Un cambio de país, de rutina y de proyecciones. Así resume Vale Ortega el momento vital que atraviesa tras cuatro meses instalada junto a su esposo y sus dos hijos en Inglaterra, específicamente en la ciudad de Shrewsbury. Lejos de tratarse de una experiencia transitoria, la periodista plantea este proceso como una decisión pensada a largo plazo, con foco familiar y emocional.
En conversación con Página 7, Vale Ortega fue clara al describir cómo visualiza su presente y futuro en el Reino Unido. “Por ahora nos proyectamos acá, no tengo pasaje de vuelta. No es como que me quedo acá 2, 3 años y después vuelvo, no. Mi plan es quedarme acá“, afirmó.
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Ese horizonte se refuerza con el bienestar que observa en su entorno cercano. “Jon (su esposo) está muy contento y tranquilo porque está en casa de sus papás. Estamos también viendo la posibilidad de comprar una casa, así que ha sido interesante, entretenido. No cambiaría por nada vivir acá porque es increíble”, agregó.
Uno de los factores clave en esta nueva etapa ha sido el acompañamiento familiar. Ortega destacó especialmente el rol de sus suegros, quienes han sido un apoyo constante en la crianza. “La verdad es que eso lo hace un poco más fácil. Acá igual estoy haciendo amistades, tengo grupos de amigos, entonces hace que uno se sienta menos sola”, explicó.
Más allá de los cambios logísticos, la comunicadora enfatizó que el eje de todas las decisiones actuales son sus hijos. “Que estén bien, que vayan al colegio, al jardín, que estén creciendo bien, que tengan amigos. Que la parte de salud y salud mental de ellos esté bien, y creo que con eso hemos andado súper”, sostuvo.
Esa preocupación también se tradujo en una participación activa en el entorno escolar. Ortega contó que se integró al centro de padres del colegio. “Te obligan a ir a dejarlos constantemente y conocer a otros papás. Me sumé a ese equipo o comité del colegio. Soy como la secretaria. No sé por qué me ofrecí, pero me ofrecí nomás”, relató.
Según explicó, involucrarse en la vida escolar ha tenido un impacto positivo tanto para ella como para sus hijos. “Es súper bueno, porque de alguna forma igual estoy metida en las cosas del colegio. Y a los niños les encanta eso también. Les gusta ver a sus papás involucrados en eso, así que desde ese punto de vista todo bien“, concluyó, sellando un balance marcado por la estabilidad, la adaptación y una clara decisión de echar raíces.
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