Revista Velvet | Un viaje al fin del mundo: Navegar por los fiordos patagónicos
Tendencias

Un viaje al fin del mundo: Navegar por los fiordos patagónicos

Un viaje al fin del mundo: Navegar por los fiordos patagónicos
Tendencias

Un viaje al fin del mundo: Navegar por los fiordos patagónicos

POR equipo velvet | 15 septiembre 2024

Por Pilar Duque

Navegar por los fiordos patagónicos a bordo del Crucero Australis es una experiencia inolvidable, donde la inmensidad de la naturaleza prístina te lleva a conectar, al mismo tiempo, con lo esencial y con la eternidad.

Viajar a bordo del Australis es sumergirse en una experiencia que despierta todos los sentidos. Desde el primer momento, el paisaje imponente de la Patagonia se despliega ante los ojos, con montañas inhabitadas y glaciares inmensos que salen serenamente al encuentro de un mar en constante movimiento. Este crucero de cuatro noches no sólo revela la grandeza de la naturaleza, sino que también nos recuerda lo diminutos que somos frente a su majestuosidad.

Desde el check-in en el Muelle Prat de Punta Arenas hasta el arribo a Ushuaia, la ciudad argentina más importante de Tierra del Fuego, estas cuatro noches a bordo son mucho más que un recorrido por los confines de la Patagonia, Estrecho de Magallanes y Canal Beagle. Navegar bajo la imponente mirada de los colosos de hielo que pueblan la Avenida de los Glaciares y conocer las tierras de los extintos nativos canoeros yámanas, es también un viaje por el tiempo con un horizonte de eternidad.

La calidez en medio del austral paisaje está dada por el contacto humano que ofrece esta experiencia. Uno de los momentos más memorables del viaje fue conocer al Alcamar (oficial de la Armada chilena) y su familia, quienes deben vivir durante un año en Cabo de Hornos, el último rincón de tierra antes de la vasta extensión del océano y la Antártica. La familia, compuesta por padre, madre, hija e hijo, es la única que habita en este entorno remoto y desafiante con una felicidad, patriotismo y gratitud que conmueven profundamente. Su hospitalidad y alegría ante la inmensidad del fin de mundo fueron inspiradoras.

A bordo, la diversidad de los pasajeros es otro de los encantos del viaje. Personas de todos los continentes se distribuyen por las cinco cubiertas del barco, creando una atmósfera cosmopolita. Durante nuestro viaje, nos hicimos amigos de un grupo de españoles de edad de nuestros padres, lo que añadió un toque especial a nuestra travesía. Compartíamos almuerzos y cenas con ellos, disfrutando de conversaciones animadas que hicieron que cada comida se sintiera como un festín familiar.

Recorrer kilómetros frente a la naturaleza majestuosa, imaginando que estas tierras permanecen tal como fueron habitadas por indígenas yámanas hace cientos de años, fue una experiencia profundamente remecedora.

Australis se propone, además, ser una experiencia transformadora que invita a generar el mínimo impacto en el entorno. Un turismo no invasivo para seguir mostrando al mundo lo prístino de uno de los últimos rincones de la tierra se manifiesta en medidas como higienizar los zapatos en cada descenso y abordaje, excursionar sobre senderos de madera y otras instalaciones de bajo impacto para proteger los ecosistemas. Por supuesto, durante los desembarcos en el territorio está prohibido fumar y no se debe generar basura que quede en el lugar.

La apuesta por la sustentabilidad es una invitación a que el paso de los humanos sobre estas tierras sea tan imperceptible como tan palpable es el silencio absoluto que nos recibe; sin duda, un silencio que llega al alma y emociona. Este entorno de naturaleza virgen, junto con el crujido de los glaciares desprendiéndose y cayendo al mar, ofrece una conexión directa con la fuerza y la serenidad de lo que es realmente esencial.

El avistamiento de fauna fue otro de los puntos culminantes del viaje. Pingüinos, ballenas y cóndores se mostraron en toda su magnificencia, volando estos últimos a sólo metros de nuestras cabezas. La vegetación también era notable; los árboles bajos y con hojas pequeñas, adaptados al fuerte viento patagónico, añadían un toque único al paisaje.

DELICIAS GASTRONÓMICAS A BORDO

La experiencia culinaria que ofrece el crucero es digna de mención. Cada comida era un festín de sabores locales e internacionales. Desde entradas hasta postres, acompañados de excelentes vinos chilenos y argentinos, cada plato estaba preparado con ingredientes frescos y de la mejor calidad. La cocina del barco fusiona ingredientes locales con sabores globales, destacando productos únicos como la merluza austral, el cordero magallánico y el salmón ahumado de Puerto Natales.

Su carta gastronómica refleja la historia y los paisajes de la Patagonia. Los ingredientes locales, como la merluza austral y el cordero magallánico, se combinan con técnicas culinarias de todo el mundo para ofrecer platos que son un verdadero deleite para el paladar. Cada día, los pasajeros pueden elegir entre tres platos principales, incluyendo siempre una opción vegetariana, para acompañar con vinos cuidadosamente seleccionados. El servicio a bordo –otra vez el factor humano en medio del paisaje inhabitado– es otro aspecto que destaca en la experiencia.

La tripulación se asegura de que cada pasajero se sienta especial, compartiendo momentos inolvidables después de cada excursión. Con las espectaculares vistas que la Patagonia chilena tiene para ofrecer, navegar a bordo del Australis es más que un viaje; es una experiencia que queda grabada en la memoria y el corazón.

 

Te puede interesar