yoga que se ubican al final de Ipanema para saludar al sol al amanecer.
Las playas de Rio le dan su toque especial a la actividad física y, a partir de ahí, el día queda a la disposición del itinerario propio. No todos los días se corre por la clásica calle de Copacabana adornada por esos mosaicos blancos y negros tantas veces retratados en los souvenirs y en el álbum personal.
Siempre en ese modo fitness con el que vibra la ciudad, seguimos la máxima de que correr es la mejor forma para conocer un lugar. Pero si el running no es una opción, andar en bicicleta es la alternativa recomendada. Hay disponibles para renta en diferentes puntos de la ciudad, así como también los hoteles ofrecen el servicio. Además, la ciclovía a lo largo de los kilómetros de las playas principales es ideal para recorrer la costa por la mañana.
En plan de dos ruedas, incluso, puedes llegar al segundo lugar más visitado de Rio y el que divide opiniones entre los cariocas cuando se les pregunta por el mejor para recorrer: el Morro do Pan de Azúcar. Desde la cima, la vista es espectacular con panorámicas a las playas de Leme, Copacabana, Ipanema, Flamengo y Leblon, el Corcovado y Cristo Redentor. Insuperable es subir para apreciar desde allí una de las puestas de sol más bellas de Rio de Janeiro, digna de incluirse en el historial personal de viajes.
LAGUNA Y MAR
Otro buen plan es esa caminata que parte en Ipanema y llega a Leblon. Entre los dos puntos suman unos 5 kilómetros y están separa- das por el canal Jardim de Alah, el cual une el Océano Atlántico con la Laguna Rodrigo de Freitas, ese espectacular espejo de agua salada conectada al mar a unos 600 metros metros desde la playa. A su alrededor están algunos de los barrios más elegantes de Rio de Janeiro: Gávea, Jardín Botánico, Laguna, Ipanema y Leblon.
Rodeando las aguas tranquilas de la laguna, cariocas y visitantes practican diferentes deportes, hacen picnics y se relajan en medio de la urbe. Es el lugar perfecto para deportes náuticos como remo y canotaje, disciplinas que se pueden disfrutar y observar a primera hora de la mañana mientras caminas por el lugar, o bien, por la tarde.
Los que prefieren la tierra firme pueden optar por caminar, correr o pedalear los 8 kilómetros que mide el circuito alrededor de la laguna. Y después del esfuerzo, nada mejor que una refrescante agua de coco en uno de los quioscos.
La Laguna Rodrigo Freitas queda a los pies del Corcovado, por lo que también se aprecia el Cristo Redentor, la imagen brasileña más conocida en el mundo.
Ya a los pies del cerro, el Parque Lage encanta a todos con sus 52 hectáreas de puro verde, cultura y arte. Ubicado en la calle Jardín Botánico, es el lugar favorito de los locales enamorados, por lo que recomiendan llevar a la pareja. Además, su exquisito bistró junto a la piscina lo convierten en la parada perfecta.
SPA TIME IN RIO
Después de un día ajetreado al ritmo fit de Rio, un spa que mire al mar podría coronar el itinerario. Con las mejores vistas, a pocos metros de la playa de Leblon y con un servicio exclusivo desde hace casi 50 años, el Shine Spa de Sheraton Grand Rio Hotel & Resort es una parada excepcional en el único resort urbano de Rio de Janeiro.
Situado frente a la paradisíaca Prainha do Vidigal, el hotel cuenta con cuatro restaurantes y un espectacular spa. “El Sheraton Grand Rio Hotel & Resort es un icono por su ubicación privilegiada con acce- so directo a la playa y una vista panorámica desde todas las habitaciones. Además de ser el primer hotel de cadena internacional que se instala en la ciudad”, cuenta Sintia Gomes, gerente general del hotel.
Viendo el mar tropical puedes sentir los beneficios de masajes con técnicas relajantes para disminuir tensiones, aliviar el dolor y estirar los músculos tras el deporte. También hay tratamientos de hidratación, revitalización y eliminación de toxinas. Para sentirse bella y llena de gracia.