Primavera en Viu fue una jornada armada para abrir la viña como casa. Un grupo acotado en Colchagua, la familia Viu presente, la casona de estilo francés como punto de partida y el valle en plena primavera haciendo lo suyo.
El camino entre parras llega directo a la casona blanca, con sus postigos verdes y el jardín muy bien mantenido. Ahí estaban Lorena Viu y su CEO José Miguel Viu, hermanos, junto a su equipo, recibiendo en la puerta con trato cercano y sin ceremonia innecesaria. No fue una actividad más del calendario: se sintió como un día en que la viña baja la formalidad y muestra rincones que no siempre están a la vista.
Antes del almuerzo, Patricio Celedón condujo una cata exclusiva. Más que una clase, fue un recorrido claro por cómo Viu Manent entiende su territorio, sus parcelas y sus líneas de vino. Fue hilando etiquetas, añadas e historias con precisión y sin tecnicismos de más. Copas en mano, parque alrededor y la casona de fondo.
Luego vino un paseo por el viñedo. El recorrido permitió mirar Colchagua desde dentro, con tiempo para fijarse en las hileras de parras, los caminos interiores y ese trabajo de años que sostiene la propiedad. Fue la transición lógica antes de sentarse a la mesa.

La mesa de Primavera en Viu estaba montada al aire libre, bajo árboles, con manteles largos, flores pequeñas y copas listas. El menú de cuatro tiempos, a cargo de la chef ejecutiva Maira Ramos, talentosa y sensible con las hortalizas mostró su fino y delicioso trabajo.
El primer tiempo fue almeja con crudo de pesca, frutillas y cilantro, acompañado por Sauvignon Blanc Secreto 2025. Plato fresco, marino, con un guiño frutal que funcionó bien con la tensión del vino. Buena forma de abrir el apetito con el valle verde alrededor.

Luego llegó un paso vegetal y de textura: habas con puré ahumado de coliflor, cítricos, kohlrabi y yema de codorniz curada, junto a Vibo Punta del Viento 2024. Capas suaves de ahumado, acidez y grasa justa de la yema, sostenidas por un vino que aportó estructura sin volver pesado el conjunto. Ideal para un mediodía largo.
El tercer tiempo fue pesca a la plancha con cremoso de cajú, betarragas, frutilla pickle, albahaca y ajo crocante, maridada con Cinsault Tiny Trials 2024. Probablemente el paso que mejor resumió la primavera en el plato: color, ligereza y un cruce interesante entre el pescado, la cremosidad del cajú y la acidez de la frutilla encurtida. El Cinsault acompañó con fruta nítida y carácter delicado, dejando espacio al plato y a la conversación.

El cierre salado vino con entraña a la parrilla, repollo ahumado, milhojas de papa y chimichurri, servida junto a Viu 1. Brasa bien marcada, carne jugosa, repollo con ahumado claro y una milhojas de papa que cumple el rol reconfortante del final del menú. Viu 1 sostuvo el conjunto con un tinto de peso y trayectoria, muy coherente con la idea de casa.
Para terminar, pavlova con crema en clave pastelera con hojas de higuera y fruta de estación, acompañada por Noble Semillón. Postre liviano y luminoso.

Entre plato y plato, la jornada fue sumando capas: el violín marcando un fondo suave, el servicio moviéndose sereno, y las copas rotando entre distintas líneas que muestran la amplitud del portafolio de Viu Manent. Había espacio tanto para quienes conocen la viña como para quienes la miran por primera vez desde la mesa.
Primavera en Viu termina dejando una idea clara: cuando la familia recibe, el enólogo guía, la cocina se pone en modo estación y el paisaje acompaña, la viña se entiende
mejor. Buen punto de partida para una cita que tiene todo para repetirse cada año en Colchagua.
VIU MANENT WINERY Ubicada en Colchagua
Pionera en Malbec y enoturismo
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