Han pasado más de tres décadas desde la muerte de Freddie Mercury, pero la leyenda que rodea al vocalista de Queen sigue creciendo. Esta vez, lo hace con una revelación que remece el relato oficial: una mujer británica, identificada como B, asegura ser su hija biológica.
La historia fue dada a conocer en Love, Freddie: Freddie Mercury’s Secret Life and Love, la nueva biografía escrita por Lesley-Ann Jones. Según extractos publicados por el Daily Mail, B, hoy de 48 años, habría nacido en 1976 fruto de la relación entre Mercury y la esposa de uno de sus amigos cercanos. Una historia que coincide con el fin de su compromiso con Mary Austin, y que, según relata la mujer, fue mantenida en secreto por respeto y lealtad al artista.
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“La madre, de confesión católica, no quiso abortar”, detalla el libro. Y desde su nacimiento, afirma B, Freddie fue parte activa de su vida: “Freddie Mercury fue y es mi padre. Tuvimos una relación muy cercana y amorosa desde mi nacimiento y durante los últimos 15 años de su vida”, asegura.
Según su testimonio, el cantante la “adoraba” y le era “devoto” incluso durante sus años de mayor exposición pública. “Las circunstancias de mi nacimiento pueden parecer, según los estándares de la mayoría, inusuales e incluso escandalosas. Pero eso no debería sorprendernos. Nunca le impidió comprometerse a amarme y cuidarme. Me valoraba como a un tesoro”, explica.
Durante su infancia, B vivía con su madre y su padrastro, pero recibía con frecuencia la visita de Mercury. Él le había reservado una habitación para facilitar sus encuentros, y cuando las giras o las grabaciones lo alejaban, la llamada diaria era una promesa cumplida.
El círculo que conocía este vínculo fue reducido: los padres y la hermana de Mercury, Kashmira; su excompañera Mary Austin; y los miembros de Queen, Brian May, Roger Taylor y John Deacon. Nadie más.
“Es hora de dejar hablar a Freddie”, dice B. “Quienes sabían de mi existencia guardaron su mayor secreto por lealtad a él. El hecho de que haya decidido contar mi historia en la mitad de mi vida es una decisión únicamente mía”, añade, aclarando que su testimonio no surge de la presión, sino de la voluntad de poner fin a “más de tres décadas de mentiras, especulaciones y distorsiones”.
Lejos de buscar fama o compensaciones económicas, la supuesta heredera insiste en que su intención no es obtener “ni dinero, ni reconocimiento”. Trabaja actualmente como profesional de la salud en Europa, es madre de un hijo y afirma haber heredado parte de la fortuna de Mercury mediante un “acuerdo legal y privado”. Aun así, prefiere mantenerse fuera del foco público.
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Pero hay un gesto que, según ella, lo cambia todo: “Me confió su colección de diarios privados, a mí, su única hija y pariente más cercano, como un registro escrito de sus pensamientos, recuerdos y sentimientos más íntimos sobre todo lo que vivió“, revela.
Lesley-Ann Jones, autora de la biografía, reconoce que al principio dudó de la historia. Pero después de tres años y medio de trabajo conjunto, sin que B solicitara nada a cambio, sus dudas se disiparon. “Nadie podría haber fingido todo esto. ¿Por qué habría trabajado conmigo durante tres años y medio sin pedir jamás nada?“, se pregunta la periodista. Así, la figura de Freddie Mercury nos recuerda que incluso las leyendas tienen secretos.
