El 99 Restaurante en la Galería CV de Vitacura nos recibió con esa atmósfera íntima que te hace sentir como en la casa de un amigo que ama la cocina. Con un máximo de 14 comensales, la propuesta no es solo sentarse a comer, sino vivir una experiencia única.
Desde el primer momento, se notaba que el equipo estaba en perfecta sintonía. Cami era la única en el salón, moviéndose con soltura, siempre con una sonrisa y una copa lista para acompañar cada bocado. Mientras tanto, en la cocina, Vannya no soltaba el fuego ni un segundo, concentrada, asegurando que cada plato saliera en su punto. Kurt Schmidt y Mathi González se turnaban entre el pase y el salón, compartiendo con los clientes, conversando en un perfecto inglés con su multicultural fanaticada y logrando una atmosfera única.
La cena comenzó con un Bocado de Dama, un panecito con sabor a hogar, de esos que llevan manteca y una pizca de nostalgia. Proveniente de la Panadería La Superior en Franklin, cada mordisco era una añoranza a mi abuela. Acompañado de la clásica mantequilla de hongos y un sour de almendras, junto a esto, una picada de charqui, casi un ceviche de cordillera, trajo frescura con sus toques cítricos y esa cebollita que refrescaba el paladar. El charqui se sentía protagonista, y eso me hizo sonreír.
Un sorbo de chicha en cacho acompañó el primer encuentro, aportando dulzura y una frescura ideal.
El menú continuó con una triada de preparaciones que nos llevó directo a la cocina chilena más profunda. La empanada frita tenía una masa crujiente y de fritura impecable, aunque su relleno se quedó en el misterio. Me encontré preguntándome si era de mariscos, de pino o de qué, pero la calidad de la masa dejaba claro que aquí se cocina con cariño. El arrollado de malaya, en cambio, fue un verdadero acierto. Sabroso, con ese huevito de codorniz que sumaba ternura y me dejaba con ganas de más. Y luego, la chanfaina con tortilla de rescoldo. Aquí, debo ser honesto: la chanfaina, un guiso en base a sangre, no es para todos, y en mi caso, confirmé que no es lo mío. Además, la tortilla de rescoldo no conoció el rescoldo. Me faltó ese toque a ceniza, esa sensación de brasas que tanto disfruto.
El conejo con chicha y hierbas llegó como una sorpresa. La combinación de encurtidos cítricos, la dulzura de las pasas, lo salino del conejo y la frescura de la menta lograron un equilibrio perfecto. Es de esos platos que podrías comer una y otra vez sin cansarte.
Y luego, la trucha de río, mi favorita de la noche. Perfectamente grillada, acompañada de un guiso goloso de porotos burros y una mousse de palta que aportaba frescura y acidez. Una conexión con el valle y sus productos. El Pinot Noir 2022 de Colectivo Mutante fue el maridaje ideal, con su frescura y esas notas de frutas rojas que complementaban a la perfección la grasa natural de la trucha.
La pinza de jaiba, acompañada de un chupe bien logrado, mantuvo la vara alta. La carne del crustáceo era la protagonista absoluta, y el chupe se mantenía en un segundo plano, aportando sin robarse la escena. Aquí, el Chardonnay 2023 de Viña Errazuriz jugó su carta con elegancia.
Pero si hay un plato que quiero volver a probar, es la cazuela de gallina nogada. El caldo enjundioso, era un canto a la cocina de casa. La gallina vieja, esa que ya no pone huevos pero reina en el caldo, aportaba un sabor profundo. Y la marraqueta, pequeña y perfecta, era ideal para sopear. Me encontré sopeando el plato, sin vergüenza, como cuando niño.
El cierre llegó con la entraña caballo con chimichurri, un plato con carácter. La carne jugosa, el chimichurri fresco y la pastelera, aunque pudo tener más textura, cumplía su rol de acompañante. El Cuero de Vaca 2022 de Herrera Alvarado fue un vino interesante, aunque aquí habría preferido algo con más cuerpo, que pudiera pararse firme junto a la entraña.
El broche final fue el enguindado con dulces clásicos, llenos de manjar y un toque de sal de mar que equilibraba todo. Era un regreso a la infancia, una despedida dulce y acogedora.
El nuevo 99 Restaurante es más que un lugar para comer. Es un espacio donde se vive la cocina chilena, Hay un trabajo interesante en la curatoria de vinos, me encantaría verlo de más adelante.
@99_restaurante
Alonso de Córdova 4355. Galería CV, Vitacura
Valor por persona $99.000
No incluye propina