El sonambulismo es una alteración del sueño que suele presentarse durante la primera fase de su intento. Es decir, cuando recién estamos contando las primeras ovejas. Y para María Andrea Quintero, psicóloga infantil, “se trata de episodios en los que el niño se levanta de la cama con la mirada fija y en blanco, y camina sin ser consciente de lo que está haciendo o de aquello que le rodea. Aunque permanezca con los ojos abiertos, pueda hablar o responder preguntas sencillas, el menor no está conectado cerebralmente con lo que está sucediendo”.
Pese a que se desconoce el origen biológico del sonambulismo, se cree que puede estar determinado por la inmadurez en el desarrollo u ocasionado por alteraciones en el sistema nervioso central del niño. Pero por otro lado, existe un factor hereditario que podría ser el culpable.
¿Es una enfermedad?
La psicóloga infantil aclara que el sonambulismo no es una enfermedad, sino que se trata de un trastorno del sueño que puede prolongarse incluso por más de media hora, donde “el sonámbulo puede realizar tareas complejas como abrir puertas, sacar alimentos del refrigerador, comer e incluso salir de la casa. En otros casos, el niño sólo se sienta en su cama y se vuelve a dormir”.
Actualmente, las alteraciones del sueño en la población infantil son recurrentes entre los niños de 3 a 10 años. “Desde mi óptica profesional hay una alta incidencia en la exposición del niño a aparatos electrónicos (tablets, videojuegos, teléfonos móviles o televisión) previa a las horas de sueño, influyendo en lograr un sueño verdaderamente reparador. El cerebro del niño se encuentra sobreestimulado, circunstancia que le imposibilita consolidar un sueño profundo”, explica.
Recomendaciones frente al sonambulismo