Revista Velvet | Velvet a la carta: Casa Marín, la rebeldía blanca de María Luz
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Velvet a la carta: Casa Marín, la rebeldía blanca de María Luz

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Velvet a la carta: Casa Marín, la rebeldía blanca de María Luz

POR Pablo Schwarzkopf | 07 noviembre 2025

Partimos un sábado tipo 8:30 desde Santiago para llegar con calma a las 10. No era cualquier paseo: íbamos a una de las viñas que más ganas tenía de conocer en terreno. Será por su historia, por su creación o por su emplazamiento casi testarudo frente al mar, pero Casa Marín la tenía pendiente hace rato. Años disfrutando sus blancos, años poniéndolos en mis cartas con orgullo —“esto es Lo Abarca, esto es costa chilena”— y siempre con la misma imagen en la cabeza: María Luz Marín en Europa, con sus botellas, defendiendo su terruño cuando nadie miraba para acá.

Una mujer metiéndose en un mundo de hombres, enólogos, franceses, y diciendo “yo hago blancos finos en Chile y los hago en la costa”. Esa valentía hay que repetirla porque le debemos mucho: gracias a ella hoy podemos hablar de Lo Abarca como origen y no como excentricidad.

Llegar a la viña es entenderlo todo. No es un valle enorme, es campo pegado al pueblo: tierra de lechugas costinas, de frutillas, de ese aire antiguo de Cartagena, pero en la parte trabajadora, la del campo. Y adelante, los cerros con parras mirando al Pacífico. Ese mismo salino que uno siente en el viento aparece después en la copa.

Hicimos el recorrido por la bodega, que sigue siendo pequeña y artesanal, pero tremendamente bien equipada: mucho acero inoxidable, buen manejo, todo muy limpio y en escala humana. Y ahí vino la parte que más esperaba: la degustación. Pasamos por rieslings, por los sauvignon blanc y por el sauvignon gris que es, para mí, el más rico de todos. Lo que me gusta de Casa Marín es que, desde la línea de entrada, ya hay elegancia, nervio y crocancia. Son vinos que te tomas rápido porque están vivos, porque tienen acidez y porque son distintos. No son los más baratos ni los que están siempre en góndola, pero justamente por eso se sienten como un lujo chileno bien hecho.

Hoy la viña ofrece tours con degustación; el restaurante está cerrado —lo usan para eventos y degustaciones especiales—, pero el espacio está ahí: sala de madera, barra larga, luz rica, todo muy acogedor, muy casa de campo costera. Es un lujo ir a tan pocos minutos de Santiago y beber, sin exagerar, uno de los mejores blancos de Sudamérica. Y si queda tiempo, el plan es redondo: se baja al pueblo, compra huevos, lechugas, se lleva botellas y almuerza en el siempre contundente y folclórico El Sauce, famoso por su chancho. Paseo completo.

Mientras nosotros paseamos por Lo Abarca con copa en mano, en Inglaterra acaban de nombrar a Casa Marín “Mejor Productor de Chile” en el Wines of Chile Report 2025 que hacen los Masters of Wine Susie Barrie y Peter Richards. Ellos prueban los mejores vinos de las principales viñas chilenas todos los años y este 2025 la viña de María Luz quedó arriba de todas. Y ojo: el año pasado el mismo informe había elegido a Felipe Marín como “Mejor Enólogo de Chile”. O sea, no es accidente, es consistencia. 

Los puntajes hablan solos y, por mencionar algunos:

  • Syrah Miramar 2015 – 98 puntos
  • Sauvignon Blanc Cipreses 2024 – 97 puntos
  • Riesling Miramar 2024 – 94 puntos

Y en su podcast Wine Blast la llamaron “The Royalty of Chilean Wine”, “la realeza del vino chileno”. Tal cual. Porque hace 25 años se instaló en un lugar extremo, porque hizo vinos blancos de nivel cuando nadie lo hacía y porque hoy su familia mantiene esa vara.

Felipe lo dijo muy claro: este premio es a la filosofía de su mamá y al equipo, y lo más difícil no es sacar cosas nuevas, lo más difícil es mantenerse arriba tantos años. Jamie Verbraak, gerente comercial, lo complementa: llevan 23 cosechas, ya ganaron en 2010 el mejor sauvignon blanc del mundo, y aun así ahora vuelven a estar arriba. ¿Por qué? Porque innovaron también en cómo venden: se asociaron con Clos de Luz, subieron 25% las ventas en Chile y Latinoamérica, y hoy están cerrando una alianza con Bodega Durigutti de Mendoza. “Es momento de unir fuerzas, no de competir”, dijo ella. Eso también habla de una viña que entiende su tiempo y, aun más, me pone contento saber que mi gran amigo y un maestro del mundo del vino Coco Peralta es parte de este tremendo equipo.

Y lo que viene es mejor: en 2026 quieren reforzar la hospitalidad —alojamiento, paisajismo y gastronomía propia— para que Casa Marín sea un destino completo, coherente con el vino y con la historia de familia.

Dónde. Camino Lo Abarca s/n Cartagena, Valparaíso, Chile.
Reservas. Visitas y degustaciones por la web www.casamarin.cl
Para llevarse. Sauvignon Blanc Cipreses, Sauvignon Gris, Riesling, Pinot Noir costero, podría decir que todos!
Para cerrar el día. Almuerzo en El Sauce y una caja de Casa Marín en el auto.

@casamarinwinery

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