Grace Victory, Youtuber británica, describió en primera persona cómo superó la gran prueba que la puso entre la vida y la muerte. A sus 31 años tomó una difícil decisión para salvar la vida de su guagua y la de ella.
Los médicos le daban un 5% de probabilidades de superviviencia luego de sufrir un paro cardíaco. Pero la influencer de 31 años pudo superar la adversidad y revela las lecciones que aprendió.
Grace tenía siete meses de embarazo cuando comenzó a sentirse mal. Era diciembre de 2020 y su hijo Cyprus nacería en febrero. “Fui al hospital y mis niveles de oxígeno estaban realmente bajos. Pedí a los médicos dar a luz y mi bebé nació por cesárea de emergencia, en Nochebuena”, relata la Youtuber. “Mi intuición lo salvó y creo que luego me salvó a mí. Luché y luché para volver a verlo”, confiesa.
La joven británica estaba muy enferma de coronavirus, y el parto prematuro fue la única opción para salvarlos. “Cuando pienso en el parto, no siento que fuera traumático en absoluto. Fue muy tranquilo, muy relajado, y recuerdo haber tocado brevemente a mi bebé. Entonces concluyeron que necesitaba cuidados intensivos”.
Pero eso no sería todo y mucho menos bastaría para recuperarse. “El 26 de diciembre acepté que me pusieran en coma. Recuerdo a mi pareja Lee llorando y no podía entender por qué. Estaba confundida y no me daba cuenta de lo grave que era la situación”.
Victory asegura que durante el coma le parecía estar en “un sueño muy largo y extraño”. Y asegura haber visto “una luz verde y cosas espirituales, y tuve una conversación con Dios. Volaba. Y volé hasta Malasia en un momento”, recuerda.
Sin embargo, las complicaciones continuebana. “Después de un mes tuve un paro cardíaco y me explicaron que en realidad estuve muerta durante cinco minutos”.
Y agrega que cuando despertó en marzo, quienes la atendían le dijeron: “Eres, literalmente, nuestro milagro. Se hablará de ti durante los próximos años porque no deberías estar viva”. “Creo que la razón por la que estoy aquí es que muchas personas oraban por mí; todo el mundo en las redes sociales, y mis amigos y familiares”.
Por más increíble qe parezca, no sufrió daño cerebral. “Me sentí como un milagro durante aproximadamente un mes”. Pero luego vendrían las sombras de lo ocurrido. “La realidad de lo que había pasado me golpeó; el puro trauma de esa realidad”. “Me di cuenta de que tenía que aprender a caminar de nuevo y pensé: esto es una broma. Y me sentía muy culpable por no estar allí para Cyprus. Sé que lloraba por mí”.
Aquellos primeros meses de Cyprus son desconocidos para Grace y lo lamenta. “Todavía siento dolor por las primeras etapas de Cyprus: su primera sonrisa, su primer llanto, su primer baño… todo eso lo extrañaba. No pude amamantarlo. La gente siempre me dice que él no lo recordará, pero yo sí lo recuerdo”.
“Solo me permitieron verlo una hora mientras aún estaba en cuidados intensivos. Ver cómo lo cuidaban desde el hospital por FaceTime fue muy difícil. A Cyprus no lo sentía mío. Yo estaba muy débil, todavía me alimentaban con un tubo y me preocupaban los gérmenes, así que no quería besarlo”.
“Pero cuando me trasladaron a un hospital de rehabilitación en Hillingdon comencé a sentirme como una verdadera madre. Tenía mi propia habitación y me lo traían todos los días de 2 a 8 de la tarde. Podía cambiarle el pañal, darle de comer y estábamos constantemente en contacto, piel con piel”.
Grace solía trabajar con niños, por lo que sabía cuán importantes son esos primeros meses para ambos. “Podría haber sufrido algunos problemas de apego, pero es un verdadero niño de mamá”.
Los médicos quedaron asombrados con su recuperación. “La cicatriz de mi traqueotomía no se ha curado muy bien, pero los médicos dicen que tiene arreglo. Mi voz es ahora mucho más ronca, pero no me molesta”. “Mentalmente, sin embargo, he necesitado mucho apoyo. De hecho, ahora estoy en un momento espiritual en el que estoy bastante enfadada con Dios y me siento un poco desconectada”, confiesa.
“Por lo que he pasado y visto sé que el mundo de los espíritus es real, pero no puedo negar la ira y la confusión que siento. Estoy en paz con lo que pasó, pero no lo estoy con lo duro que ha sido”.
La británica afirma que morir y regresar no fue difícil para ella. “Crecí en un entorno de violencia doméstica, por lo que sobrevivir no es una experiencia nueva. Pero vivir, y aprender a vivir de nuevo en este último año, ha sido mucho más difícil que estar en el hospital”.
“Me sucedió el peor de los escenarios de covid y es muy improbable que eso vuelva a pasar. Me siento fuerte y saludable y ya no pienso en el covid. Pienso que no puedo vivir con miedo. Regresé de entre los muertos; de qué sirve si voy a vivir con miedo”.
“La terapia ha sido mi salvavidas. Sin ella no podría vivir, ha sido mi columna vertebral. Poder procesar las cosas con alguien, tener ese apoyo, es algo que realmente recomiendo”.
Actualmente Grace Victory disfruta de la maternidad y comparte las buenas nuevas. “Cyprus es el mejor niño de la historia y estamos muy emocionados, porque estoy embarazada otra vez y en octubre daremos la bienvenida a la familia a una niña”.
Y asegura que esta experiencia la cambió la forma de vivir. “Antes trabajaba mucho. Estaba acostumbrada a la cultura rutinaria de ser de clase obrera y que me dijeran que tenías que trabajar muy duro para lograr cualquier cosa. Pero ahora mis prioridades han cambiado. Ahora solo quiero ser una madre presente. Mis relaciones están antes que el trabajo”.
Además, con su profunda y traumática experiencia, pretender ayudar en el futuro. “Me encantaría ir a hospitales y cambiar pequeñas cosas para los pacientes. Por ejemplo, no tienen productos para pelo negro y, aunque estaba en mi lecho de muerte, eso me molestó”.
“Ahora estoy más en sintonía con mi cuerpo y soy mejor estableciendo límites y confiando en mí misma. Toda esta experiencia me ha enseñado mucho y sin ella no habría cambiado mi vida, así que tengo que estar agradecida”, concluye.